En la Fiesta de San Cayetano, se nos presenta el tema del Pan y el Trabajo como una realidad que hace a la vida y dignidad del hombre. Se trata de una propuesta que orienta, en su virtuosa unidad, a la equidad y el desarrollo integral del hombre en la sociedad. Se acostumbra decir, con un dejo de sabiduría popular, que no llegue el pan a tu mesa sin el esfuerzo del trabajo y, por otra parte, que el trabajo te alcance para llevar el pan a la mesa de tu familia. Ciertamente, el pan se refiere a esa posibilidad real de alcanzar el pleno desarrollo del hombre y su familia, y no sólo a su subsistencia. Así, cuando se habla del trabajo, se lo considera como expresión de la dignidad y libertad del hombre. Esta riqueza, sabemos, no proviene de cualquier trabajo.
Sólo cuando se alcanza o valora el significado ideal del pan y del trabajo podemos decir que nos encontramos en camino hacia una cultura que supera la dádiva como el trabajo precario. Como a todo ideal, siempre lo estamos construyendo pero es necesario decirlo y hacer docencia para sentirnos en camino. La repetición de una verdad nos ayuda a crecer porque profundiza su significado. En un sentido, es como la oración: en su repetición nos ayuda a ahondar la verdad de la fe, permanecer en Dios y crecer en la vida espiritual. Cuando la gente se acerca a San Cayetano, sea para agradecer o pedir a Dios por su intermedio, lo que hace es actualizar en la oración su conciencia de hijo de Dios y su confianza en él.
(*) Arzobispo de Santa Fe