Teatro, infancias y los desafíos en
un mundo “poblado de imágenes”
Este sábado tendrá lugar el cuarto encuentro de la Escuela de Espectadores de Santa Fe en las instalaciones del Centro Cultural Provincial. El eje convocante será “Teatro, dramaturgias e infancia”. Participarán Ana Alvarado y Nora Lía Sormani, especialistas en la temática. Y se podrá ver la obra colombiana “El Rey que se Enamoró de la Luna”.
PIE: “El libro sigue siendo accesible para generar fantasías y se puede leer en la biblioteca del colegio. Lograr el acercamiento de niños y niñas al libro también es positivo en este nivel, porque no todo el mundo tiene libros en casa”, consideró Ana Alvarado en una entrevista. Foto: Gentileza producción
A partir de las 11 de este sábado 23 de julio arranca el cuarto encuentro de la Escuela de Espectadores de Santa Fe. El punto de encuentro será el habitual, es decir el Centro Cultural Provincial (Junín 2457). La reunión comenzará con la intervención de la autora, directora y docente de teatro, especializada en títeres y objetos, Ana Alvarado, que abordará la temática de “Escribir para las infancias”. A las 12 se realizará una clase magistral de Nora Lía Sormani sobre “Teatros e infancias: historia y contemporaneidad”. Sormani se especializa en estudios sobre teatro, literatura y cultura para niños y jóvenes. La segunda parte de la jornada incluirá una función de “El rey que se enamoró de la luna” de Colombia, una charla con los artistas del espectáculo y una nueva edición del taller de escritura para crítica teatral.
Ana Alvarado, que recientemente publicó a través de Jacarandá Editoras “Anatolia”, una obra para niños y niñas con ilustraciones de Guillermina Marino, dialogó con este medio y adelantó algunos temas que profundizará junto al público que se sume el sábado. “Desde que empecé a escribir para niños y niñas ha cambiado mucho lo que se llama libro para la infancia. Y todavía más el libro de teatro. Antes los libros de teatro para niños estaban más pensados para quien iba a dirigir que para que lo leyeran niños y niñas. En cambio, esta obra está pensada y editada para que la lean ellos”, explicó.
Para Alvarado, esa ampliación en el punto de vista es interesante porque en general el teatro y la dramaturgia pasaban, en términos de infancia, solamente por la escuela. “En algún momento de la cursada se les enseñaba sobre estructura dramática o a reflexionar sobre lo que es el teatro. Está muy bien, pero no se ponía tanto hincapié en el acceso de niños y niñas a un formato de escritura teatral que puedan leer en soledad y encontrarse con que está dividido en escenas y con que eso se puede imaginar en acción”, consideró.
Ana Alvarado por Mauricio Trejos Hernández. Foto: Gentileza producción
Pequeños espectadores
En el caso de “Anatolia”, hay una fuerte presencia del teatro de sombras. De hecho, el personaje de esta obra, es una niña que tiene sombra de jaguar con todas las peripecias y metáforas que esa situación encierra. “Todo eso, en manos de las niñas y niños, les da el poder de leer solas y solos y también de ponerse a jugar sin necesidad de la bajada pedagógica del maestro o maestra. Que no está mal, porque para los que escribimos para el público infantil es fundamental el trabajo en las escuelas, para que se conozca el teatro y se vayan formando espectadores”, remarcó Alvarado. La colección de Jacarandá Editoras donde está incluida “Anatolia” se llama, de hecho, “Pequeño espectador”.
“La infancia lectora siempre fue algo sobre lo que tenían que trabajar los padres y la escuela. Pero lo que ha pasado es que los niños y niñas se desarrollan ahora en un mundo poblado de imágenes y con menos palabras escritas. Esa es la primera situación. Cuando uno escribe, tiene que pensar en la imagen. Cuando edita, debe pensar en la ilustración. Sabe que el lector infantil está vinculado con la imagen. Por eso el texto tiene que ser preciso, vinculado a la acción. Eso se ve en toda la literatura infantil para la primera infancia. El acercamiento es más bien visual”, explicó.
“El Rey que se Enamoró de la Luna” es una obra de teatro de actores que, con algunos elementos lúdicos y un derroche de imaginación, logra contar una historia entretenida y necesaria para fortalecer diálogos de ciudad. Foto: Gentileza producción
Camino de complejidad
Licenciada en Artes Visuales, Alvarado formó parte del grupo de titiriteros del Teatro Municipal General San Martín y desde 1989 hasta 2008 fue fundadora, integrante y codirectora del grupo teatral El Periférico de Objetos en la disciplina de teatro de objetos. Sus obras de teatro para niños, muchas de ellas puestas en escena en el marco del grupo de titiriteros del complejo teatral de la Ciudad de Buenos Aires, han sido editadas en antologías por distintas editoriales. “Tengo, de por sí, una tendencia a pensar en el teatro de títeres y de sombras más que en el de actores. Mis textos se pueden hacer igual con actores y actrices. Pero cuando escribo pienso que alguno de los personajes va a ser un objeto o un títere. Eso compone una imagen particular, más alejada de lo realista”, aseguró.
En la visión de Ana, el teatro de objetos se define porque es un montaje de cuerpos. “Eso constituye un sistema escénico que puede ser llevado adelante de distintas maneras. A veces el titiritero manipula y no se lo ve, o sea que es un cuerpo oculto. Otras veces el titiritero está presente mientras manipula el objeto. Hay momentos en los cuales el titiritero compone dos personajes. Y después puede haber otros actores o actrices que no manipulan”, apuntó.
Alvarado está convencida de que el teatro, más allá de la infancia, se ha complejizado en términos de puesta en escena con la necesidad de convocar a partir de algo más desarrollado. “El teatro solamente de texto no completa el deseo del espectador. Hay que enmarcar eso, generar una puesta, trabajar con la imagen. Eso siempre fue así, pero hoy los recursos que hacen que la gente vea todo el tiempo imágenes exigen al teatro complejizarse y expandirse”, finalizó.