La escuela “Cecilio Tolosa” para canillitas fue construida en el Parque Escolar que fuera inaugurado a fines de 1912 por el Gobernador Manuel Menchaca (1912-1916) primer mandatario provincial elegido bajo la Ley Sáez Peña. La idea original pertenece al profesor José J. Amavet, quien entonces desempeñaba la presidencia del Consejo de Educación.
A comienzos de 1900 lo que hoy ocupa el puerto de Santa Fe eran tierras del río. Su costa era breve y anegada, las aguas en creciente se echaban sobre las calles y el comercio radicado en esta zona operaba sobre unos pobres muelles implantados en el extremo de la calle Belgrano o sobre la ribera limpia. En 1904 se colocó la piedra fundamental del puerto de nuestra ciudad y sobre lo que era lecho de las aguas quedó un gran arenal estéril. Allí nació, en 1913, el Parque Escolar, situado en Avenida Rivadavia entre las calles Mendoza y Tucumán, en lo que luego fue el Parque Alberdi.
La idea de dar utilidad pública a un área urbana que había quedado tan desolada, fue del profesor José J. Amavet, este funcionario impulso para que tales tierras, ganadas por laboriosos rellenamientos, fueran una gran plaza para la educación física. Según el historiador Bernardo Carrizo, los gobiernos radicales santafesinos que se sucedieron desde 1912 hasta 1930, tuvieron una política educativa de tendencia inclusiva y expansiva que aspiraba a un horizonte laico. Durante la gestión de Menchaca, se evidencia un gran esfuerzo por llevar a cabo una política educativa de fuerte impacto.
Archivo El Litoral D.R
Foto: Archivo El Litoral
La mayoría de los colegios públicos santafesinos practicaban educación física en este predio, entre otros, alumnos del Colegio Nacional y las escuelas primarias de la ciudad. Además, los santafesinos podían disfrutar de sus canchas de fútbol y de tenis, lo que lo convertía en un espacio integrador del tejido social.
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La escuela Cecilio Tolosa, estuvo orientada para aquellos que trabajaban en la calle, vendiendo el periódico, todos los días, sin poder asistir a la escuela, con una importante composición infantil y de casi absoluta informalidad.
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A nivel nacional, los antecedentes fueron un “Club de Vendedores de Diarios” promovido por el Club Femenino Socialista en 1904. Por otro lado, los “canillitas” fueron objeto de un asociacionismo de orientación católica y preocupaciones caritativas de las mujeres pertenecientes a las clases dominantes. En ese sentido, en Capital Federal, la obra más perdurable fue la “Casa del Canillita” fundada en 1929. El objetivo de la Casa consistió en realizar una “obra de mejoramiento moral y material de la vida de los menores vendedores de diarios”.
En Santa Fe, por aquellos años desde el gobierno provincial se buscó una respuesta para que “los canillitas” puedan realizar sus estudios, cumpliendo con la ley nacional 1420 de educación primaria común, gratuita y obligatoria. Fue así como la escuela Cecilio Tolosa funcionó con horarios más flexibles y tutorías docentes amoldadas al trajín diario de los “canillitas”. Si bien no sabemos con certeza la cantidad de vendedores de diarios que circulaban por las calles de Santa Fe, podemos pensar que debieron ser un número considerable, no solo por la preocupación estatal de fundar un colegio con la finalidad de que concurran a sus aulas, sino también, por la alta cantidad de tiradas diarias de ejemplares de periódicos con respecto a la población total de la ciudad. Lo que nos lleva a pensar que aquel “canillita”, voceador de las esquinas, ocupó un rol muy importante en el paisaje urbano de la ciudad a comienzos del siglo XX.