En 2010, Federico y Paula Henchoz rompieron el chanchito. Sumaron, restaron, volvieron a sumar y, con ayuda de otros chanchitos de familiares, compraron un terreno en Rincón. Y ahí quedaron. Agrandaron la familia pero no encontraban la vuelta para concretar el sueño que comparten con muchos argentinos: tener el techo propio. El año pasado se decidieron a tomar un crédito. Cuando ya habían optado por una línea que en ese momento ofrecía el Banco Hipotecario, aparecieron los Pro.Cre.Ar. “Ya teníamos el proyecto hecho para el otro y por eso fuimos de los primeros en presentarnos. Éste era más conveniente porque nos daba mucha más cantidad de dinero con una cuota apenas un poco más cara”, contó Federico.
Y la suerte les dio un empujón: “Cuando anunciaron que eran tantos los anotados y que iban a tener que sortear, estuvimos a punto de bajarnos y de quedarnos con el otro. Nunca tenemos suerte, si cuando jugamos a la lotería salen letras”, bromeó. Pero como sólo faltaba una semana para el sorteo, decidieron esperar. “¡Y tuvimos la suerte de salir sorteados!”.
En noviembre, el terreno comenzó su transformación. A los cimientos, le siguieron las paredes y hoy ya se ve el techo. Está en un 50 % de avance y quedan unos cinco meses de obra por delante. Mientras tanto, viven “de prestado” en una casa que les cedió un familiar lo cual les permitió tener un ahorro inicial para hacer frente a los aumentos de precios.
“Hay dos consejos que puedo hacer a quien quiera meterse en esto: uno es que trate de hacer lo justo e indispensable; y el otro es que tenga un ahorro porque la inflación te mata”, finalizó Federico.