Bochornoso. Triste. El adjetivo que quiera ponérsele. El clásico entre Central y Newell’s se suspendió luego de incidentes en el club del Parque Independencia, en los que un policía fue herido de bala en el cuello y quedó en estado grave. Acaso la página más oscura de la historia del fútbol rosarino.
La decisión de suspender el encuentro se tomó cerca de las 18.45. A esa hora la cancha de Central ya estaba poblada de hinchas auriazules, el plantel del Newell’s seguía en Ricardone y en el estadio de la lepra el clima estaba absolutamente espeso, luego del enfrentamiento entre uniformados e hinchas a los tiros. Allí, luego de una reunión con los dirigentes, el ministro de Seguridad, Raúl Lamberto, dio a conocer la decisión. Más tarde explicó a Rosario3.com: "Newell´s consideró que no estaban dadas las condiciones para jugar el partido". Luego, por TN, fue un poquito más allá: "Hubo un equipo que no quiso que se jugara el partido".
Unos minutos antes, desde el Gigante de Arroyito, fue el jefe de Policía de Rosario, Walter Miranda, quien dijo que el problema fue que Newell´s resolvió que su plantel no saliera de Ricardone ya que no estaban dadas las condiciones de seguridad para llegar el estadio.
De hecho, Lamberto dijo que en el Gigante de Arroyito estaban todas las condiciones dadas para jugar el partido. Pero en el parque Independencia la cosa estaba absolutamente caldeada y el plantel de Newell´s no salía de Ricardone, a la espera de una señal de la dirigencia.
La dirigencia, justamente, vivía horas difíciles, cuestionada por los hinchas que les reprochaban haber aceptado este clásico sin hinchas visitantes. Es más, fuentes policiales dijeron que en los últimos días el presidente Guillermo Lorente recibió decenas de amenazas de muerte.
Mientras tanto, los hinchas denunciaban que la policía había ingresado a los tiros a la institución, luego de que algunos barras le dispararan a una caravana de Central que iba rumbo al Gigante de Arroyito y se enfrentaran también allí con uniformados, uno de los cuales fue herido en el cuello. El propio Lamberto tuvo que escuchar, cuando llegó el club del parque, durísimos reproches por el accionar de la fuerza de seguridad, que según los socios no tuvo miramientos y disparó con balas de plomo en lugares donde había madres con sus hijos que habían ido a disfrutar de un día de pileta.
Después de todo eso, se resolvió suspender el partido, lo que sorprendió al presidente de Central, Noberto Speciale, que dijo que le trasladaron un problema que le era ajeno.
"El partido se suspendió porque no vinieron. Acá había una fiesta", afirmó. Luego se resolvió que el plantel canalla saliera a la cancha para hacer un entrenamiento, que duró poco porque un grupo de hinchas se metió al campo de juego. El grueso del público auriazul, en tanto, festejaba y entonaba cantos alusivos a un supuesto abandono leproso.
Por su parte, Lorente, presidente de Newell´s, dijo que espera reunirse con Speciale y con la empresa organizadora para analizar la situación y ver si se puede jugar el clásico de la semana que viene.
Contó que estaba con Lamberto en Bella Vista saliendo para Ricardone a unirse al plantel cuando avisaron que "en el club había una masacre". Ante esto, decidieron ir al parque, donde tras interiorizarse de la situación y mantener una larga reunión con Lamberto, se concluyó que lo más razonable era suspender el partido porque, según él, los funcionarios admitieron que el operativo de seguridad había fracasado.
No era lo que decían Lamberto, Miranda e incluso la empresa organizadora, World Eleven, que dijeron que fue Newell´s quien decidió que su plantel no fuera al Gigante de Arroyito.
Fuente: Rosario3.com