El Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA) es una prueba internacional estandarizada que evalúa a estudiantes de 15 años en tres áreas clave: Matemática, Lectura y Ciencias.
Se pone de manifiesto la necesidad de una revisión profunda de las políticas educativas.
El Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA) es una prueba internacional estandarizada que evalúa a estudiantes de 15 años en tres áreas clave: Matemática, Lectura y Ciencias.
Los resultados de la edición 2022 fueron recientemente publicados, y Argentina, como parte de los 81 países participantes, monstruo un desempeño que refleja tanto avances como desafíos significativos en su sistema educativo.
En la edición 2022, Argentina evaluó a una muestra representativa de estudiantes de todas las provincias, sumando un total de 14.014 alumnos, distribuidos en 460 escuelas. Esta fue la primera vez que Argentina participó en la versión digital de la prueba, lo que marcó un hito en la implementación de herramientas tecnológicas en la educación del país. La transición a PISA Digital requirió un esfuerzo coordinado del Ministerio de Educación, que distribuyó 8.157 notebooks y capacitó a docentes y estudiantes en el uso de estas herramientas.
La tasa de participación de los estudiantes argentinos fue del 86,42%, cumpliendo con los estándares internacionales exigidos por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), que coordina la prueba a nivel global. Este nivel de participación asegura que los resultados sean representativos y puedan ser comparados a nivel internacional.
En 2022, los estudiantes argentinos obtuvieron un puntaje promedio de 378 en Matemática, 401 en Lectura y 406 en Ciencias. Estos resultados posicionan a Argentina en un nivel intermedio dentro de América Latina, superando a países como Brasil y Perú en algunas áreas, pero por debajo de otros como Chile y Uruguay.
En comparación con la edición anterior de 2018, Argentina mostró una ligera disminución en Matemática (un punto menos), mientras que en Lectura y Ciencias los resultados se mantuvieron prácticamente estables, con variaciones mínimas de un punto hacia abajo en Lectura y dos puntos hacia arriba en Ciencias. Estos cambios, aunque menores, indican una tendencia preocupante de estancamiento en lugar de progreso en el rendimiento académico de los estudiantes argentinos.
Es interesante observar cómo varió el desempeño entre las diferentes regiones del país. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Córdoba y Mendoza fueron las jurisdicciones con sobremuestra en esta edición, permitiendo un análisis más detallado.
CABA: Aunque sigue siendo la región con mejores resultados, CABA experimentó una disminución en sus puntajes, especialmente en Matemática, donde cayó 10 puntos (de 434 en 2018 a 424 en 2022). En Lectura, la caída fue de 5 puntos, y en Ciencias, de 4 puntos.
Córdoba: Esta provincia también vio disminuciones, con una caída de 6 puntos en Matemática y 8 en Lectura, mientras que en Ciencias disminuyó 5 puntos.
Mendoza: Participando por primera vez en una sobremuestra, Mendoza tuvo un desempeño similar al promedio nacional en Matemática (378 puntos) y ligeramente superior en Ciencias (405 puntos).
A nivel internacional, los resultados de Argentina reflejan un desafío considerable. El promedio de la OCDE en Matemática fue de 472 puntos, lo que deja a Argentina 94 puntos por debajo. Esta brecha es una señal alarmante de la necesidad de mejoras significativas en la educación matemática del país.
En América Latina, Argentina se ubica en una posición intermedia. Países como Chile y Uruguay superan a Argentina en las tres áreas evaluadas, mientras que naciones como República Dominicana y Panamá se encuentran por debajo. Este posicionamiento destaca tanto las fortalezas como las debilidades del sistema educativo argentino en el contexto regional.
Los resultados de PISA 2022 subrayan la necesidad urgente de reformas en el sistema educativo argentino. Las áreas de Matemática y Lectura requieren una atención particular, dado el estancamiento y la leve disminución observada en los puntajes. A pesar de que el rendimiento en Ciencias ha mostrado una ligera mejora, el progreso es insuficiente para cerrar la brecha con los países de la OCDE.
Las autoridades educativas deben considerar políticas que fortalezcan la enseñanza de estas disciplinas desde los primeros años de la escolaridad. Además, es crucial continuar con la integración de tecnologías en el aula, no solo como una herramienta de evaluación, sino como un medio para enriquecer el aprendizaje y hacerlo más accesible y efectivo.
Por último, la desigualdad en los resultados regionales indica que se deben redoblar los esfuerzos para garantizar que todos los estudiantes, independientemente de su ubicación geográfica, tengan acceso a una educación de calidad. Iniciativas como la distribución de recursos tecnológicos deben ir acompañadas de estrategias que aborden las diferencias estructurales en infraestructura y formación docente en todo el país.
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