"No se trata de un giro que lleve a obtener superávit fiscal en el horizonte cercano, sino simplemente a acercarse al déficit primario de 2,5 % del PIB comprometido con el FMI para 2022. Puede decirse que es una agenda razonable para evitar una espiralización de la inflación, pero la pregunta es si alcanza para objetivos más ambiciosos, como el de llevar la tasa de inflación al andarivel de entre el 3 % y el 4 % mensual".
El economista Jorge Vasconcelos (Ieral/FUndación Mediterránea) evaluó los resultados del Índice de Precios al Consumidor (4,9% en noviembre) a la luz de las políticas del gobierno central. "Desde el punto de vista macroeconómico, el grado de voluntarismo del plan de 'precios justos' no llega a casos extremos como los conocidos en el pasado, caso del congelamiento dispuesto por Gelbard en los años 70, que terminara en el 'Rodrigazo'.
Mirá tambiénLa inflación de noviembre fue del 4,9%"La política monetaria -explicó- ya no es expansiva como lo fuera hasta mediados de año; las tasas de interés, de fuertemente negativas en el primer semestre han pasado a un andarivel cercano a la neutralidad; mientras que la política fiscal se ha moderado, con el recurso de un gasto público que evoluciona por debajo de la tasa de inflación en la medición interanual".
El economista evaluó que "considerando la evolución del PIB y de la tasa de inflación, los datos muestran que la desaceleración del nivel de actividad se adelantó a las buenas noticias de una variación más moderada del IPC. El indicador de actividad que elabora IERAL a partir de la trayectoria de los impuestos asociados al mercado interno muestra una caída desestacionalizada en noviembre de 0,8 % mensual, luego de una merma de 0,4 % en octubre, lo que anticipa contracción del cuarto trimestre en relación al tercero.
Mirá tambiénEl PBI creció 5,9% en el tercer trimestre"En forma convergente -acotó- consultoras que monitorean ventas de productos de consumo masivo detectan para noviembre y lo que va de diciembre una caída de entre el 2 % y el 4 % en volúmenes, respecto de igual período del año pasado. Esto sin computar el doble efecto negativo de la sequía, tanto sobre el nivel de actividad como de la disponibilidad de divisas de cara a 2023. En 2018, el clima produjo una merma del orden del 20 % en la cosecha respecto del año anterior, el valor agregado del sector agropecuario se contrajo un 16 % y el PIB experimentó una caída de 2,6 %".
Vasconcelos advirtió sin embargo que que "para estabilizar y frenar la inflación de modo duradero deben usarse recursos genuinos, básicamente superávit fiscal, porque el control monetario basado en barrer los excesos de liquidez 'bajo la alfombra' (acumular Leliqs) tarde o temprano se vuelven en contra del propio plan".
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