Por Javier Díaz
A poco de un nuevo aniversario de la Casa Madre, el testimonio de un dirigente que marcó la vida de una institución señera para el fútbol local.
Por Javier Díaz
Hay clubes que son casi un sinónimo de Liga Santafesina, no hay vuelta que darle. Por tradición, por trayectoria, por preponderancia y no solo en lo que respecta a lo deportivo. No hay dudas que todas las instituciones que componen -o han pasado- por la Casa Madre son un pedazo de su historia, pero hay algunas que tienen reservado un sitio particular.
Nadie se lo regaló. No es una cuestión de privilegios adquiridos de manera azarosa. Por el contrario, se lo ganaron en buena ley a través de los años porque fueron, son y serán un punto de referencia para el fútbol de Santa Fe. De esos clubes -afortunadamente- hay varios. Uno de ellos será objeto de estas líneas.
Nació en 1948, más precisamente un 8 de enero. Y eso es prácticamente decirlo todo. Su origen -cuenta la historia- se remonta a la fusión de dos equipos que la rompían y ganaban todo en el baby. Se instaló primero en un inmueble ubicado en Belgrano y Chacabuco, luego trasladó su sede a Juan del Campillo entre Las Heras y Alvear y finalmente, tras un período de transición, se afincó en su emplazamiento actual, bien pegado a la Laguna Setúbal. A esta altura, ya no hacen falta más pistas.
El fútbol y las actividades sociales, entre ellas los tradicionales "asaltos de carnaval" marcaron a fuego su vida. A veces obligado a alquilar cancha, nunca resultó esto un impedimento para desarrollar el deporte que puso a todos a hablar de los Geller, Hediger, Boetti o Gúrpide, allá lejos en el tiempo; o de Ramírez y Canuto en años más cercanos.
Su nombre se hizo conocido mundialmente gracias a su hijo pródigo: el multicampeón con Boca Juniors Sebastián Battaglia. El futbolista más ganador de la historia auriazul se crió en esta entidad santafesina que, además, fue y es cuna de grandes dirigentes que aportaron su empeño y sacrificio para hacer más grande a la Liga.
Por todo esto y mucho más, Ciclón Racing es uno de esos clubes que constituyen un verdadero sinónimo de la Liga Santafesina, que va camino a sus 90 años de vida. Y si se habla de Ciclón Racing, es palabra mayor Juan Salemi.
Histórico dirigente, encabezó varias comisiones directivas y lleva prácticamente una vida dentro del "Lagunero". Además fue partícipe en diversas ocasiones de las "mesas chicas" de la Casa Madre, donde compartió con personas que engrandecieron la historia liguista.
En diálogo con El Litoral, Salemi se refirió a la relevancia de Ciclón Racing para el fútbol santafesino. "Es muy grande, pues siempre ha estado participando de los torneos sin interrupción desde su fundación allá por el año 1948, con altibajos pero siempre con equipos competitivos", aseguró.
"Desde los inicios, Ciclón tuvo muy buenos jugadores que luego pasaron a clubes importante de la ciudad y a nivel nacional", agregó.
Salemi recordó su acercamiento personal a la institución, haciendo mención a esa historia ligada a lo social y cultural. "Mi acercamiento fue por intermedio de un amigo, luego empecé a frecuentarlo y con el paso del tiempo me aquerencié. Fui haciendo de muchos amigos con los que compartimos asados y veladas hermosas", relató.
En esas épocas era habitual encontrar en Ciclón Racing jornadas musicales que daban que hablar. "Había cantores de tango aficionados junto a Lustringe, un gran bandoneonista de Santa Fe que fue integrante de orquestas típicas de la época", graficó.
Como una cosa lleva a la otra, lógicamente el club se terminó transformando en familia para Salemi. Entonces, las visitas esporádicas se convirtieron en costumbre y las tertulias en reuniones para buscar que la institución fuera un poco más grande cada día. En palabras del histórico dirigente: "Teníamos una peña y a la vez aportábamos y buscábamos colaboraciones para obtener recursos. Yo después comencé a integrar la Comisión Directiva del club, allá por la década del 70".
Esta nueva tarea lo llevó a frecuentar la Liga Santafesina, primero como delegado y luego en funciones mayores. "Por participar en las reuniones de la Liga me atrapó la camaradería de los dirigentes. Me acuerdo particularmente del gerente de esa época, el correntino Valiente, de quien aprendí mucho", señaló.
En su trayectoria dirigencial compartió con muchas otras personalidades reconocidas. Entre ellas, mencionó: "También aprendí de grandes dirigentes, como Desiderio Gesuiti, Jorge Piedrabuena, Franconieri, Eladio Rosso, el presidente Caprio, los dirigentes de San Justo y San Carlos. Seguro me olvido de muchos, pero todos aportaban sus experiencias".
Le tocó atravesar períodos de grandes dificultades para la Liga, sobre todo porque los recurso solían ser escasos. "Económicamente no estaba muy bien, pero la llevábamos adelante con cariño y trabajo. Hubo muchísimos dirigentes que dejaron huellas en la liga", añadió.
Aunque de manera distinta por las lógicas consecuencias del inexorable paso del tiempo, todavía hoy continúa ligado al fútbol santafesino y su amado Ciclón Racing. Por más que quisiera, le resultaría casi imposible separarse de esa institución que marcó su vida y a la que él también marcó.
Desde ese lugar se refirió al presente de la Liga: "Hoy pasa por una dificultosa situación económica, pero está bien organizada. Hay nuevos dirigente que se acercan y la van a sacar adelante nuevamente".
Es optimista y por ello no dejó lugar a la duda: "Este año, en que la Liga Santafesina cumple 90 de vida, la vamos a encontrar en plena recuperación, porque hay sangre nueva incorporándose para poner su esfuerzo y conocimiento".
Hay clubes que son sinónimos de la Liga Santafesina y hay dirigentes que son partícipes necesarios de su historia. Nadie podrá dudar que Ciclón Racing y Juan Salemi están entre ellos.