Por Santiago Passeggi (*)
Por Santiago Passeggi (*)
Históricamente conocidos como "terciarios", los Institutos Superiores de la provincia (públicos y privados) asoman como una gran oportunidad para muchos jóvenes, al momento de pensar y decidir por una carrera. Y para un porcentaje importante de estos jóvenes, la opción de "aterrizar" en un instituto llega luego de haber "carreteado" durante un buen tiempo en la universidad; no fue la primera opción post secundario, pero allí logran tomar "vuelo". ¿Y eso por qué? Si bien no existen respuestas únicas ni absolutas, podemos aventurarnos en algunas explicaciones.
Los Institutos Superiores ofrecen carreras oficiales y sus títulos tienen validez nacional, con la particularidad de que todas sus propuestas son cortas: un promedio de 3 años de duración para las tecnicaturas y profesorados. Además, la opción de titularse en un instituto no excluye al mundo universitario; todo lo contrario: la mayoría de las carreras se articulan con ciclos de licenciatura, especializaciones y post títulos. Institutos Superiores y Universidad coexisten, cooperan y se necesitan mutuamente, no se anulan.
Otro factor decisivo es la gran conexión que existe entre los Institutos Superiores y el mundo del trabajo: durante las carreras técnicas y docentes, los "puentes" entre la formación académica y el mercado laboral son muy estrechos. A fuerza de las prácticas profesionalizantes, prácticas docentes, pasantías, capacitaciones e intercambios constantes, para muchos estudiantes, el acceso al "primer empleo" llega de la mano de su carrera "terciaria".
No menos importante que lo anterior, es el acompañamiento a las trayectorias de los estudiantes. Por una cuestión de tamaño y especialidad, los institutos tienen una población menos numerosa, lo que permite crear vínculos institucionales directos, próximos, cercanos. Acercarse a las "historias" personales de los estudiantes, a sus problemáticas, sus dificultades y particularidades, en tiempos de despersonalizaciones y masividades, es un gran punto a favor.
¿Algo más? Mucho más… La inmensa diversidad de carreras, cursos, capacitaciones y espacios de formación, relacionados con la educación, la empresa, la industria, la salud, la producción, la tecnología, el arte, la comunicación, etc.; la proximidad territorial de los institutos, distribuidos en los barrios, pueblos y localidades; la flexibilidad de cursado que ofrecen sus reglamentos académicos (que admite modalidades presenciales, semipresenciales y libres), entre otras tantas respuestas posibles para esa pregunta con la que iniciamos: ¿por qué estudiar en un Instituto Superior?
(*) Especialista en Gestión Educativa (Flacso), director de Icop