Un grupo de científicos del Conicet Rosario y de varios institutos de investigación enviaron una carta formal a la Ministra de Educación provincial, Adriana Cantero, y a la subsecretaria de Educación Primaria, Nanci Alario, en la cual solicitaron “rever de manera urgente” el protocolo dispuesto para el retorno a las clases presenciales en la provincia. El fundamento, según explican los especialistas, es que la principal vía de contagio del virus Sars-CoV-2 -coronavirus- es la aérea, y ponen el énfasis en los aerosoles. Este factor de contagio no se contempla en el protocolo escolar de retorno alternado a la presencialidad.
Los aerosoles, cabe aclarar, no son los productos de venta libre en cualquier comercio, como desodorantes de ambientes, por ejemplo. Son micro-gotículas, muy minúsculas, microscópicas (y mucho más pequeñas en diámetro que las gotículas nasales o bucales) que las personas despiden por boca o nariz al respirar, hablar o toser, y que además tienen una gran capacidad de flotación en el aire, durante varios minutos e incluso horas. El contagio por aerosoles se da cuando una persona inhala esas microgotículas y que son exhaladas por una persona infectada con el virus.
“Estudios científicos realizados desde hace varios meses muestran evidencia concluyente sobre el rol predominante de los aerosoles en la transmisión del Sars-CoV-2, sugiriendo que al menos el 80% de los contagios tienen lugar por esta vía”, sostienen en la misiva la decena de expertos y expertas firmantes (ver El Dato). Pero además, los aerosoles tienen una enorme capacidad de ingresar más fácilmente a las vías respitatorias: el virus entra directamente adonde quieren ir.
Tenés que leerSe verificaron los protocolos para la reapertura de los cinesAdmiten los científicos: “Al momento de elaborarse los primeros protocolos sanitarios, este hecho era desconocido y se pensaba que el virus se transmitía por superficies contaminadas o por gotas grandes que alguien emitía al toser o estornudar. Hoy en día, dichos mecanismos de contagio si bien no se descartan, son mucho menos frecuentes en comparación con la alta probabilidad de transmisión observada a través de aerosoles”.
En el actual protocolo de la cartera educativa (Circular Nº 001 del 10 de febrero último), no se menciona taxativamente la ventilación permanente en las aulas (sí que la ventilación debe realizarse en recesos de 20 minutos tras los dos módulos de clases de 90 minutos cada uno).
Durante estos módulos (con los alumnos adentro del aula), “la acumulación de aerosoles puede ser muy grande, aumentando notablemente el riesgo de contagios. Además, el único recreo de 30 minutos implica que la mitad de los alumnos de la escuela deberán estar simultáneamente en el patio durante un período prolongado”, advierte el documento de los investigadores.
Con todo, “los aerosoles quedan flotando en el aire de un aula, pueden descender sobre un pupitre, y mucho tiempo después se inactivan. Con ello, las probabilidades de contagio por vía aérea son muy altas, por eso la ventilación permanente es clave, y es lo que recomendamos. Esto no quita que deba insistirse en la higienización de manos, en los cuidados de sanitización/desinfección ya conocidos”, le dice a El Litoral uno de los expertos que firman la misiva (pidió reserva de nombre).
Lo que recomienda este grupo del Conicet para las clases presenciales es acortar los módulos de clases a 45 minutos (hoy son de 90), y que haya varios recreos cortos de 10 minutos. “Esto permite garantizar mucho mejor la ventilación de los espacios, reduciendo sensiblemente las posibilidades de contagio”.
Así, “se brinda la posibilidad de desfasar los períodos de clases y recreos en 10 minutos entre distintos grados (dividiendo en dos o tres grupos); se evita la aglomeración de personas en la entrada y la salida (de cada escuela), y se divide por dos o por tres el número de personas que simultáneamente están en el recreo”, añaden. “Lo que se recomienda es estar la menor cantidad posible de tiempo continuo en un lugar cerrado, por eso la necesidad de ventilación permanente”.
“El protocolo no lo dice; pero (en cada aula) hay que tener las puertas y ventanas abiertas todo el tiempo. Y que se limite lo más posible el tiempo de estadía continuo dentro de ese espacio educativo. Lo ideal sería hacer todo al aire libre, pero no se puede; entonces, nuestras recomendaciones son éstas, justamente para evitar que se concentren los aerosoles en el ambiente áulico”, insistió el experto consultado por este diario.
Con todo -concluye la carta-, “solicitamos a las autoridades del Ministerio de Educación rever de manera urgente esta decisión que pone en riesgo de manera completamente innecesaria a docentes, asistentes escolares, alumnos y familias y que puede hacer peligrar en poco tiempo la continuidad de las clases presenciales”.
Los científicos y científicas que firman en documento son la Dra Cristina Carrillo (IFISE - CONICET, UNR, Ex Presidenta de la Soc. Argentina de Investigaciones Clínicas); la Dra. Andrea Uboldi (Pediatra infectóloga, Ex Ministra de Salud provincial); el Dr. Ernesto Kofman (CIFASIS - CONICET, FCEIA-UNR); la Dra. Daniela Cattaneo (CURDIUR - CONICET, FAPyD-UNR); la Dra. Julieta Barchiesi (CEFOBI - CONICET, FbioyF-UNR); la Dra. Paula Abufager (IFIR-CONICET-FCEIA-UNR); el Dr. Pablo E. Tomatis (IBR - CONICET, FbioyF-UNR); la Ing. Mariana Bergonzi (CIFASIS - CONICET, FCEIA-UNR); la Dra. Pamela Cribb (IBR- CONICET, FbioyF-UNR), y el Tec. Mariano M. Barreto (CIFASIS – CONICET).