Monseñor José María Arancedo *
El domingo tiene un significado religioso, cultural y familiar. Es un día de descanso que se necesita y no como un día de descanso individual, sino de la comunidad, de la familia. Es un día distinto, de fiesta.
A veces, el avance de lo comercial sobre el domingo conlleva también que personas deban estar trabajando. Y que por más que se les dé como compensatorio un jueves o un martes, no es lo mismo.
Somos un tanto víctimas de un estilo, de una época. Antes, durante un fin de semana o un domingo no había ni un alma en la calle.
Creo que tenemos que recuperar el sentido cultural y humanista de lo que es el último día de la semana como de fiesta, por supuesto religioso, pero también de familia, de encuentro.
También marcar como límite lo que son los rubros de servicio, que en todo caso, tienen su descanso. No es el 1º de Mayo. La gente durante el domingo suele ir al cine, viajar, va a un comedor, se trabaja en un hospital. Sería importante y hasta un acto de madurez cultural y política marcar ese límite.
La Iglesia tiene un documento denominado “Dies Domini”, de Juan Pablo II que habla justamente del sentido cultural, antropológico y religioso que tiene el domingo. Para los cristianos, es un día de visita, de caridad, de acompañamiento de un enfermo, es decir, para las obras sociales.
Retornar al descanso el domingo sería un esfuerzo compartido, es una ganancia para todos. Pero también hay que tener grandeza para no querer ganar en todo. En esto, están en juego valores muy superiores como lo son los del orden social, cultural y religioso. Para los cristianos, es el día del señor, por eso es un día de fiesta.
* Arzobispo de Santa Fe.