Gabriel Rossini
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La decisión del secretario general de la CGT, Hugo Moyano, de elegir la ciudad cordobesa de Huerta Grande para lanzar su plataforma de 21 puntos, lleva consigo un homenaje a la ciudad donde se registró uno de los hechos más importantes en la historia del movimiento obrero organizado.
Allí, en 1962, un plenario nacional de las “62 Organizaciones” aprobó e hizo pública la “Declaración de Huerta Grande”, un programa que profundizó los contenidos más nacionalistas y antioligáquicos del peronismo, que le daba continuidad al Programa de La Falda, elaborado en 1957 por la única regional de la CGT que había podido ser recuperada desde el golpe militar de 1955.
El programa de Huerta Grande -alentado por Perón desde Madrid- fue dictado después del fracaso de la experiencia presidencial de Arturo Frondizi -al que los trabajadores votaron para luego padecer la represión del Plan Conintes, entre otras medidas antiobreras- y mientras el peronismo -otra vez proscripto- se preparaba para votar en blanco en las elecciones nacionales que ganó el también cordobés Arturo Humberto Illia.
El programa de Huerta Grande de 1962 proponía nacionalizar todos los bancos y establecer un sistema bancario estatal y centralizado; implantar el control estatal sobre el comercio exterior; nacionalizar los sectores clave de la economía: siderurgia, electricidad, petróleo y frigoríficos; prohibir toda exportación directa o indirecta de capitales; desconocer los compromisos financieros del país, firmados a espaldas del pueblo; prohibir toda importación competitiva con nuestra producción; expropiar a la oligarquía terrateniente sin ningún tipo de compensación; implantar el control obrero sobre la producción; abolir el secreto comercial y “fiscalizar rigurosamente las sociedades comerciales y planificar el esfuerzo productivo en función de los intereses de la nación y el pueblo argentino, fijando líneas de prioridades y estableciendo topes mínimos y máximos de producción”.