De la Redacción de El Litoral
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Algunos señalaron, aquella vez y hace diez años, que Colón sirvió de “dique” para el barrio Centenario y que si la tragedia no fue mayor para más gente, fue porque el club frenó en parte la arremetida voraz del Salado. Otros cargaron sobre sus recuerdos y para siempre aquella foto inolvidable de la cancha inundada y el agua llegando a la altura del travesaño de los arcos. Y otros pusieron a Colón, al club y a toda su gente, la que sufrió directamente y la que no lo sufrió también, como uno de los grandes perjudicados por aquel paso implacable de las aguas que tantas marcas dejó en la población santafesina.
Pero como lo fue a lo largo de toda su historia, Colón se levantó. Ese golpe de las aguas fue casi un golpe mortal; sin embargo, y tal como lo dicta esa historia llena de golpes “casi mortales” de los cuales se ha recuperado y emergió más fuerte y erguido que nunca, Colón se puso otra vez de pie y hoy, diez años más tarde, la institución está sólida, fuerte y expectante.
Estos diez años nos han dado crecimiento, tanto en lo institucional como en lo humano. Nos dolió ver a nuestro club inundado, a sus instalaciones destrozadas y a la cancha con el agua a la altura del travesaño. Pero lejos de caernos o desmoralizarnos, crecimos como institución y también como seres humanos, sin perder en absoluto esa sensibilidad que nos ayudó en aquel momento para levantarnos y que permitió, ahora, colaborar con lo que teníamos a nuestro alcance para ayudar a los hermanos de Buenos Aires y La Plata que pasaron por idénticas circunstancias.
Nos ponemos, como club, en la piel de tantos colonistas que vieron sus casas y su cancha inundada. ¡Cuánto dolor! Personal, porque el agua se llevó sus pertenencias y sus vidas; y también porque le afectó el sentimiento más puro y genuino, el sentimiento del hincha.