En el año 2009 el dengue llegó a la provincia de Santa Fe y lo hizo para quedarse. Esta enfermedad, ya endémica en algunas provincias de lo norte de nuestro país, representa un desafío actual al ya exigido sistema de salud.
El fortalecimiento del sistema de salud y la conciencia comunitaria ante la pandemia del coronavirus deben ser la base para hacer frente a la epidemia del dengue. La responsabilidad y la organización, comunitaria, social y política, serán claves.
En el año 2009 el dengue llegó a la provincia de Santa Fe y lo hizo para quedarse. Esta enfermedad, ya endémica en algunas provincias de lo norte de nuestro país, representa un desafío actual al ya exigido sistema de salud.
El Dr. Guillermo Kerz, vicerrector Académico y decano de la Facultad de Ciencias de la Salud, de la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF), es contundente en su diagnóstico: “El COVID-19 debe significar un aprendizaje para el sistema el salud y toda la sociedad en su conjunto, que se extienda más allá de esta pandemia, para hacer fente a una enfemedad emergente como es el dengue”.
Desde 2014, y a partir de la firma de un convenio entre la UCSF y el Katholischer Akademischer Ausländer-Dienst (KAAD) de Bonn, Alemania, se comenzó a investigar el tema Salud Global. Asimismo, se fundó la Red Latinoamericana de Salud Global –de la cual la universidad es parte- para trabajar en esa línea, atendiendo a los objetivos de desarrollo sostenible; y donde la salud atraviesa trasversalmente a todos los ejes de la política.
El director del Master en Salud Pública de la Universidad de Heidelberg e integrante de la Red, el doctor Olaf Horstik, en el marco de la videoconferencia realizada en el mes de marzo con los miembros de la Red, resaltó que es necesario el control de los vectores –el mosquito- y la adecuación de la vivienda. Sin embargo, indicó que eso no es suficiente y “hay que continuar buscando nuevos elementos químicos, biológicos ambientales que puedan realizar el control de los vectores y, fundamentalmente, la organización de programas de servicios, la detección cuando hay pequeños focos y la respuesta rápida a esto”.
Es importante -como lo resalta Horstik- la actuación a nivel domiciliario generando una responsabilidad comunitaria a través de la descacharrización y limpieza de los hogares, de manera conjunta con la aplicación de políticas públicas. La experiencia con otras enfermedades, como la malaria, son prueba de la ayuda de la comunidad para controlar la proliferación.
Haciendo un recorrido por la situación en la provincia de Santa Fe, el Dr. Kerz puntualiza que “antes del 2009 no había dengue autóctono, sino importado. El primer brote se produjo en la ciudad de Hersilia, dos años más tarde en la ciudad de Román y luego se fue extendiendo paulatinamente a toda la provincia”. Antes de 2009, el mosquito Aedes aegypti existía en la provincia, pero no estaba infectado. Luego del brote en Hersilia, se detectó al mosquito infectado con un subtipo del dengue, el DEN-1.
En general, estamos familiarizados con el virus DEN-1, pero este es solo una de las variantes. También existen los subtipos DEN-2, DEN-3, DEN-4 y ahora, el DEN-5. La aparición de casos autóctonos presagia la proliferación de sus variantes.
El doctor Kerz señala que es mucho más probable que desarrolle “un dengue severo una persona que haya sufrido dengue común anteriormente. Cuando vuelva a ser picado por otro mosquito con otro tipo de virus hay una alta probabilidad de que se produzca el dengue hemorrágico”. En ese sentido, indica que 1 de cada 20 personas puede contraer el dengue severo, que produce hemorragia interna y puede complicarse muy fuertemente.
Es importante resaltar que el dengue severo aparece 24 a 48 horas después de que desapareció la fiebre, por lo cual, del diagnóstico precoz y el tratamiento oportuno depende que no ocasione ningún inconveniente. Los síntomas abarcan dolor abdominal, vómitos, sangrado por la nariz o las encías, puede producir vómito de sangre o sangre en la materia fecal, y sentirse cansado, inquieto o irritable.
Entre las medidas de prevención, reafirmadas por la Red de Salud Global Latinoamericana, el uso de repelente es fundamental, durante todo el día y principalmente en los miembros inferiores y en las manos, porque el mosquito Aedes aegypti suele volar bajo. En el caso de los niños, también es importante aplicárselo en la cara.
La vestimenta también es importante: camisas de manga larga y pantalones funcionan de protección. Asimismo, en el interior de las viviendas, también reforzar con repelentes y telas metálicas en puertas y ventanas.
La pandemia de COVID-19 está fortaleciendo el sistema de salud, con el aumento de la infraestructura y las camas disponibles. Según Kerz, esto se presenta como una fortaleza ante la posibilidad de llegar a una situación similar con el dengue. “Puede haber muchos casos de dengue que requieran internación y el sistema ya contará con la experiencia y la preparación para alojar gran cantidad de personas infectadas, como sucede en San Pablo en Brasil o Ciudad del Este en Paraguay, donde el dengue es endémico y la afectación supera el 60%”.
El último seminario de la Red Latinoamericana de Salud Global llegó a la conclusión sobre la importancia de crear la conciencia sanitaria del control del vector, así como también que las definiciones en materia de salud deben ser transversales a todas las políticas y la responsabilidad comunitaria en el control del mosquito Aedes aegypti.
Kerz sostiene que se trata de “un tema muy desafiante para todo el mundo” y de allí la importancia de aprovechar la experiencia con COVID-19. “El dengue ha llegado a la provincia de Santa Fe para quedarse y el número de casos irá en aumento. Debemos capitalizar el coronavirus para fortalecer una verdadera conciencia comunitaria y producir políticas de salud eficaces que crucen a todas las ramas de la política, para poder hacer frente al dengue, que como el COVID, no tiene vacuna”.
Las claves serán entonces la responsabilidad y la organización, comunitaria, social y política. En esa línea, “desde las universidades, tenemos que asumir un verdadero compromiso social para lograr mayores investigaciones en el control del vector del mosquito Aedes aegypti”, concluyó el Dr. Guillermo Kerz.