Por Mariana Rivera
A más de un año de funcionar en el hospital Mira y López de nuestra ciudad, el Parador de Integración al Mundo Infantil (Paramí) ha atendido a 60 niños -de entre 5 y 15 años- que están solos y sufren, generalmente se encuentran en situación de calle y viven de la mendicidad.
El abandono familiar, los malos tratos u otras situaciones (como el abuso sexual) hicieron que ingresaran al circuito de calle, con las graves consecuencias que ella trae aparejada (prostitución infantil o drogadicción, entre otras). Su vulnerabilidad se incrementa y los trastornos de conducta y la falta de adaptación a las instituciones a las que ingresan empeoran su situación.
Esta problemática fue advertida en 2006 por un equipo interdisciplinario de la Dirección de Salud Mental, motivo por el cual el año pasado fue inaugurado este lugar en el ámbito de la salud, donde se pudiera trabajar con estos chicos.
El Dr. Sebastián Calvet, coordinador del Dispositivo Infancia y jefe del servicio Paramí, aseguró que "son niños con una extrema vulnerabilidad de sus redes sociales y psíquicas. Están en situación de crisis subjetiva debido a que tienen sufrimiento psíquico y que están solos. Sufren las consecuencias del abandono y otros determinantes de salud muy importantes como el abuso sexual, el maltrato, el desamparo, la exclusión social, la pobreza, la marginación".
En algunos casos -advirtió-, estos chicos no cuentan con familias y, además, éstas están arrasadas. Habitualmente, son chicos que abandonan el núcleo familiar por distintas razones o cuyos padres no pueden hacer frente a esa problemática. Desde la Salud Mental consideramos a éste como un hecho grave. Luego, el chico empieza el circuito de calle hasta que finalmente va recorriendo distintas instituciones (en algunos casos, se judicializa) por trastornos de conducta, falta de adaptación del niño y de las instituciones que tienen que alojar y abordar esta nueva problemática. Por todo esto, los chicos hacen crisis y llegan a un punto en el que la única salida que tienen es la calle, con todas sus consecuencias.
Espacio de inclusión
Actualmente, en el servicio permanecen internados dos chicos y siete hacen actividades diurnas fuera del hospital, tanto en colonia de vacaciones, talleres como seguimiento ambulatorio.
Concurren chicos de nuestra ciudad, pero también tienen derivaciones de Rafaela, Tostado y Reconquista. Paramí articula su accionar con otros organismos e instituciones, como la Subsecretaría del Niño, el Adolescente y la Familia, los hospitales, los centros de salud y sus organizaciones, los juzgados de Menores (desde donde generalmente nos llegan los casos), las escuelas, Asuntos Juveniles, Menores en Conflicto con la Ley.
Al respecto, Calvet mencionó que "sabemos que estos chicos han recorrido varias instituciones por trastornos de conducta y han sido expulsados. Por eso, entendemos que siempre es importante este acompañamiento por parte de algún integrante del equipo para su inserción con los otros chicos".
Y planteó: "Son estrategias largas, donde no hay un diagnóstico y tratamiento, sino que lo más importante es el seguimiento y acompañamiento de los chicos. No se trata de una internación clásica, sino que se intenta hacer una interrupción del sufrimiento del niño, analizar si se necesita un tratamiento psicofarmacológico para que después, cuando se encuentre en otras condiciones, se pueda insertar en la sociedad".
Seguimiento constante
Calvet también aseguró que "continúa el vínculo con los 60 chicos que han pasado por este servicio. Tratamos de estar al tanto de sus vidas. Respecto de los que se han podido correr del consumo y del circuito de calle, tenemos que saber cuáles son las instituciones que los alojan o sus familias para ver cómo siguen y en qué podemos colaborar".
No obstante, admitió que "muchos han vuelto y ésta es una de las estrategias del Paramí: nunca cerrarles las puertas a los chicos y no acotar la internación para los que ya han venido. Queremos que lo sientan como el primer lugar antes de que elijan el circuito de calle. Ellos pueden ocupar un espacio y alojarse".
Por último, el profesional reconoció que algunos chicos vuelven para agradecer al grupo. "Después de una etapa de reflexión y de mejorar su estado, muchos chicos vuelven a saludarnos. El último fin de año vinieron tres: se acordaban de nuestros nombres y los invitamos a venir las veces que quisieran. Esto nos llamó mucho la atención; es un trabajo muy ingrato en el que permanentemente nos tenemos que sostener nosotros como grupo para ayudarlos a ellos. Esto te sirve para seguir".
Multidisciplinario
Un equipo multidisciplinario está a cargo de Paramí del hospital Mira y López, integrado por médicos, psicólogos, terapistas ocupacionales, abogada y psicopedagogas.
El jefe del servicio explicó que "entre todos intentamos buscar una estrategia para cada caso que nos derivan y, como última instancia, buscamos la internación. La primera estrategia es un tratamiento ambulatorio con seguimiento desde la institución que el niño elija o desde la familia. Si hay que derivar al niño, se lo hace de manera acompañada, protegida, porque estos chicos no tienen referentes adultos. Si el chico es derivado a Psicopedagogía u otro servicio del hospital, no puede quedar solo porque es un niño; es necesaria la referencia de un adulto para que cumpla con todas las tareas que éste le asigne. En el mejor de los casos, propiciamos un encuentro con las familias".
También informó que otras veces "ofrecemos a los chicos las actividades diurnas (que están a cargo de talleristas: psicomotricistas y profesores de Bellas Artes) y los acompañamos a participar de actividades dentro de instituciones barriales. Actualmente, también están concurriendo a la colonia de vacaciones en el Campo Universitario. En los talleres -especialmente destinados a los chicos internados-, realizan actividades lúdicas para propiciar el encuentro con otros chicos de la zona norte".
Sin embargo, remarcó que "nuestra única forma de existencia como equipo de trabajo es la articulación con otras instituciones y organismos. Cada vez que admitimos un caso tenemos que pensar adónde irá ese chico después de tres o cuatro días, una semana o el tiempo que el niño requiera permanecer en el hospital. Además, necesitamos que la sociedad esté abierta para incluirlos".
No son delincuentes
Según las estadísticas de este servicio del Mira y López, menos del 10% de los chicos que han pasado por el Paramí y el dispositivo de infancia ha tenido conflictos con la ley.
En este sentido, el Dr. Sebastián Calvet aclaró que "en el imaginario social hay una vinculación muy fuerte con la idea de que estos chicos son delincuentes, peligrosos. Pero son chicos con trastornos de conducta que están sufriendo y están excluidos de la sociedad. Algunos tienen problemas de adicciones, pero es la minoría. De los dos chicos que actualmente están internados (de 13 y 11 años), uno tiene problemas de adicciones. Llegan a consumir sustancias como una forma de suplir tanto abandono, el hambre, el desalojo, la expulsión de los lugares donde ellos eligen estar".




