Archivo El Litoral Diego Maradona y Leopoldo Jacinto Luque en un duelo entre Boca y Unión.
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Leopoldo Luque nació el 3 de mayo de 1949 en Santa Fe en el seno de una familia humilde: padre, madre y seis hijos. Y de chico parecía decidido seguir el legado de su papá, que también se llamaba Leopoldo Jacinto y era ciclista federado. Hasta que conoció la pelota.
Archivo El Litoral La enseña patria tiene su lugar en las plazas principales de todo el país. Ese es el punto en el que los ciudadanos se reúnen cada 20 de junio para rendirle homenaje.
Leopoldo Jacinto Luque en fotos de El Litoral
"A mí me mandaba a entrenar ciclismo por un circuito de la costanera de Santa Fe, pero un día pasé por un seminario y estaban los curitas jugando a la pelota. '¿Querés jugar?', me invitó uno. Estaba con zapatillas de ciclista, era más chico que ellos, pero me las arregle bien y a partir de ahí me invitaron siempre", contó en una entrevista.
Estuvo muy cerca de dejar el fútbol e irse de camarografo a canal 13 de nuestra ciudad. Pero el destino de un avión demorado le jugó a su favor en un partido amistoso que tenía que afrontar Unión en Santa Fe.
En febrero de 1975 se estaba por jugar un amistoso entre Unión de Santa Fe y Patronato de Paraná. El técnico del club santafesino era el “Toto” Juan Carlos Lorenzo, que venía de dirigir en Europa. Esa noche, estaba previsto el debut de varios jugadores, entre ellos el “Loco” Hugo Gatti y Victorio Nicolás Cocco, que había sido campeón con San Lorenzo. El avión de Cocco iba a llegar sobre la hora, de modo que Lorenzo le reservó la camiseta número 10. Pero finalmente el jugador no pudo llegar. De modo que el “Toto” debió confiar en un integrante del plantel que hasta entonces no había sido siempre titular. Era Leopoldo Jacinto Luque. Empezó el partido y Luque la “rompió”, hasta metió dos goles. Al final, Lorenzo lo abrazó y sentenció su destino. Le dijo: “Flaco, si usted me hace caso, va jugar en la selección”.
Tuvo un semestre extraordinario en el 75. Unión peleó arriba, fue la sensación del torneo y Leopoldo tuvo su noche gloriosa el día del Rodrigazo. Unión le cedió la condición de local a River y fue a la cancha de Vélez a ganarle 2 a 0. Mastrángelo y él fueron los autores de los goles; el Loco Gatti rubricó aquella noche histórica, en un estadio abarrotado y expectante por los 18 años de sequía de títulos que traía River, atajándole un penal nada menos que al Beto Alonso. El final del Metropolitano empezó a darle la razón al Toto Lorenzo: River lo compró en una cifra récord y jamás pagada por un equipo del fútbol argentino, ni siquiera cuando Central compró al Matador Kempes a Instituto, un par de años antes. Ya Menotti lo había convocado para una selección de Santa Fe que jugó el Sudamericano de ese año. Pero el pase a River fue decisivo –porque se transformó en un goleador implacable- para que el Flaco le diera la “9” de la selección.
Desde aquella noche del amistoso ante Patronato a la consagración mundial, apenas pasaron tres años. Fue el tiempo que Leopoldo tuvo que separar entre la incertidumbre de no saber si podría jugar en Primera, a la gloria eterna.