(Corresponsalía Rosario)
A medida que se acerca el clásico entre Central y Newell’s, catalogados como “amistosos”, en los que no está en juego ni el descenso ni la punta del torneo, Rosario quedó sumergida en un clima de violencia, más allá de la que a diario se llevan las crónicas policiales. Hoy a la madrugada ocurrieron dos hechos que encendieron alarmas en las autoridades por los dos partidos que se jugarán los domingos 20 y 27 de enero.
Apareció incendiado un negocio de venta de ropa de Newell’s, ubicado en pleno centro, en Rioja 2018, entre Moreno y Balcarce. Este local, según relataron testigos de la zona, fue atacado con bombas de tipo Molotov, que provocaron la destrucción total de la tienda. Incluso, las llamas afectaron a otros comercios linderos.
Esta madrugada un grupo de unos 20 jóvenes intentó quemar una sede de Central, que se encuentra en Juan B. Justo al 900, un lugar que entre los canallas se lo conoce como el “clubcito”, donde un sector de la barra brava se reúne antes de los partidos que se juegan en el Gigante de Arroyito. Ese lugar es “controlado” desde hace mucho tiempo por Andrés Pillín Bracamonte, quien recuperó la libertad en febrero de 2011 tras estar ocho meses preso en la Unidad Nº 3, de Rosario.
Los inmuebles que pertenecen a Rosario Central son blancos de ataques desde hace un tiempo. El 5 de enero pasado la sede del club, que se encuentra en Catamarca al 2500, en el cruce Alberdi, sufrió daños graves, luego de que durante la madrugada un grupo de desconocidos incendiara en la puerta cubiertas de autos que provocaron que las llamas afectaran a gran parte del local. Unos días antes, en los predios de Arroyo Seco y de Granadero Baigorria se sucedieron otros hechos violentos, con pintadas y el destrozo del sistema de riego de las canchas de fútbol.
La organización de los dos partidos “amistosos”, que reflotan un clásico que no se puede jugar por los puntos, porque Central descendió en mayo de 2010, está a cargo de una empresa que se llama World Eleven, que después de largas negociaciones con los dirigentes de ambas instituciones decidió que los dos cotejos se jueguen sin público visitante. Pero a pesar de estas restricciones, la presión sobre el dispositivo de seguridad que se pondrá en práctica para estos dos encuentros futbolísticos va en aumento. Está previsto, según anticiparon la semana pasada desde el Ministerio de Seguridad, que el operativo demande unos 500 policías en las cercanías del estadio, y otro tanto para patrullajes en lugares donde se pueden trenzar los hinchas. Matías Drivet, secretario de Seguridad, reconoció hoy a la mañana que “este hecho suma preocupación” e indicó que “como se hizo en las anteriores situaciones de similar tenor, se incentivan la custodia y la atención sobre determinados puntos por hipótesis de riesgo o conflicto”.