- Se está hablando de retomar actividades y ampliar aforos. ¿Qué pasos sigue el ámbito educativo? ¿Están preparadas las escuelas para volver a la actividad plena?
Flavio Buccino, docente y especialista en gestión educativa, se refirió al regreso a la presencialidad en las instituciones educativas. Consideró que la educación no será la misma que antes de la pandemia. Propuso replantear formas de enseñanza y modelos de evaluación para revertir las dificultades en el aprendizaje y revincular a los estudiantes que abandonaron.
- Se está hablando de retomar actividades y ampliar aforos. ¿Qué pasos sigue el ámbito educativo? ¿Están preparadas las escuelas para volver a la actividad plena?
- Es un momento de incertidumbre, donde la pandemia todavía no pasó y ya estamos un poco desgastados. Cuando se decidió el cierre de las escuelas allá por marzo del 2020, no se esperaba que fuera por tanto tiempo. Cada vez que se cierran las escuelas los que más lo padecen son los sectores más vulnerables de la sociedad, pero tampoco es cuestión de decir "volvemos, ya pasó la pandemia y a otra cosa".
En estos momentos, creo que el gran dilema no pasa por cuándo volvemos a las aulas sino qué escuela es la que nos espera. Y acá ubico 3 escenarios: uno es volver a la que escuela que teníamos, como si no hubiese pasado nada; el segundo, es no volver como antes porque la tecnología llegó para quedarse; y el tercero es volver a una escuela con cambios que podrían haberse producido antes de la pandemia, pero que ahora son impostergables.
- Aunque algunas con mejores resultados que otras, para sostener la educación en la distancia surgieron muchas experiencias en distintos formatos. ¿Qué lugar le quedará a la "virtualidad" en la vuelta a la presencialidad? ¿La bimodalidad vino para quedarse?
- Queda claro que la escuela no será lo que fue durante este año y medio, pero tampoco será lo que era antes. Sería imposible ahora definir cómo será la nueva escuela, pero seguro será diferente. Algo de eso se empieza a pensar en torno a los trabajos de aprendizajes basados en proyectos, que integran distintas materias con parte de la actividad en el aula y parte en la casa.
Hay un cúmulo de acciones que se llevaron adelante en la pandemia que deberían formar un gran wikipedia nacional donde poder buscarlas, analizarlas y aplicarlas. Lamentablemente, son pocas las instancias que los Estados han generado para recopilarlas y recomponerlas. Pero sí fueron compartidas entre los mismos docentes, ante la necesidad imperiosa de mantener conectados a sus alumnos con los conocimientos. Un ejemplo lo veo en el reconocimiento de las escuelas urbanas al modelo de gestión de las escuelas rurales, que pudieron mostrar ese gran trabajo que hacen con los plurigrados, con alumnos de distintos grados que cursan con un mismo maestro.
Por eso, al contrario de algunas opiniones, creo que el trabajo de las escuelas en este tiempo fue muy fuerte y que los alumnos sí aprendieron cosas, con distintos alcances seguramente, pero no se perdió todo como algunos sostienen con respecto a la gran tragedia educativa argentina. Sí, ahora, lo necesario es recuperar al millón de chicos que abandonaron sus estudios y que no tienen pensado volver en este regreso a la presencialidad. Esta es una tarea que no alcanza sólo con el esfuerzo de los Estados, necesitamos de todos, organizaciones no gubernamentales, asociaciones de la sociedad civil, clubes deportivos, la Iglesia, referentes barriales.
- Incluso desde antes de la pandemia, la mayor problemática del sector educativo parece estar en los estudiantes que abandonan el secundario. Justamente, en estos días tomó repercusión el caso de una empresa que no conseguía jóvenes con título para trabajar en su fábrica. ¿Cómo está planteada la vinculación de la escuela con el mundo laboral?
- Generalmente, los educadores le tenemos bastante pánico a las demandas del mercado. Muchas veces, caemos en la visión utilitaria del conocimiento. Creemos que el sistema educativo argentino no está ajustado al modelo de producción de la Argentina. A mí me parece que el problema está, precisamente, en que no sabemos cuál es el modelo de producción que queremos. Como sociedad, todavía no definimos de qué vamos a vivir, en qué nos queremos especializar, a qué mercados apuntamos. El modelo educativo está afectado por esa situación.
