Clima de fiesta en las tribunas, en buena parte correspondido adentro de la cancha. Además y como para que las emociones fluyan rápidamente, Messi abrió el partido a los 13 minutos a su estilo, con “caño” incluido y colocando la pelota lejos del alcance de Lampe. Allí pareció desmoronarse ese esquema defensivo de cinco hombres que puso Farías, con tres volantes en la zona central de la cancha y Martins con Vaca arriba tratando de “pescar” algún descuido defensivo argentino. Fue todo nuestro desde que empezó el partido y se debió liquidar en ese primer tiempo porque las posibilidades no escasearon.
Argentina entró suelta y decidida desde el mismo arranque del partido. Paredes y De Paul atrayendo siempre la pelota a sus pies, Di María y Molina asociándose por el sector derecho y el Papu Gómez intentando lo mismo por el otro sector junto con Acuña. Messi suelto y Lautaro metido en esa barrera de defensores que pretendió imponer Farías.
Tenés que leerCon Messi como figura, Argentina goleó a Bolivia La obra maestra de Messi fue la pincelada letal de jerarquía. Argentina marcó diferencias de calidad, de juego y también de velocidad. Parecían muy lentos los bolivianos en comparación con los nuestros. Y a veces, esa intención de dinamizar el juego lo hizo caer en apuros. Pero era necesario jugar así, porque la diferencia de velocidad lo podía llevar indudablemente a la creación de situaciones de peligro. Un gol anulado a Lautaro por clara posición adelantada (excelente pase con el empeine de Di María, de muy buen primer tiempo), una gran jugada de Messi con certero pase a un Lautaro que abrió demasiado el pie para enviar la pelota cerca del poste izquierdo y un remate de Messi que se fue apenitas afuera, dieron la pauta de que el 1-0 con el que se fueron al descanso era mezquino para la selección de Scaloni, pese a que un doble error defensivo con pases equivocados de Paredes primero y de De Paul después, le permitieron a Vaca contar con una aislada situación de peligro para un Musso casi inactivo.
Tenés que leerLa emoción de Messi tras la victoria: "Busqué hace mucho esto, lo soñé y gracias a Dios se me dio" Y tenía que ser la noche de él. Tocado por la varita mágica, Messi quiso que con el parche de campeón de América y en la noche de la vuelta del hincha al estadio, se convierta en record de América. A los 19 minutos del complemento, cuando el equipo se había tomado un recreo y los bolivianos, sin inquietar casi nada, se animaban a dividir un poco la posesión de la pelota, Messi armó una doble pared con Lautaro que terminó con una definición de derecha ante Lampe para marcar el segundo. Y en el final, cuando el partido se extinguía, llegó el tercero, bien ubicado para recibir el rebote de Lampe tras un lindo remate de Paredes y convertir el tercero de su cosecha y del partido.
Show de Messi en las Eliminatorias
Esta actuación de 10 puntos de Messi fue la socia perfecta de una noche en la que Argentina marcó las claras diferencias de jerarquía que hay entre ambas selecciones. Inclusive, los cambios no bajaron la intensidad. Todo lo contrario, los dos Correa y Nicolás González le agregaron frescura y explosión a un ataque que terminó convirtiéndose en una pesadilla para los bolivianos, que parecían siempre muy lentos ante una selección nacional encendida.
Posiblemente el apuro, el contagio por esas ganas de demostrar ante la gente el por qué de ese título logrado en el Maracaná y que se postergó por tanto tiempo, hizo que se pasara a veces de revoluciones. Messi se lo marcaba a sus compañeros, tratando de juntarse y tocar en corto, aún sabiendo que lanzados en velocidad, cualquiera podía superar a los rivales. Así, por ejemplo, llegó una jugada que fue electrizante pero por la gran cantidad de toques, la del segundo gol, que echó por tierra cualquier posibilidad o intento boliviano de emparejar algo que fue total e indiscutiblemente favorable a Argentina de principio a fin.