Mónica Ritacca
Sin fuerzas y prácticamente con el rostro desfigurado fue cómo encontró un policía retirado de Cayastá a Martín Lanatta el sábado 9 de enero en las inmediaciones del Molino Los Cerrillos.
Mónica Ritacca
La noticia del robo de una camioneta Toyota a un vecino de Campo del Medio no tardó en llegar a oídos de Enzo Dupraz, un policía que en enero de 2016 llevaba siete meses de jubilado. De cualquier manera, como todas las mañanas y pese al revuelo que había en Cayastá, Enzo había salido de su casa para dirigirse al campo que cuida en la zona del Molino Los Cerrillos (ex Trimacer). “Cumplir con las obligaciones es lo primero”, se dijo. Total, lo que fuera a suceder se enteraría después.
“El sábado 9 de enero me entero que los andaban buscando por Cayastá. Como soy policía retirado y además conozco los campos, ofrecí mi ayuda”, contó. Y siguió su relato: “Alrededor de las diez, observo que de un pajonal sale una persona que no era de la zona y que empieza a acercarse hacia el campo de un vecino. Cuando se encuentran le dice algo y se va. Es ahí cuando yo aprovecho y me acerco a este vecino para preguntarle quién era esa persona y qué quería. Me contesta que le pidió agua pero que no le había dado. El foráneo se sienta unos 30 metros más adelante a descansar. Como empecé a sospechar le hice seña a mi vecino que se fuera y que llamara a la policía. El foráneo me vió y empezó a caminar otra vez hacia los pajonales. Salí con la camioneta, me bajé corriendo y cuando lo tuve a unos metros le dije ¡Alto Policía! Justo llegaba un patrullero”.
El hombre estaba muy golpeado, sin fuerzas y no mostró resistencia. Tampoco intentó irse. Solamente pidió piedad, porque estaba muy dolorido. “Su rostro era irreconocible. De hecho le dije ¿vos sos Schilacci? A lo que me contestó ‘hace diez días que me estás viendo por televisión y ¿no me conocés? Yo soy Martín Lanatta”,
recuerda Dupraz. Y cuenta: “Me pidió que fuera por sus compañeros porque también necesitaban ayuda. Pero ya no estaban. La verdad que en ese momento, cuando dije ¡Alto Policía! no pensé en que los otros dos podían matarme. Mi vocación de servicio pudo más”.
Con los días, se halló en la zona el arma que portaba Martín Lanatta. La había dejado a unos 50 metros de la casa del vecino que pensó le daría agua. Cuando dupraz lo encontró, solo llevaba una riñonera con municiones.
La camioneta de Héctor Ferreyra había quedado empantanada a unos 3 kilómetros de la zona del Molino Los Cerrillos donde fue hallado Martín Lanatta, y eso obligó a los tres a continuar la fuga a pie. Pero ya estaban devastados. Cristian Lanatta y Víctor Schilacci habían logrado huir. Llegaron caminando hasta la arrocera Spalletti, dos kilómetros más adelante, donde finalmente fueron encontrados y detenidos el lunes 11 de enero, al cumplirse 15 días de la fuga.