EFE - Antonio Martín Guirado
La actriz Esther Williams, conocida como “la sirena de Hollywood”, fallecida hoy de causas naturales en su residencia de Beverly Hills (Los Ángeles, California) a los 91 años, nunca cejó en su empeño por nadar, su verdadera pasión, a pesar de estar confinada a una silla de ruedas en sus últimos años de vida.
La protagonista de clásicos como “Bathing Beauty” (1944), “Ziegfeld Follies” (1945), “Neptune’s Daughter” (1949) y “Take Me Out to the Ball Game” (1949), a pesar de una caída que la dejó inválida por una rotura de tobillo, se mantuvo activa y disfrutando de baños en su piscina de agua calentada con energía solar, según explicó a Efe su cuarto marido, Edward Bell, en agosto de 2011, por el 90 cumpleaños de la intérprete.
Según Bell, a Williams le encantaba pasar tiempo en el agua con su nieto Jack, que entonces tenía casi 3 años, para que algún día pudiera decir: ¿“Sabes quién me enseñó a nadar?“
“Nadar es el único deporte que puedes practicar desde tu primer baño hasta el último. Y sin lesiones”, según palabras de la mítica actriz que relataba su marido en un correo electrónico.
Bell indicó que su esposa disfrutaba de la vida con sus más allegados, viendo películas de su época y partidos de tenis, y que celebraría sus 90 años rodeada de amigos de su Iglesia (la “Ciencia de la Mente“) y sus nietos.
Williams fue seleccionada a los 16 años para competir en los Juegos Olímpicos de 1940, aunque finalmente fueron cancelados debido al comienzo de la II Guerra Mundial. Para entonces ya había batido varios récords nacionales y regionales de natación como parte del Los Angeles Athletic Club.
De ahí se incorporó al espectáculo Billy Rose Aquacade, en compañía de otra gran figura de aquel deporte: Johnny Weismuller (Tarzan).
Su desparpajo llamó la atención de los grandes ejecutivos de Hollywood y en especial del estudio Metro-Goldwin-Mayer (MGM), quien comenzó a tentar a Williams con la posibilidad de adaptar ese “show“ a la gran pantalla.
En una época en la que Gene Kelly bailaba y Judy Garland cantaba, Hollywood buscaba una nueva estrella capaz de conjugar esas cualidades desde una óptica diferente.
Williams finalmente aceptó y con ella, su sonrisa, sus movimientos y su atractivo, llegó el llamado ballet acuático cinematográfico, donde se mezclaban las actuaciones con coreografías de natación sincronizada.
Títulos como “Bathing Beauty” (1944), “Million Dollar Mermaid“ (1952) y “Dangerous When Wet” (1953), con una fórmula que mezclaba romance, música, toques de comedia y un argumento ligero con cualquier excusa para que la actriz apareciera en el agua, la convirtieron en un imán para el público.
Su imagen en traje de baño, perpetuada en decenas de películas, fue una de las imágenes favoritas para los soldados estadounidenses durante la II Guerra Mundial.
Precisamente “The Million Dollar Mermaid” es el nombre de la biografía de la actriz, publicada en 1999, en la que detalla sus escarceos con el LSD, animada por Cary Grant, y un apasionado romance con Victor Mature.
A lo largo de su carrera apareció en títulos junto a iconos como Gene Kelly, Frank Sinatra, Red Skelton, Ricardo Montalbán y Howard Keel. Durante la década de los 40 muchos de sus trabajos se contaron por éxitos en taquilla, pero aún así decidió poner fin a su carrera cuando todavía disfrutaba de la fama, especialmente tras la gran popularidad de unos programas de televisión.
“Me marché con la cabeza alta”, dijo en 1989 Williams, quien explicó que su renuncia tuvo que ver con el cierre de los grandes estudios, momento en el que la producción cinematográfica pasó a manos de inversores de Nueva York. Con ellos, adujo, la creatividad cedió paso a la rentabilidad.
“Hollywood me trató muy bien. Era una niña mimada, pero la fórmula de mi éxito era el agua y no podía ser otra, de manera que nunca llegué a interpretar un papel dramático con éxito”, reconoció.
Reconvertida en empresaria, se dispuso a vender piscinas y a prestar su nombre a una línea de bañadores para mujeres, de estilo retro, fundada en 1988.
También participó en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles (1984) como comentarista. De hecho, Williams fue uno de los principales valedores para conseguir que la natación sincronizada fuese incluida oficialmente como deporte olímpico ese año.
Con Bell contrajo matrimonio en 1994. Anteriormente estuvo casada con Leonard Kovner, el cantante y actor Ben Gage, y el actor y director argentino Fernando Lamas. Williams es la madrastra de Lorenzo Lamas.
EFE