Sergio Massa le envió la semana pasada a Raúl Rigo -secretario de Hacienda- un instructivo para que prepare un proyecto de ley con "déficit cero" para enviar al Congreso Nacional. El candidato tiene menos margen que el ministro, cuyo derrotero propone llegar al punto en el que Nicolás Dujovne dejó las cuentas públicas cuando -con severas críticas al ajuste- el extinto Frente de Todos llegó al poder.
¿Qué harán los mercados hasta los comicios generales? Es posible imaginar que el dólar, los bonos y las acciones suban en principio sus cotizaciones, a la luz de un escenario político en el que las ortodoxias económicas tienen el aval de la mitad de los ciudadanos que fueron a votar "por derecha" en las primarias. Y que están presentes en el pedido de Massa a Rigo, aunque se puede descontar que el actual Congreso no será el que analice el próximo presupuesto 2024.
El camino hasta las elecciones presidenciales del 22 de octubre es largo -demasiado- y la Argentina es una incertidumbre servida a los especuladores. Se pueden prever inversores comprando valores y tomando ganancias, promoviendo "serruchos" típicos de quienes hacen especulación de corto plazo en los mercados financieros y bursátiles.
La propuesta de eliminar el rojo fiscal antes del pago de intereses de deuda requiere un esfuerzo de enorme magnitud. En el primer semestre de este año, el Sector Público No Financiero (SPNF) acumuló un déficit primario de 2,8% del PIB; el Fondo Monetario exige cerrar el año con 1,9%. Los números están muy lejos de eso.
Economía prepara un paquete de anuncios que procuren equilibrio entre gastos e ingresos, sin afectar la actividad. La cuadratura del círculo, se sabe, ocupa energías que se desperdician.
Las promesas de no emitir son, en todo caso, verificables si hay un ajuste del gasto o una suba de impuestos. Economía analiza la eliminación de beneficios fiscales a grandes sectores de la economía para mejorar la recaudación. El blanqueo es recurso que las cámaras legislativas no le darán al gobierno de Alberto Fernández; los beneficios del agro, la minería y el nuevo gasoducto, no madurarán antes del próximo turno electoral.
El candidato presidencial oficialista deberá discutir con el ministro -nunca los fueros íntimos fueron tan literales- sobre una baja del gasto para llegar al déficit cero, no sin la presión de "los sectores populares" que acompañaron a Grabois y de la "silenciosa" Cristina Kirchner, que no renunciarán (el ADN es irrenunciable) a versiones del plan platita.
El ministro Massa está obligado a hacer su mejor esfuerzo como ministro para que el directorio del FMI le desembolse -a finales de este mes- unos US$7.500 millones imprescindibles. El Banco Central cerró el viernes con US$29,9 mil millones de reservas brutas, pero las netas son negativas. De hecho Miguel Pesce debe US$5 mil millones equivalentes en yuanes a los chinos, US$9 mil a depositantes (encajes bancarios); US$10mil a 15 mil millones por importaciones; mil millones a la Corporación Andina de Fomento y US$775 millones a los qataríes.
El candidato Massa no renunciará a la probabilidad de sus chances, y sabe que la inflación es un potro que debe atemperar. El secretario de Comercio procurará -encarnizamiento terapéutico mediante- una nueva ronda de Precios Justos mientras la inflación viaja del 7% al 8%. Acusa a las empresas proveedoras de productos masivos con cuadros que "demuestran" rentabilidad agregada que pueden sacrificar. La dinámica inflacionaria es más poderosa que la voluntad del funcionario, según se puede verificar.