Congestión y desconcierto. Al ser una calzada de tres trochas indivisas, dos en un sentido, y la tercera de sentido contrario pero con posibilidad de sobrepaso, ocasiona confusiones a los conductores. La situación se agrava porque actualmente la división de carriles no está demarcada como corresponde.
Peatón en riesgo. El cruce peatonal a través de las tres trochas en la mayoría del tramo resulta peligroso porque no hay zonas definidas. La distancia de un lado a otro es mayor a 10 metros, no hay descanso en el medio, los vehículos circulan en distintos sentidos y en la trocha central la circulación puede ser considerada en ambos sentidos cuando existe sobrepaso, lo cual genera un cruce difícil de predecir.
Maniobras peligrosas. No existe ninguna restricción a las maniobras y, para acortar recorridos, muchos conductores realizan maniobras erráticas y prohibidas como giros en “U”, cruces a 45º sobre la calzada contraria, circulación sobre banquinas o en contramano, sobrepasos y estacionamiento en banquinas muy cerca del borde de la ruta, ingresos directos de todas las casas y locales comerciales en cualquier sentido.
Bicicletas sin espacio. Las bicicletas que transitan por la banquina son invadidas por los vehículos, tanto cuando circulan en sentido correcto como en contramano.
Contaminación visual. Con la instalación de comercios, se han colocado carteles publicitarios que muchas veces se confunden con las señales viales, las cuales en algunos casos quedan parcial o totalmente inadvertidos.
Todos estos inconvenientes se han materializado en accidentes de todo tipo, de baja intensidad, severos, e incluso fatales, entre vehículos, y entre vehículo y peatón.