Ignacio Andrés Amarillo
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La segunda jornada del festival cervecero, relocalizado este año en el Puerto, se vio hostigada por las nubes y la llovizna en las primeras horas de la tarde. La organización se encargó de confirmar la realización de evento, y (con algo de demora) el público no faltó a la cita. De nuevo esta jornada contó con la conducción de Martín Ferratto (en algún momento acompañado por Choa Gaspoz, locutora de “Recreo Diario” por la pantalla de Canal 13): su aplomo y sapiencia contrastaron con la hiperexcitación de conducciones de años anteriores, y congeniaron mejor con el sentir del público local.
Las propuestas
La tarde arrancó con el show de Raigambre, seguidos por el sonido de fusión jamaiquina de los paranaenses de Tabula Rasa: una banda que recuerda el lado más ska de Las Pastillas del Abuelo, de los arreglos a la voz y la temática de las letras. Fuerza Natural (Reconquista) hizo hincapié en el homenaje al sonido y las canciones de Soda Stereo, apoyados especialmente en el registro ceratiano del vocalista Nicolás Raffín.
Gurí Groove, otra de la bandas surgidas del concurso de la Cervecería, trajo su rock en mid tempos, con búsquedas variadas, mientras que cruzando al escenario 2 (el espacio principal y el secundario lograron articularse para generar una continuidad sin fisuras) subió Alguien Mató Algo, con una propuesta que oscila entre la energía y el pop enfocándose en las canciones, sostenidas en los arreglos vocales de Luz y Sol Pereyra (buenos nombres para un día nublado).
Bebotes trajo la fiesta: la banda encabezada por el versátil Paulo Chiavarini (voz y guitarra) viajó por canciones queribles, de The Beatles y Oasis a Kapanga, con la fuerte apuesta escénica de su referente (casi un Walas de Massacre cuando avanzó por la pasarela) y la contundencia de Daniel Maffioli (batería), Cosme Games (guitarra), José Domínguez (bajo) y Fabián Rosa (teclados), todos reconocidos artistas de la escena local.
Tras la presentación de los rafaelinos de Sexta Ciudad (una propuesta de rock clásico con tributo ricotero en “Vencedores vencidos”, aderezada con un violín eléctrico) fue el turno del Chino Mansutti y Los Refutadores del Pensamiento. El cantante de los ojos chiquitos y su banda (Cata Briggiler en guitarra, Pacho Geller en teclados, Nico Bordón en bajo y coros, Nano Filosi en batería) repasaron fundamentalmente las canciones de “Lo que queda de la casa”, su último disco. “Nos vemos”, “El huracán”, “Qué será”, “Ibuprofeno” (hit) representaron lo nuevo, mientras que “Revolución” volvió a los tiempos de “Lleva”, con la participación de Nacho Sobrevilla de Rap Activo (el rapero original de la canción) en combinación con Delfino Flow, estrella del hip hop santafesino: punto alto del show.
El tiempo de huayno de “Belén” antecedió al presente de “También tampoco”, antes de caer en “Fríos de agosto”, el clásico de tango rock de Farah revisitado en formato solista, con el cantante encarando la pasarela y ahorcándose simbólicamente con el micrófono.
Piberío encendido
“Seven Nation Army” de The White Stripes fungió como introducción para el compacto show de Tan Biónica, que igual tuvo su intro instrumental grabada, mientras los integrantes copaban el especial escenario, similar al de la última gira de Metallica: dos niveles con paredes de LED, para formar una sola pantalla. Diego Lichtenstein ocupó la batería arriba, junto a Germán Guarna como tecladista acompañante. Abajo se ubicaron Sebastián Seone (guitarra), Bambi Moreno Charpentier (bajo y teclados) y finalmente, para el griterío de las chicas que llegaron con “Hola, mi vida” escrito en la palma de la mano, surgió la silueta de Chano Moreno Charpentier.
Con el look militar estilizado y futurista, pasaron por “Vámonos” antes de atacar con “Tus horas mágicas”, uno de sus más nuevos hits (televisivo también) y “Pétalos”. El piano vertical a lo Muse le permitió al cantante arrancar con “Loca”. Ahí vino la convocatoria al “piberío biónico” para “Mis noches de enero”. Un recitado en off fue el corte para que el grupo salga a la pasarela en un formato de banda electrónica para “Vidas perfectas”, antes de volver a armarse para explotar con “Ciudad mágica” y convertir a los presentes en quinceañeras alocadas, fuera de género y edad.
“El duelo” siguió la fiesta del bombo en negras. Chano pasó por las teclas de su hermano en un enganchado que se podía presentir con “Ella”, otro de los grandes hits de la banda, seguido por “Hola, mi vida”, el corte del disco próximo a salir. “Música”, con su cita a la lluvia, fue otra oportunidad para que Chano conjure al buen tiempo, para pasar por “Arruinarse”, con el rap de “Diega” en el medio para terminar a capella.
“Obsesionario en La mayor” encaró ya la recta final, prolongando su romanticismo upbeat en el pegadizo estribillo de “La melodía de Dios”. Agradeciendo a la gente que “acertadamente” los convocó al show, regalando la capita con capucha que había cambiado por su saco, Chano convocó al “piberío biónico” a terminar a voz en cuello con la canción.
“All you need is love” de los Beatles fue la banda sonora de la despedida, abrazos y felicitaciones entre los artistas. La ciencia de la destinología pasó por Santa Fe, en el caliente festival del verano local.