Luego de más de nueve horas de viaje, los delegación argentina que partió ayer de Buenos Aires llegó a Johannesburgo, a las 3.40 (8.40 hora local) y una hora más tarde arribaron, en micro, a Pretoria.
De buen humor bajaron los jugadores y el cuerpo técnico argentino del avión y la mayoría descansó sin problemas durante todo el viaje. Una vez en Johannesburgo, y luego de los trámites migratorios, el plantel argentino se subió a un micro -hubo dos, atrás iban los dirigentes y allegados- y desde la pista partieron hacia Pretoria.
Escoltada por seis motos y tres autos de la policía, la delegación argentina viajó en micro los poco más de 60 kilómetros que separan Johannesburgo de Pretoria. En la sede de la Universidad de Pretoria, a los jugadores argentinos lo esperaron casi un centenar de medios y unos pocos curiosos.
Por pedido de la AFA, a unos cien metros del ingreso al predio se colocó una valla policial y nadie pudo ver de cerca de los jugadores ni al cuerpo técnico. Sólo los fotógrafos con sus lentes pudieron tomar imágenes de los argentinos ingresando al hotel de la Universidad de Pretoria, donde dormirán y entrenarán.
Maradona, en el aeropuerto, se mostró de buen humor, saludó a la gente y a la hora de subirse al micro ocupó el primer lugar secundado por sus ayudantes de campo, Alejandro Mancuso y Carlos Enrique. Una vez que todos se bajaron del micro, la delegación fue a desayunar para luego acomodarse en sus respectivas habitaciones.
Fuentes del seleccionado argentino informaron a Télam que el trabajo del plantel de hoy sólo iba a ser regenerativo y la mayoría no iba a salir del gimnasio, aunque harían alguna caminata por el predio de la concentración.
La idea es que mañana comiencen con los trabajos fuertes pensando en el partido debut mundialista, que será el sábado 12 de junio, en Johannesburgo, ante Nigeria. Luego, el equipo de Maradona jugará ante Corea del Sur (el jueves 17 de junio, también en Johannesburgo) y el martes 22 cerrará su participación en el Grupo B enfrentando a Grecia, en Polokwane.
El color estudiantil
La llegada del seleccionado argentino a la ciudad de Pretoria, la capital de Sudáfrica, no tuvo estridencias pero sí mucha alegría, brindada por chicos de escuelas secundarias de la ciudad.
Una hora antes de que llegara el seleccionado argentino a su “bunker” durante el Mundial de Sudáfrica 2010, unos 40 chicos se hicieron presentes y se mostraron emocionados por tener la posibilidad de ver de cerca a Diego Maradona y Lionel Messi, los máximos referentes del fútbol argentino.
Junto a ellos sólo hubo unos pocos argentinos, Gabriel, un sanjuanino que llevó su bandera de “Del Bono es Mundial, San Juan Presente”, haciendo referencia a un equipo que milita en el Argentino B. “Para mí recorrer tantos kilómetros y ver al seleccionado argentino es un orgullo, pero me siento más orgulloso de que se pueda ver la bandera de mi equipo y mi provincia”, le contó a Télam Gabriel, quien prefirió no dar a conocer su apellido debido a que reconoció que se escapó del trabajo aduciendo enfermedad.
Junto a Gabriel también hubo dos argentinos más, una pareja que vive hace un año y medio en Pretoria, y el resto, sacando a los chicos de la escuela secundaria, eran todos periodistas. Cerca de 15 medios argentinos, algunas agencias internacionales, poco medios locales y varios de Brasil, hicieron la guardia esperando la llegada del Maradona y sus dirigidos.
Cuando llegó la información que el plantel nacional comenzaba a recorrer los 60 kilómetros que separan Johannesburgo de Pretoria, los chicos fueron alineados a metros de la entrada a la Universidad. Allí les repartieron banderas argentinas y sudafricanas que agitaron durante media hora, y sólo pararon cuando todos los jugadores argentinos se bajaron del micro.
También fuera del predio se produjeron situaciones curiosas, como un chico de no más de tres años, con una camiseta de Brasil, jugando con su padre con una pelota, y un brasileño con la camiseta del Barcelona haciendo jueguito, demostrando que su sangre es más local que carioca.
Una vez que el plantel ingresó al predio la gente se fue retirando del lugar, pese a que durante un rato algunos pensaron que iba a salir algún jugador a firmar un autógrafo. Se sabe que los futbolistas argentinos, sobre todo cuando llegan de un largo viaje, son poco afectos a satisfacer los pedidos de la gente, aunque no les faltará oportunidad de mostrar su agradecimiento por el cariño que ya comenzaron a brindarles en Pretoria.
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