"Amadeus": la película que transformó a Mozart en un rockstar del siglo XVIII
En 1984, el cine generó íconos pop que marcaron una era, como “Terminator” y “Karate Kid”. Pero fue la rivalidad entre Salieri y Mozart la que conquistó el Oscar. A 40 años, celebramos el legado de esta obra maestra de Milos Forman.
Tom Hulce realizó su mejor trabajo, como Mozart. Pero el Oscar fue para F. Murray Abraham, que interpretó a Salieri. Foto: The Saul Zaentz Company, Orion Pictures
En un reciente video gestado para su canal titulado “Te lo resumo así nomás” (del cual el autor de estas líneas es un ferviente seguidor), el youtuber platense Jorge Pinarello sugirió que 1984 fue uno de los mejores años para el cine en toda la historia. Sus argumentos son sólidos: ese año nacieron algunos íconos de la cultura pop que marcaron las décadas siguientes: “Terminator”, “Karate Kid” y “Pesadilla”. Sin embargo, la obra que se quedó con el Oscar y que se ganó el respeto de público y crítica no tuvo que ver con robots, karatecas o asesinos seriales, sino con una rivalidad entre músicos. Fue “Amadeus”, de Milos Forman, estrenada hace justo 40 años, el 19 de septiembre de 1984.
The Saul Zaentz Company, Orion Pictures
“Amadeus” está basada en la obra teatral de Peter Shaffer, que mezcla realidad y ficción para contar la vida de Wolfgang Amadeus Mozart desde la perspectiva de Antonio Salieri. Según la “leyenda” en la que se basa Shaffer, este último odiaba a Mozart por su capacidad para expresar “la voz de Dios” a través de sus composiciones. La película, propuesta como un extenso flashback, es la narración de Salieri respecto de sus esfuerzos para arruinar la carrera del joven Mozart cuando éste amenaza dejarlo en un segundo plano.
The Saul Zaentz Company, Orion Pictures
Tom Hulce, en el papel de Mozart, ofrece una interpretación exuberante y traviesa, en contraste con la interpretación contenida de F. Murray Abraham como Salieri. Esta dinámica marca el tono de la película, donde la brillantez de uno subraya la mediocridad del otro. Muchos cuestionaron a Forman por presentar a Mozart como una especie de rockstar adelantado a su tiempo, pero esto cuadra perfectamente con el film. Como señala el crítico JKL, “Hulce hace cabriolas y se pavonea como si fuese consciente, de un modo anacrónico, de la estupidez de sus ropas con sus volantes y sus pelucas de colores”. Para que se entienda mejor: es como si fuese una especie de Charly García en medio de una corte europea del siglo XVIII.
The Saul Zaentz Company, Orion Pictures
Pablo Planovsky, en un artículo sobre la película escrito en 2023 para el diario La Nación, señala que “en la reimaginación de Mozart como un enfant terrible, Forman testeó a Kenneth Branagh y Mick Jagger para encarnar a esta versión punk rock del histórico compositor. El rol se lo quedó Tom Hulce, que trabajó en una risa estridente que Salieri interpretaba como otra burla de Dios. Según Hulce, la idea era que, al escuchar la risa, los espectadores pensaran que esa persona brillante era ‘de una inteligencia subnormal’”.
Escenarios y banda sonora
Forman, conocido por sus cualidades para dirigir dramas complejos como “Atrapado sin salida”, logró una representación visualmente espléndida, un festín para los sentidos. La dirección artística, los elaborados decorados y los trajes elaborados muestran el esplendor de la época. Eligió filmar la película en Praga, en lugar de Viena, con el objetivo de aprovechar la arquitectura y los emplazamientos históricos de la ciudad. Al respecto, vale la pena ver el documental que refleja el proceso de producción del film. Todavía eran tiempos de Guerra Fría (faltaba un lustro para la caída del Muro de Berlín y la caída de la Unión Soviética) de modo que la vigilancia del gobierno checo fue constante. Además, los teatros utilizados fueron iluminados con velas, para reforzar la sensación de época.
The Saul Zaentz Company, Orion Pictures
Más allá de los actores y la trama, lo que sobresale en “Amadeus” es la banda sonora, que tiene como insumo principal las composiciones de Mozart, que figuran entre las creaciones más maravillosas de la historia. Al respecto, vale la pena recordar una confesión de sir Neville Marriner, quien dirigió a la orquesta que grabó las versiones que están en la película. “Recuerdo un silencio sepulcral durante los extensos títulos de crédito al final de la película, en los que sonaba el Concierto para piano número 20, de Mozart. Me pareció increíble, pues la gente esperó hasta el final y aplaudió como si se tratase de un concierto”.
The Saul Zaentz Company, Orion Pictures
En definitiva, al elegir mostrar a Mozart como un genio incomprendido, irreverente y a veces pueril, Forman (como antes Shaffer) se animó a romper con las representaciones más formales de los grandes compositores, otorgándole a la figura histórica una dimensión humana, casi contemporánea. Es esa atemporalidad la que abre a la fascinación de nuevas generaciones y hace que “Amadeus” se mantenga como una obra maestra que, lejos de envejecer, se ganó un lugar indiscutible en el panteón de los grandes clásicos del cine.
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