Nouriel Roubini ya anticipó la crisis de 2008. Dice que el país carece de un programa económico “coherente”. Daniel Marx señaló que se están acortando los tiempos y que, sin acuerdo, el país quedará “sin rumbo”.
Nouriel Roubini ya anticipó la crisis de 2008. Dice que el país carece de un programa económico “coherente”. Daniel Marx señaló que se están acortando los tiempos y que, sin acuerdo, el país quedará “sin rumbo”.
El economista Nouriel Roubini, quien anticipó la crisis del 2008, consideró que la Argentina va camino a una cesación de pagos de su deuda soberana. Roubini habló de un “default total” de la deuda por la falta de un plan económico claro.
En un paper, Roubini sostuvo que “el riesgo de un default total está creciendo”. “El país no tiene un plan económico coherente para convencer a los acreedores de aceptar una oferta de canje con una significativa reducción de la deuda en términos de valor presente neto”, sostuvo.
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Consideró que a las propuestas sugeridas por el Gobierno para discutir una reestructuración con los acreedores “les falta credibilidad”. Roubini había advertido el año pasado que “una crisis en Argentina también puede tener consecuencias globales.
“Si Fernández derrota al presidente Mauricio Macri y hunde el programa de 57.000 millones de dólares acordado con el FMI, Argentina puede sufrir una repetición de la crisis monetaria con impago de deuda de 2001”, había advertido.
“Un colapso argentino limitaría la capacidad del FMI para ayudar a otras economías en dificultades. Como en los otros casos, una solución intermedia honrosa es lo mejor para todos, pero la posibilidad de colisión y debacle financiera no se puede descartar”, había señalado.
Por su parte el ex secretario de Finanzas, Daniel Marx, admitió que al Gobierno se le están “acortando los tiempos” para renegociar la deuda y consideró que “los tiempos se van acortando y se puede estar metiendo presión en las reservas del Banco Central. Si no hay arreglo, quedará una Argentina sin rumbo”, señaló.
Marx dijo que “se va avanzando en la negociación con el FMI. “Hay vencimientos que van llegando y se siguen pagando intereses, por lo que se espera que en las próximas semanas haya una aceleración de las gestiones”.
Dijo desconocer “si habrá oferta unilateral o no, pero sí creo que habrá mecanismos de consulta. Y partir de ahí se delineará una oferta”.
“No es sostenible” según el FMI
El Fondo Monetario Internacional (FMI) consideró esta tarde que la deuda de la Argentina “no es sostenible”. En un comunicado dado a conocer tras la finalización de la misión, el organismo multilateral sostuvo: “A la luz de estos desarrollos, y sobre la base del análisis de la sostenibilidad de la deuda de julio de 2019, el personal del FMI ahora evalúa que la deuda de Argentina no es sostenible”.
“Específicamente, nuestra visión es que el superávit primario que se necesitaría para reducir la deuda pública y las necesidades de financiamiento bruto a niveles consistentes con un riesgo de refinanciamiento manejable y un crecimiento del producto potencial satisfactorio no es económicamente ni políticamente factible”, apuntó.
De ese modo, analizó que “en consecuencia, se requiere de una operación de deuda definitiva, que genere una contribución apreciable de los acreedores privados, para ayudar a restaurar la sostenibilidad de la deuda con una alta probabilidad”.
“El personal del FMI hizo hincapié en la importancia de continuar un proceso colaborativo con los acreedores privados para maximizar su participación en la eventual operación de deuda” subrayó.
Afirmó que “el personal del FMI y las autoridades continuarán dialogando estrechamente a medida que las autoridades continúen avanzando en la concreción de sus planes y políticas económicas”.
>> Cuando la mala noticia es una estrecha chance
Por Ignacio Hintermeister
“Nuestro asesoramiento a los países debe tener en cuenta que algunas políticas pueden provocar efectos secundarios no deseados”, escribió Kristalina Georgieva. La búlgara se reunirá este fin de semana con Martín Guzmán en Riad, Arabia Saudita; para entonces tendrá en sus manos la evaluación de la misión del FMI -que por estas horas dejó el país- y la certeza de que si el dólar se dispara por desconfianza en la city porteña, la deuda argentina en términos de PBI crecerá por encima del 100 % y será aún menos sostenible, tanto para el organismo como para los acreedores con bonos argentinos bajo legislación extranjera.
Tal como lo sostenía Luis Caputo, el titular del BCRA macrista en 2018, Georgieva cuestionó relativamente el “mercado libre” de dólares y admitió su regulación como “amortiguador” de shocks cambiarios. “Estamos repensando la forma en que aconsejamos a países emergentes”, dijo; aclaró que hay que diseñar políticas específicas para cada caso particular. De paso sea dicho, ese mecanismo es la “fuga” que ahora denuncia el kirchnerismo y el FMI niega.
Los funcionarios del FMI no se limitaron esta vez a encuentros técnicos con el ministro Guzmán y las autoridades del BCRA. Se reunieron también con funcionarios de Desarrollo Social, Desarrollo Productivo y con el ministro de Salud, Ginés González García.
¿Es sostenible la deuda? Guzmán dijo en el Congreso que habrá déficit primario en las cuentas públicas durante los años por los cuales Fernández ha sido electo presidente. Traducido: la Casa Rosada no sólo no destinará plata para saldar deudas financieras, sino que necesitará incluso más dinero para gastar lo que proyecta.
Sin inversores privados que lo financie, el gobierno del Frente de Todos tiene un menú de opciones de costo relativo: reperfilar la deuda bajo legislación local (el pagadiós a actores económicos nacionales retrasa la economía real); emitir (es inflacionario); tomar deuda institucional (usar plata de la Anses y postergar mejoras reales a los jubilados); pedir pesos a los bancos (por estas horas les pone limitaciones a las tasas y amenaza la rentabilidad de entidades financieras locales si la inflación no baja) y generar dólares genuinos (exportar más, pero la gripe en China atenta contra los commodities y el enojo del campo pone dudas a la siembra).
El presidente se dedica por estas horas a consolidar su vínculo interno con Cristina, mientras los analistas lo descreen y los inversores de Wall Street desconfían precisamente de eso. En el Fondo, Kristalina sabe que no le cobrará a Fernández (será con “roll-over” o por default), y sus últimas declaraciones sugieren una postura institucional proclive al mal menor.
La estrecha chance que eso abre al país, sin embargo, no despeja el mal mayor: la deuda con inversores privados bajo legislación de Nueva York es más grande, y a Wall Street no le importa lo que opinen los ministros de Salud o Desarrollo Social.