Activo. Unas doscientas personas diarias transitan por los pasillos de este edificio, que modificó radicalmente la dinámica de barrio.
En barrio Transporte, existe un ámbito en el cual los gobiernos nacional, provincial y municipal se unen con el fin de generar un espacio público de desarrollo social.
Activo. Unas doscientas personas diarias transitan por los pasillos de este edificio, que modificó radicalmente la dinámica de barrio.
Al ingresar al CIC de Facundo Zuviría, lo primero que llama la atención es el intenso movimiento dentro del edificio. Oficinas para trámites impositivos y de asistencia social, jardines de infantes, solares, cursos y talleres para niños y adultos, consultorios, todo es dinamismo dentro de este ámbito. Los inicios de este lugar se remontan a los años de la gestión municipal de Martín Balbarrey, cuando desde el Ministerio de Desarrollo Social de Nación se decidió construir edificios con los objetivos de fomentar la integración y participación comunitaria y mejorar la calidad de vida en los barrios más vulnerables. Éste fue el cimiento del CIC de barrio Transporte que abrió su puertas a fines de 2007, tras una inversión de 650 mil pesos del Estado nacional y la ejecución de obra por parte de la Municipalidad. Un año después, la provincia se sumaba aportando el Centro de Salud, cuyo objetivo principal sería brindar atención primaria a todos los vecinos de la zona. Miguel Ángel Ruiz Díaz desde hace un año está a cargo de este centro y subraya el importante papel que ha jugado en la zona. “Calculamos que solamente por mañana, unas doscientas personas transitan por los pasillos de este edificio, que ha modificado radicalmente la dinámica de barrio Transporte, ofreciendo a los vecinos un punto de encuentro. Sobre todo es de destacar la importancia que ha tenido la apertura del dispensario y de los jardines de infantes gratuitos”, contó Ruiz Díaz. Y efectivamente, el valor de los jardines es palpable. Allí funcionan seis salitas —tres de mañana y tres de tarde— que permiten que los padres del barrio que deben ir a trabajar puedan dejar a sus pequeños en manos de las seis docentes a cargo. Pero aquélla no es la única opción que el centro ofrece a padres y adultos en general. También en las instalaciones funcionan bibliotecas, el Plan Joven, cursos y talleres de oficios, e incluso dentro del predio del CIC los días viernes y domingos se desarrolla el popular Club del Trueque. Perfeccionamiento, asistencia, contención, salud y educación. Éstos parecen ser los reales cimientos que sostienen a este edificio. Lo cierto es que estos sitios finalmente demuestran que cuando se dejan de lado los enfrentamientos infructuosos y las diferencias políticas, y el Estado se embarca en un proyecto cuyo único eje es el bienestar de los ciudadanos, mucho puede lograrse.