En un país donde el fútbol es la religión dominante, encontrar historias de éxito en otros deportes suele ser un desafío. Sin embargo, en el sur de la provincia de Santa Fe, la Asociación Venadense de Básquet está trazando una historia que merece ser contada. El deporte en la región viene experimentado un crecimiento sostenido y notable en los últimos años, convirtiéndose en un modelo de gestión y competitividad que está poniendo a Venado Tuerto y la región en el mapa del básquet nacional.
La Venadense ha logrado lo que otras ligas no: construir una estructura sólida, económicamente sostenible y con una visión a largo plazo. Los planteles de los equipos que compiten bajo su órbita están integrados cada vez más por jugadores provenientes de categorías superiores, quienes eligen el desafío de sumarse a esta liga en crecimiento. No se trata únicamente de un proyecto deportivo, sino de un modelo de gestión que ha sabido atraer recursos, mejorar infraestructuras y, sobre todo, generar un ambiente propicio para el desarrollo del talento de los productos genuinos.
Este aspecto no solo ha elevado el nivel de competencia interna, sino que también ha generado un efecto contagio. Los clubes han invertido en infraestructura y en cuerpos técnicos capacitados, entendiendo que el éxito deportivo es una mezcla de talento, planificación y recursos. Y esos recursos han comenzado a fluir de manera constante, con una economía que permite a los equipos mantenerse competitivos sin comprometer sus finanzas.
Mirá tambiénLiga Argentina de Básquet: Centenario de Venado Tuerto ya conoce zona y rivales La historia del básquet en la región tiene antecedentes de mucha gloria, siendo el punto máximo el Olimpia BBC de la década del 90. Aquel equipo que supo coronarse campeón de la Liga Nacional, campeón Sudamericano y que alcanzó el subcampeonato mundial, contaba en sus filas con nombres que marcaron una era en el básquet argentino como el “Pichi” Campana, Alejandro Montecchia, Walter Herrmann, Andrés Nocioni, Jorge Racca, Walter Guiñazú, Sebastián Uranga, Leonardo Gutiérrez y Lucas Victoriano, entre otros. Olimpia BBC fue un gigante en una época dorada, y su legado sigue siendo un faro para las nuevas generaciones.
En la actualidad, ese espíritu ganador se refleja en los logros recientes, como el ascenso de Centenario a la Liga Argentina, la segunda categoría del país. Otros recursos, un proyecto con bases totalmente distintas, pero con el mismo sueño en el horizonte. Pero este hito no solo es un triunfo para el club, sino también para toda la Asociación Venadense, que ve reflejado en el trabajo de “La Fiebre” la consolidación de proyectos deportivos que rinden frutos a nivel nacional.
Además, la Venadense ha sabido capitalizar uno de los factores más importantes en la modernidad del deporte: la visibilidad. La televisación de todos los partidos, ya sea por canales de aire o mediante plataformas de streaming, no sólo ha llevado el espectáculo del básquet local a todos los rincones del país, sino que también ha generado una mayor identificación de las comunidades con sus equipos. El público ha respondido, y las tribunas reflejan la pasión con la cual se vive el deporte en la actualidad.
Mirá tambiénBásquet: el venadense Julián Pagura volverá a dirigir en la Liga NacionalAdemás, desde lo formativo, las inferiores vienen cosechando hace rato muchos éxitos en torneos provinciales y hasta han dado sus primeros pasos en competencias de carácter nacional. Esto demuestra que el trabajo de base se está haciendo de manera correcta y que el futuro es más que promisorio.
Otro claro ejemplo es la cantidad de jugadores surgidos en las canteras de esta liga del sur-sur santafesino y que hoy están jugando a niveles importantes, tanto en el país como en el exterior. Quizá el mejor exponente es el joven Nicolás Stenta, dando sus primeros pasos en el vigente campeón de la Liga Nacional de Básquet, Boca Juniors.
Sin embargo, este crecimiento no está exento de desafíos. La competencia es cada vez más feroz y mantener el nivel alcanzado requerirá de un esfuerzo constante. Además, es fundamental seguir trabajando en la formación de jugadores y en la mejora de las instalaciones, para que los éxitos deportivos vayan de la mano con el crecimiento institucional para apuntar bien alto.
En un país donde las grandes ciudades suelen acaparar la atención, el resurgir de una liga como la Venadense es un recordatorio de que el básquet tiene la capacidad de florecer en cualquier rincón, siempre y cuando se siembren las semillas adecuadas. Y en Venado Tuerto, esas semillas ya están dando sus frutos.
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