Gastón Dubois [email protected] De rodillas, inclinado, abatido, casi sin vida. Con asistencia respiratoria impulsada por sus socios, la institución busca ponerse de pie. Se viene para Colón el mes más decisivo de los últimos tiempos. Patricio Fleming, colonista de ley si los hay, hizo una convocatoria a las agrupaciones que quieren timonear el club y les trajo una propuesta de “salvataje económico” que por ahora cayó muy bien entre las distintas agrupaciones. Marcelo Medina acercó a una marca de indumentaria deportiva que está dispuesta a adelantar un dinero para vestir al club. Una agrupación que va a participar de las elecciones le propuso a los mexicanos pagar una importante cantidad de dinero y así intentar frenar el pedido de desafiliación. Días pasados, otra agrupación apolítica se hizo cargo de la cena y el almuerzo del plantel. Si será grande y querido Colón que en su peor momento todavía hay gente que le tiende su mano. ¿Tan difícil era que la anterior comisión directiva tomara nota del gravísimo problema por el que atraviesa Colón y convoque a la unidad? Claro que había que admitir que fracasaron en todos los aspectos posibles de imaginar, y un poco más también. Colón llega a este momento por apuro, por urgencia, por vergüenza. No existe antecedente alguno de que al club del sur de la ciudad lo hayan apurado tanto las cuentas sin pagar, por no escribir otra cosa. Evidentemente, la comisión directiva anterior —de la cual Moncagatta es hoy sólo un retazo— hizo todo lo posible por hundir a Colón, pero el “negro”, como le dice su gente, sigue intentado ponerse de pie. Afortunadamente todavía hay vida para Colón después de Lerche. Algún día la historia pondrá al ex presidente en el lugar que se merece. Sólo el socio y el hincha saben del dolor de estos momentos.