El Litoral / dpa
La rumana se recuperó de un mal comienzo y terminó llevándose el partido por 3-6, 6-4 y 6-1, y finalmente logró sacarse la espina luego de tres finales de grand slam con derrota.
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Después de tres finales perdidas, la cuarta fue la vencida: la rumana Simona Halep levantó hoy su primer Grand Slam al recuperarse de un primer set perdido y vencer 3-6, 6-4 y 6-1 a la estadounidense Sloane Stephens en la final del Abierto de tenis de Francia.
Halep, número uno del mundo, necesitó dos horas y tres minutos para derrotar a Stephens, campeona del US Open el año pasado, y logró por fin saldar la única gran deuda pendiente que tenía en su carrera.
Tras retener el primer lugar del ranking al vencer en las semifinales a la española Garbiñe Muguruza, la rumana llegó con fuerza a la final y desplegó progresivamente el juego sólido que mostró estas dos semanas en París.
‘Es especial. Estaba soñando con este momento desde que empecé a jugar tenis‘, dijo Halep, que consiguió el trofeo justo 40 años después del triunfo de Virginia Ruzici en 1978, el último hasta hoy de una jugadora rumana en la Porte d’Auteuil.
‘Es mi Grand Slam favorito. Siempre dije que si iba a ganar uno, quería que fuera aquí‘, añadió la flamante campeona.
A pesar de ello, la capital francesa no le había sido particularmente grata. Halep ya había perdido dos finales de Roland Garros, en 2014 ante la estadounidense Serena Williams y el año pasado ante la letona Jelena Ostapenko.
A principios de este año, además, había sumado una nueva frustración al caer en la final en el Abierto de Australia.
Halep, que necesitó 32 participaciones para alzar su primer grande, es la octava jugadora de la historia que más tiempo requirió para una primera corona.
La espera acabó hoy en un partido en el que subió su nivel hasta dejar sin argumentos a una Stephens que llegaba lanzada por su segundo Grand Slam.
Porque fue la norteamericana quien dominó al principio, haciendo gala de la efectividad que le había permitido ganar siempre las finales que disputó. Halep, por el contrario, trajo sus peores recuerdos al perder en un primer set muy igualado.
Un quiebre de entrada de la estadounidense en el segundo, además, hacía presagiar otra final perdida. Halep creyó que la suerte estaba echada, pero a la vez encontró paz y dejó fluir su mejor juego.
‘Entonces empecé a ganar juegos, y me dije que el año pasado me había pasado lo mismo, estar set y break arriba y perder el partido. Así que me dije que había forma de remontar y ganar‘, explicó la rumana sobre el punto de giro del partido.
‘Así que creí en eso, y mi juego estaba más relajado. Pude hacer más cosas en la pista, y es por eso que pude ganar‘, añadió.
Descargada y muy incisiva, la rumana igualó las acciones al ganar el segundo y asestó a Stephens un golpe anímico del que no se repondría.
Y firmó una contundente racha de cinco juegos consecutivos en el tercero que le permitió sacar distancias definitivas y conseguir un título que supone una liberación. Ya dejó de ser la reina sin corona.