Para la Iglesia, el tema de la droga se viene planteando desde hace varios años de manera muy clara y muy fuerte”, advierte Mons. Arancedo, arzobispo de Santa Fe. El último documento de la Conferencia Episcopal Argentina, que él preside, data de fines del año pasado y señala que “en diversos lugares del país se vive en una gran indefensión institucional, que reclama la responsabilidad de quienes gobiernan y de todos los legisladores y miembros del poder judicial: se necesitan políticas de Estado que sean adecuadas y explícitas, concretas y firmes, para eliminar el narcotráfico y el narcomenudeo”.
“Donde entra la droga, va copando todo, se va estableciendo y adquiriendo logística. Hay personas de los barrios que, con conocimiento o no, comienzan a tener un ingreso extra, servicios que se prestan de manera directa o indirecta y se va haciendo un Estado dentro del Estado”, expuso Arancedo en diálogo con El Litoral, sobre un tema que -opina- “en la mesa política se ha demorado mucho porque no se ha tomado conciencia”. Arancedo recuerda que años atrás, en ocasión de reunir a los obispos de todo el país en el seno de la CEA, “hicimos un sondeo en el que cada uno habló de su diócesis: a casi el 60 por ciento de los obispos les preocupaba el tema de la droga en los barrios, en las capillas, y la impotencia que tenían frente a eso. Fue cuando hicimos un documento fuerte advirtiendo a la sociedad y a la dirigencia política que estábamos indefensos frente a este avance. Incluso en un Estado que, si bien tiene división de poderes, a veces parecería que funciona como cosas estancas. El Ejecutivo espera que actúe la Justicia, y la Justicia que actúe el Legislativo. A veces, no es solamente un tema grande, que requiera la intervención federal, sino que se trata de narcomenudeo”. Arancedo asegura que “la situación es conocida por todos: en el barrio el sacerdote me dice: ‘En esa casa se vende, todos sabemos, lo decimos pero nadie actúa'. Hay temores y la autoridad política tampoco tiene capacidad; es un Estado indefenso frente a este avance. Y uno sabe que el avance de la droga es sinónimo de muerte, de ruptura de lazos familiares y sociales, de inicio en el robo”. El tema fue planteado a las autoridades: “A todas, a las anteriores y a las actuales”, precisa Arancedo. “Éstas son políticas de Estado y a veces, frente a las urgencias de la política y ante un tema que tiene que ver con la cultura, con valores, parece que la respuesta no tiene la inmediatez que debe tener. Hay que asumirlo y crear los instrumentos: a veces, está el deseo político pero faltan los instrumentos para actuar. Y ése es un problema de gestión política”. >> EL DOCUMENTO http://www.episcopado.org/portal/actualidad-cea/oficina-de-prensa/item/1121-no-al-narcotrÁfico,-sÍ-a-la-vida-plena.html