El Litoral / LaNacion.com
La joven de 20 años impidió a la estadounidense alcanzar su 24° título en torneos grandes. Williams fue penalizada y advertida en varias oportunidades por su mala conducta durante el juego. Osaka jugó con aplomo y no desaprovechó la oportunidad: se impuso 6-2 y 6-4.
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No es lo habitual lo que pasó. Allí está Naomi Osaka, flamante campeona del US Open. A los 20 años, acaba de ganar el torneo más trascendente de su todavía incipiente carrera. En la final le ganó con pleno merecimiento a Serena Williams por 6-2 y 6-4, y le impidió a la exnúmero 1 del mundo conquistar de una vez su 24ª corona de Grand Slam.
Pero el desenlace de la final femenina fue caótico, volcánico, con la legendaria Serena a nada de ser descalificada por su comportamiento, luego de varias discusiones con el umpire portugués Carlos Ramos, que le descontó primero un punto, y luego un game. El último paso de violación del código de conducta, la descalificación, no llegó por muy poco.
Sorprendió Osaka con un primer set cercano a la perfección. Aplomo y contundencia para marcar diferencias con un juego agresivo y certero. Claramente, la defensa es un punto débil en Serena, y la japonesa se lo hizo sentir con ataques que desbordaron a la múltiple campeona. Le costó un buen rato hacer pie a la menor de las Williams, que recién pudo empezar a emparejar el desarrollo en el segundo set. En un cuarto game a puro bombazo de un lado y del otro, Serena consiguió quebrar y ponerse 3-1.
Pero de inmediato, la estadounidense perdió su servicio y quedó 3-2. Ya había recibido un warning (advertencia) por coaching (recibir instrucciones de su entrenador), y Ramos decidió aplicarle un punto de penalidad, por lo que luego del descanso Osaka empezaría sacando 15-0. Serena perdió la cabeza y empezó a discutir con Ramos: "No hice coaching, no lo hice, nunca hice trampas en mi vida. Cada vez que juego acá hay problemas. Me debés unas disculpas".
Osaka pasó de perder 1-3 al 4-3. Al levantarse de la silla, trató de "ladrón" a Ramos, que respondió con una game de penalidad: Serena pasaba a perder 5-3.
Desesperada, Serena rompió en llanto mientras ingresaban las principales autoridades de conducta, el referí del torneo, Brian Earley, y la supervisora del WTA Tour, Donna Kelso. La menor de las Williams se desahogó, pero ya no había vuelta atrás para la determinación de Ramos. Serena volvió a jugar, ganó su game, pero no pudo en el siguiente juego, donde Osaka cerró con determinación la final, en medio de un abucheo impresionante.