Enrique Cruz (h)
Se hacen cuentas, se mira la tabla, se especula con que los tres de arriba tienen que quedar libres, que todos tienen que enfrentar a alguno que también pelea. Todo es válido en este momento de mucho nerviosismo, ansiedad y preocupación que parece gobernar el ambiente sabalero. Pero no se debe perder de vista algo que, según mi entender, es fundamentalísimo: Colón depende de Colón. Y esto, en fútbol, tiene un valor supremo.
Habría que ver si esos tan mentados 30 puntos alcanzan. Uno supone que sí. O que al menos habrá que sumar un puntito más. Colón tiene 25, le quedan 9 por jugar y 6 de ellos los tendrá de local. Haga las cuentas que haga, ganando dos de los tres tiene que alcanzar y sobrar. Y ganando uno y empatando los otros dos, se supone que también.
No ha sido fácil el torneo para Colón. Pero tampoco lo fue para el resto, ni siquiera para los tres que están arriba de los sabaleros y todavía deben quedar libres. La diferencia con Chicago y con San Martín de San Juan es la de un partido, que es justamente el partido de más que tienen estos equipos en comparación con Colón. Hay que ganarlo, es cierto. Pero también es verdad que Chicago, por ejemplo, queda libre en la última fecha y tiene que jugar con los jujeños. Y éstos, que tienen cuatro puntos más que Colón, también deben quedar libres y deben jugar con dos equipos que pelean por ascender: Chicago y Aldosivi.
Entusiasma la levantada que tuvo el equipo ante San Martín. Las dos derrotas que marcaron la despedida de Osella fueron muy dolorosas. Así como Colón se complicó solito el panorama, lo bueno de todo esto es que sigue dependiendo de sí mismo, detalle no menor. El cambio de técnico, mágico como casi siempre ocurre en el fútbol, trajo no sólo un buen resultado sino una actuación revitalizante. Merlo no es un mago ni un sabelotodo. Puso un par de piezas (Conti fue una de ellas), le dio algunas funciones extras a ciertos jugadores (Garnier y Bíttolo) y pidió que jueguen a la pelota. Salió bastante bien y sólo faltó el gol para ganar. Estoy convencido de que con Osella también podían hacerlo —lo hicieron ante Aldosivi—, pero quizás estaban más pendientes de otras cuestiones que le dieron un sello al equipo. Guste o no, lo de Osella sirvió. Y el tiempo lo pondrá en su verdadero lugar.