Por Tomás Rodríguez
Lo logró en apenas tres rounds, fue por abandono y "Pelusa", por entonces la mujer de Carlos, le pidió de regalo una peluca italiana.
Por Tomás Rodríguez
En una notable actuación, el campeón mundial de boxeo de la categoría mediano, el argentino Carlos Monzón (72,300 kilogramos) venció por abandono en el tercer capítulo a Nino Benvenuti (72,572), de Izola, Eslovenia, el 8 de mayo de 1971, hace exactamente medio siglo.
En una de las peleas de semifondo, el santafesino Hugo Mauricio Bidyerán ganó en el primer asalto por K.O. al local Antoine Pinot, a quien ?previamente- había enviado a la lona en dos ocasiones.
El jurado designado eran el argentino Víctor Avendaño (en doble función), Arthur Mercante (Estados Unidos) y Domingo Caravallese (Italia), quienes no pudieron emitir sus fallos, debido al desenlace del encuentro.
Entre los asistentes, se observó en la primera fila del ring-side al príncipe Rainiero, a su izquierda la hija mayor, princesa Carolina y a la derecha su hijo Albert. Más atrás, Alain Delon, acompañado de Mireille Dar y de Renato Salvatore ("Rocco y sus Hermanos"), esposo de Annie Girardot; David Niven y la cantante Tamie; el pintor Bernard Bufet. Además de Leonardo Barujel, Palito Ortega, Oscar Natalio "Ringo" Bonavena y su esposa Dora; el ex futbolista y DT argentino, Yiyo Carniglia, Cacho Fontana, Horacio Ferrer y Héctor García Miranda, un compatriota radicado en París desde hacía 11 años, director del conjunto folclórico "Los Calchaquíes", entre otros.
El Ente de Turismo de Mónaco anunció que hubo una pérdida de 15.000 dólares; el ring-side estaba lleno, pero las plateas de los costados mostraban amplios claros.
El primero en ingresar al ring del "Louis II" de Mónaco, en el número 7 de la avenue des Castelans, en la comuna de Fontvielle, en el centro del estadio monegasco, construido en 1939, fue Nino Benvenuti, con bata blanca y pantalón dorado; luego lo hizo el campeón mundial de peso medio, Carlos Monzón, con bata turquesa y pantalón azul con vivos blancos. Un corpulento filtro pretendió impedir el paso de Rubén González, pero la intervención de Brusa le permitió al "sparring" acompañar al monarca al rincón.
Hubo sorpresa al iniciarse la pelea, porque Benvenuti apareció agresivo, rápido, inteligente; en tanto, Monzón se mostró duro, trabado, vacilante; Nino sonreía en actitud ganadora, como queriendo quitar la imagen previa, especialmente la que mostró en el acto del pesaje, allí con los hombros caídos, la mirada opaca, mostraba un cansancio espiritual hacia quimérica cualquier ilusión.
Benvenuti sonreía, sabía que el duende trágico de Roma del año anterior flotaba sobre ese cuadrilátero como aliado del santafesino y él quiere ahuyentar, tres minutos muy parejos, quizás con algunas ventajas para el "Niño Bonito".
Otro Monzón apareció en el segundo capítulo y al propio tiempo, otro Benvenuti. La zurda mortífera del argentino que va en cross, que se incrusta en el hígado de su oponente, Nino ya no sonríe? Una caída, tan sólo es el prólogo del final?
Al comenzar el tercer asalto, Monzón empieza a ganar el encuentro y a los 40 segundos termina destrozando al natural de Izola (Eslovenia); quien cae al tapiz, se levanta con las piernas flameantes y el cuerpo resignado, la toalla lanzada por el manager Bruno Amaduzzi, impide una paliza de su pupilo y saca a relucir su valor humano. El árbitro argentino Víctor Avendaño, de Lincoln (Buenos Aires), medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Amsterdam de 1928, categoría medio pesado, levanta la mano de su compatriota consagrándolo vencedor e impidiendo una masacre.
Al término de la pelea, Piero Pini, presidente de la Unión Europea de Boxeo, concedió a Monzón un trofeo donado por la Casa Argentina de Roma, consistente en un Guante de Plata, con plaqueta dae oro y un peso de tres kilogramos.
Cabe destacar que antes de iniciarse el festival boxístico, los actores Alain Delon (Francia) y Renato Salvatore (Italia) mantuvieron una polémica con aficionados italianos y apostaron dos millones de pesos, a favor de su amigo, el argentino Monzón. Cuando finalizó el combate estaban contentos y felices por el triunfo del "Hombre de Hierro".
Juan Carlos Lectoure, abrió las puertas del camerino del monarca, quien luego de ducharse, tras el notable éxito del santafesino habló con la prensa internacional, señalando que "en el primer asalto había estado un poco nervioso, quise salir a definir la pelea y Nino me trabó un poco. En el segundo busqué juguetear un poco y enseguida tuve el convencimiento de que lo sacaba por nocaut, si no le tiran la toalla lo destruía con golpes de ambas manos".
Un periodista italiano le pregunta entonces al campeón si le temía a Emile Griffith, Monzón se pone serio y le responde: "¿Miedo yo? ¡por favor, yo no le tengo miedo a nadie, solamente respeto y tengo devoción por Dios y la Virgen de Guadalupe", El colega lo consulta sobre su opinión con relación al futuro de Benvenuti: "Lo mejor para Nino es que se retire", sentenció.
Los representantes de la prensa de nuestro país lo consultaron a Monzón sobre el combate, destacando que "se acuerdan de lo que yo les dije a ustedes en Buenos Aires. El tano se cuidó de la derecha y lo liquidé con la zurda? esa que le metí en el hígado fue bárbara y decisiva".
El preparador físico Patricio Russo, permanente compañero de pieza del monarca, afirmó "Carlos Monzón será campeón por largo rato? Su vida es el boxeo y el café de la esquina de su casa, su potencia y frialdad se unen arriba del ring para hacerlo casi imbatible"
Después de la pelea celebrada en Montecarlo, el diario "Noticias Gráficas" de Buenos Aires publicó una nota exclusiva del periodista Emilio Petcoff. En esa oportunidad, aparece el contraste entre lo que acontecía en Francia y la humildad de la familia Monzón que permanecía en esta capital.
El padre del campeón mundial de la categoría mediano, Roque Monzón recibió a Petcoff en una humilde casita ubicada en el barrio Villa Yapeyú, de tierra y afectado por la enfermedad de asma. Su esposa Amalia Ledesma (tuvieron 14 hijos) reveló que Carlos les había comprado esa vivienda y un aparato de televisión. "No le pedimos nada más, la levantó él con sus propias manos, es un hijo solidario y con un gran corazón".
Carlos Monzón se había casado con Mercedes Beatriz García, a quien cariñosamente llamaba "Pelusa" y vivían en una casa de Avda. Urquiza al 3300 de esta ciudad; asimismo el flamante monarca tenía un departamento en Jean Jaurés y Córdoba en Buenos Aires.
"Pelusa" le confió al periodista que "ambos soñamos con poseer una vivienda en Palermo Chico", asegurando que era demasiada celosa y que, como regalo tras la segunda pelea con Benvenuti deseaba … ¡una peluca italiana!.
Cabe señalar que la pelea con Benvenuti alcanzaba para varias pelucas: 100.000 dólares. Se trataba de la primera de una exitosa serie de defensas del título mundial de la división mediano.