Por Gustavo Giorgi (*)
Por Gustavo Giorgi (*)
No tengo la menor duda de que esta debe ser una de las preocupaciones más frecuentes de todos los que hayan decidido iniciar el camino hacia una carrera. Los interrogantes aparecen de distintas formas, como por ejemplo: "¿Podré vivir de esto?", "¿me gustará realizarlo en el futuro?", "esta elección ¿me compromete de por vida?", "¿me dará la cabeza para estudiar o sería mejor si me buscase un empleo?".
Y claro, son preguntas que no vienen solas. Normalmente están acompañadas de emociones como la angustia, culpa o ansiedad, por citar las de mayor predominancia. Ante este panorama, lo primero que debés entender es que la respuesta a estas cuestiones está en vos. No busques recetas mágicas en el exterior ni tutoriales en Youtube, por más que tengan millones de vistas.
En tu interior está el camino y en este texto te paso algunas ideas para que puedas recorrerlo.
1. Identificar tu Ikigai
Definido como "valor" o "sentido de la vida", ese término japonés expresa con precisión cuál sería el principal motor para la existencia de cada uno. Surge a partir de una combinación armónica entre cuatro esferas: a) lo que amás; b) lo que el mundo necesita; c) por lo que te puedan pagar; d) lo que hacés bien.
Asimismo, son posibles otras relaciones que, lógicamente, nos llevarán a otros resultados. Por ejemplo, si combino "a", "b" y "c" sentiré inseguridad e inestabilidad por desconocer si efectivamente lo que hago, lo llevo a cabo correctamente. O bien si mezclamos "b", "c" y "d" podré lograr un buen nivel de vida, pero con sensación de vacío. Respecto de "a", "b" y "d", podrá concluirse el bienestar emocional, pero la imposibilidad de subsistir económicamente. Y, por último, si sumamos "a", "c" y "d" no estaremos plenos, dado que nuestra actividad no es lo que los demás necesitan.
Hay tres preguntas claves, capaces de orientarnos en esa búsqueda: ¿con qué actividades se me pasa el tiempo volando?, ¿qué me resulta fácil hacer?, ¿qué me gustaba cuando era un chico?
Te propongo que dibujes las 4 esferas y anotes todas las ideas pertinentes para cada categoría. Una vez hecho esto, podrás descubrir las regiones comunes entre unas y otras y orientarte en el hallazgo de tu propósito profundo.
2. Echá a los ideales
Posiblemente, una de las cosas más aplastantes en nuestra economía psíquica es la comparación permanente con un ideal inalcanzable. Cuando estudiamos, aparecen comparaciones odiosas: tu papá, el hermano brillante, o esa prima que hizo la carrera al día sin aplazos. La mejor comparación es con vos mismo. Trabajá cada día para ser una mejor versión de lo que fuiste ayer.
3. Festejá todos tus logros
Muchas veces, nuestra vida moderna no nos deja detenernos a celebrar. Conozco un montón de compañeros de facultad que carecen de recuerdos de su vida estudiantil, por estar "preparando la próxima materia" todo el tiempo. Hay muchos logros, además de haber rendido bien. Y te aseguro que ninguno de ellos es pequeño, si nos decidimos a verlos de ese modo.
Recorré tu estudio universitario con paciencia y determinación. No corras para aprobar o "meter materias". Aprovechá y paladeá todos los momentos que la vida te ofrece: cafés con amigos; cervezas para debatir temas calientes; conocer personas; charlar con profes...
4. Identificá tus conductas sostenibles
Si te das cuenta de que te cuesta estudiar o querés incorporar una nueva habilidad o hábito, comenzá a realizar pequeñas modificaciones en tu vida diaria, capaces de ser sostenidas. Es mil veces preferible hacer algo hoy que puedas seguir haciendo más adelante sin dificultad, así sea mínimo, que plantearse grandes modificaciones pero muy complejas de repetir.
Por ejemplo, si querés aumentar tus horas de estudio, no pases de 3 a 8, sino intentá sumar media hora o quince minutos por día.
5. Abrazá los cambios
Asumamos que formamos parte de un mundo en constante turbulencia y no nos focalicemos solo en el presente de la pandemia y sus ulteriores modificaciones. Ubiquemos que nuestra contemporaneidad está signada por el cambio continuo y si nuestras reacciones habituales son negarlo, oponernos o ser indiferentes, eso nos llevará puestos.
Sé flexible y fuerte como el bambú. Transfórmate en una persona "atleta" de los cambios y con músculos elásticos.
6. Configurate en red
Una condición clave del trabajo del futuro será realizarlo en entornos colaborativos. Animate a formar parte de equipos, sé una persona empática con los demás y no te cases siempre con tus propias ideas.
7. Generá y aportá valor
Cada uno de nosotros tiene un espacio regio para ello. Como estudiantes, con el objetivo en mente de innovar y aprender constantemente. Como sujetos, tratando de dejar una impronta positiva, sirviendo a los demás.
La mejora continua es eso: en cada vuelta del circuito agregar algo diferente, más rápido, más prolijo, más eficiente o, simplemente, más cómodo.
(*) Psicólogo, especialista en búsquedas de perfiles laborales para empresas, propietario de Human Touch Consultora