Alejandro Gabriel López (*)
La cadena de frío consiste en el control constante de la temperatura en todas las fases de un alimento, desde su producción hasta su consumo, manteniéndolo en un mismo rango de temperatura y garantizando, de esta forma, su buen estado.
Si se rompe la cadena de frío, se provoca la perdida de las condiciones sanitarias del producto y se abre una puerta para la proliferación de microorganismos patógenos. Por eso, entre las buenas prácticas que debemos tener ante la manipulación de alimentos congelados es importante seguir un orden en la compra dentro del supermercado donde se comience primero seleccionando los artículos de limpieza; segundo, adquirir los alimentos no perecederos como azúcar, arroz, etc.; tercero, tomar los alimentos refrigerados como yogur, quesos, manteca y, por último, escoger los alimentos congelados tales como pescados, con el propósito de disminuir los tiempos para que los productos perecederos no se vean afectados en la cadena de frío hasta llevarlos a nuestro domicilio.
(*) Técnico en Higiene y Seguridad Alimentaria (Mat. CPT 10720)
seguridad_alimentariacm@hotmail.com