Sin solución. Para los vecinos, es imposible circular por el barrio los días de lluvia. Para las personas con discapacidades, esta dificultad se ve aún más profundizada.
Calles de tierra en pésimo estado. Este es el reclamo unánime que se escucha en esta zona de la ciudad. Gabriela Heritier cuenta los inconvenientes que genera el hecho de vivir en un barrio “intransitable”.
Sin solución. Para los vecinos, es imposible circular por el barrio los días de lluvia. Para las personas con discapacidades, esta dificultad se ve aún más profundizada.
Gabriela Heritier se hizo conocida hace unos años atrás por su matrimonio con Pablo Ceballos. Lo llamativo no fue la unión conyugal en sí, sino que decidieron constituir una familia siendo ambos adultos no videntes. La aventura comenzó en una casita en barrio Las Lomas, hasta que en 2006 resultaron beneficiarios de un plan de viviendas emplazado en el flamante barrio que hoy se conoce como Punta Norte y resolvieron mudarse allí. A pesar de reconocerse privilegiados, ciertos aspectos de la vida en esta zona presentan sus dificultades. “Más que nada pedimos asfalto, o algún mejorado de las calles, porque es imposible circular cuando llueve. En la última tormenta estuvimos como tres días sin poder salir de nuestra casa. Para nosotros es un trastorno porque no nos podemos trasladar”, cuenta Gabriela. Lamentablemente, el mal estado de las calles es un problema que va mucho más allá de la discapacidad visual de esta pareja y afecta a todos los vecinos por igual. Como consecuencia de los profundos pozos, muchas veces resulta imposible para los servicios de transporte, las ambulancias y patrullas circular por Punta Norte. Y sólo algunos afortunados vecinos, dueños de camionetas, pueden trasladarse por la zona durante los días de lluvia. “Durante la última tormenta, mi nena estaba con vómitos y fiebre y tuvo que venir un amigo en una camioneta porque no podíamos salir del barrio en un remís. Estaba todo inundado. Imaginate la desesperación de tener a un bebé en ese estado y no poder llevarlo a un centro de salud”, se lamenta Gabriela. Pero este no es el único inconveniente de la vida en Punta Norte, las deficiencias en cuanto al servicio de alumbrado público también inquieta los vecinos. “En algunos sectores del barrio no hay luz de calle y a la noche esto puede ser una boca de lobo”, comenta Heritier. Sin embargo, no todo es malo para los vecinos, que reconocen como un gran avance la llegada del agua potable al barrio, servicio por el cual esperaron y reclamaron durante mucho tiempo. Agradecen la limpieza de un basural que hasta hace poco tiempo formó parte de las preocupaciones de los habitantes de este barrio. “Por suerte, muchos problemas con el tiempo se fueron resolviendo. Lo único que nos faltaría, además del mejorado de las calles, es la llegada del gas natural a esta zona. Realmente hoy es una necesidad fundamental para nosotros”, concluye Gabriela.