En el caso de la empresa que no pudo conseguir empleados, habría que indagar sobre qué era lo que demandaba. Es muy posible que esos chicos tengan conocimientos que no se pueden validar con el título. En todo caso, paralelamente a una reforma del secundario que se ajuste al modelo de producción que queremos, tendríamos que discutir cómo hace el sistema para reconocer los aprendizajes no escolarizados, porque estamos poniendo poco para ver cómo recuperamos a estos jóvenes que dejaron la escuela, cuando muchos de ellos tienen un montón de capacidades y habilidades que no pueden ser medidas. A raíz de la repercusión de este caso, me acercaron un modelo implementado en Santa Fe, entre la empresa Essen y el ministerio de Educación, donde se organizaron para que 70 trabajadores que no habían terminado el secundario lo puedan hacer. Es un gran ejemplo de alternativas posibles a este problema.
La educación es más que escolaridad. Tendemos a cerrar las discusiones sobre lo que ocurre en esa caja negra que es la escuela, pero el sistema educativo es sólo una parte de la vida de una persona. Tenemos que encontrar la manera de poder convertir en conocimiento todas las experiencias e información que suceden por fuera.
- ¿La escuela puede dar más de lo que da? ¿Este momento es una oportunidad para pensar de qué forma es posible ofrecer algo nuevo a la sociedad?
- Es un cliché, pero es cierto que las crisis traen oportunidades. Hoy estamos frente a una gran puerta que nos lleva a reflexionar sobre la educación. Confío en que con el aporte de todos vamos a ir formando la escuela que queremos y podemos.
Lo que creo más importante en este sentido es que no hagamos caer este debate en la grieta. El problema del blanco o negro en el que estamos hace bastante tiempo en este país no nos lleva a ningún lugar mejor.
- El acercamiento de las familias a la escuela fue otro de los aspectos que se dio con la pandemia. ¿Cómo analiza este fenómeno?
- Es auspicioso el nuevo compromiso asumido por las familias. Más allá de la repercusión de Padres Organizados, esto es algo que se dio en gran parte de la sociedad al perderse el espacio escolar que nos daba la presencialidad y que hizo que tengamos que pasar más tiempo acompañando el aprendizaje de nuestros hijos.
Creo que este fenómeno está relacionado con que, en general, los sectores medios y altos han sido los más demandantes con la educación y, a la vez, los que mayor respuesta han recibido de los gobiernos. En cierto sentido, me recuerda a la vieja discusión entre pública y privada. En el caso de la pandemia, el cierre lo tuvieron que hacer todas las escuelas por igual. Entonces, creo que este es un momento oportuno para generar un nuevo compromiso con la educación pública entre todos los sectores, para dar respuesta a las demandas sociales actuales, más allá del reclamo por la presencialidad.
Todo esto da para pensar, también, el lugar de representación de las familias. Algunos plantean la participación en las mesas paritarias con los ministerios y gremios docentes; eso habría que verlo mejor, pero es necesario que los padres den su mirada sobre la educación de sus hijos, sabiendo cuáles son los límites lógicos de esos aportes. Incluso, habría que considerar el lugar que tienen los propios estudiantes, fundamentalmente en el nivel secundario y terciario.
Flavio Buccino reflexionó sobre si la pandemia servirá para repensar la estructura edilicia de las escuelas. "Los cambios pedagógicos ponen el foco en la necesidad de atender un factor de la práctica educativa que muchas veces hemos invisibilizado: el edificio escolar. Los espacios educativos tienen la capacidad de facilitar y/o fomentar prácticas pedagógicas o de lo contrario funcionan como un obstáculo. Es muy llamativo que, aunque se han hecho siempre señalamientos en este sentido, la mayoría de las veces fueron desestimados por los que gestionan políticamente la Educación. Señalamientos que ponen de relieve la necesidad de priorizar cambios en los espacios educativos que acompañen las nuevas prácticas pedagógicas.
De eso se encarga la arquitectura escolar, pensada para que el espacio ayude a enseñar y aprender. Y tras un año y medio de pandemia, hoy se agregan nuevos requerimientos, nuevas dificultades y desafíos arquitectónicos. En medio del debate para definir protocolos para la vuelta a clases presenciales, el edificio escolar es nuevamente el centro y se lo vuelve a reconocer como posibilitador o no de los aprendizajes", apuntó en algunas líneas de su última publicación digital.