En concordancia con las argumentaciones que a escala nacional advierten que la actual escasez de combustible es crónica, Daniel Aprile, prosecretario de la Cámara de Expendedores de Combustibles y Afines de Santa Fe, aporta detalles poco conocidos.
Dice: “En julio estamos en una situación crítica, porque desde hace 10 días nos entregan cupos restringidos. En vez de proveernos un 6 por ciento más, con respecto a los volúmenes que vendíamos en 2010, tal como lo dispuso la Secretaría de Comercio, las petroleras están proveyendo menos. Esa disminución respecto de 2010, dependiendo de la petrolera, oscila entre un 10 y un 20 por ciento”.
Es decir que existe una reducción neta en la entrega de combustible con respecto a 2010, mientras, según las cifras de la Asociación de Concesionarios de Automotores (Acara), en la provincia el patentamiento de vehículos creció casi un 40 por ciento entre junio de 2010 e igual mes de 2011. Más vehículos y menos combustible. Argumentar que la escasez es consecuencia de las huelgas petroleras y magisteriales en Santa Cruz es olvidarse que igual situación se vivió en la Navidad y Año Nuevo de 2010 y la Semana Santa de 2011.
Agrega Aprile: “La situación crítica no sólo proviene de la escasez de combustible, sino porque el precio de venta al público, regulado, es imposible de sostener. El margen de ganancia de los estacioneros es de entre 7 y 8 por ciento sobre el precio de costo. De ahí se descuenta el 3,25% de ingresos brutos y 0,5 para la Municipalidad. A eso se agregan los descuentos por tarjeta de crédito, más el impuesto al cheque. ¿Cuántos millones de litros mensuales debe vender una estación para poder subsistir? En Santa Fe, a lo sumo 2 estaciones de servicios se acercan a un millón de litros. Las restantes nos movemos en rangos menores a los 500 mil litros”.
Otras quejas
En la investigación del tema, El Litoral conversó con algunos propietarios o gerentes (éstos últimos, “encargados”, en la jerga del sector), de estaciones de servicio. Surgieron nuevos datos de los que se extrae que la comercialización se hace a cara de perro.
Cuenta un propietario: “Para comprar un camión con 30 ó 35 mil litros tengo que disponer de 150 mil pesos. Debo depositar por adelantado esa plata, donde ya están incluidos los impuestos nacionales y los impuestos internos. Pero puede suceder que me manden un volumen menor, aunque ya haya pagado el total del pedido. Nos dicen que debemos denunciar a la petrolera, pero no puedo denunciar a mi único proveedor, con el que tengo un contrato. Hay abuso de poder dominante”.
Refiere un encargado: “Si pedimos 300 mil litros de gasoil (que es nuestro cupo) tiene un precio. Pero si la demanda crece y pido 100 mil litros adicionales, ese adicional tiene un costo mayor (siempre plata en mano y por adelantado), que no podemos trasladar a precio final”.
Otro propietario: “Hace más de 15 años que tengo la estación. Primero tuve que negociar con San Lorenzo, después con Pérez Companc, luego con Petrobras y ahora debo pasar a Oil . ¿Qué trato comercial sólido puedo tener si me cambian de proveedor cada 3 años? Para el que viene no soy un cliente importante. Si yo no vendo un millón de litros no me tienen en cuenta. Y si les digo que me retiro del negocio, me aplauden; uno menos a quien atender”.
El Litoral trasladó estas inquietudes a Aprile, quien se excusó de agregar comentarios. Se limitó a decir: “Es difícil pelear contra molinos de viento”.