"Carmencita": choque de hermanas en clave de comedia negra
La obra de Patricia Suárez se presenta el 11 de agosto en Valeri-Montrul Multiespacio. Con dirección de Alejo Degiorgis, cuenta con las actuaciones de Elisabet Greco y Liliana Antoni en una trama que mezcla comedia y drama familiar.
“El gran desafío que encontramos con el grupo de trabajo fue cómo ponerle el cuerpo a los temas que se tratan”, expresó el director. Foto: Gentileza producción
El domingo 11 de agosto a las 19:30 se estrena la obra de teatro “Carmencita” de Patricia Suárez en Valeri-Montrul Multiespacio (San Lorenzo 2513). Es una creación escénica que cuenta con las actuaciones de Elisabet Greco y Liliana Antoni, bajo la dirección de Alejo Degiorgis, con la asistencia y el vestuario de Ignacio Estigarribia. La obra cuenta la historia de dos hermanas que se reencuentran en la casa paterna tras la muerte de su madre. La menor lleva una vida de cierta inestabilidad emocional en la ciudad. La mayor, quien permaneció en su pueblo natal, es una viuda insatisfecha con más de un secreto por revelar. La historia familiar resulta un relato diferente para cada una de ellas, convirtiéndose en la estructura principal de la trama.
“La adaptación de la obra al escenario fue una búsqueda. Por eso a mí me gusta hablar de creación escénica. No es una puesta en la que yo tenía en la cabeza cómo quería dirigirla, sino que fue un encuentro entre los cuatro integrantes del equipo. Fue leerla, generar hipótesis de trabajo, qué nos urgía, qué nos venía a la cabeza, qué imágenes relacionábamos, para una puesta que no es la convencional que uno podría imaginarse cuando la lee. Así que la adaptación, te podría decir, no es algo que estuvo de antemano, sino que se fue creando”, explicó Degiorgis a este medio.
-¿Cómo incidió tu visión de la comedia negra de mediados del siglo XX en la puesta?
-Dentro de las hipótesis de trabajo, leyendo el texto, que es muy potente porque son dos hermanas que se vuelven a encontrar después de mucho tiempo y se dicen barbaridades una a la otra, apareció la idea de proponer a la comedia negra como una de las posibles miradas. Es un género que se caracteriza por tratar temas tabúes como la muerte, el sexo. Temas que se abordan en la obra pero de manera humorística. Se utiliza ese humor irónico, ácido para provocar la risa en estos temas que, de otra manera, tal vez no nos animamos a hablar tal como lo propone el texto de Suárez. Entonces empezamos a ver películas de Hollywood de mediados del siglo XX, y otras más actuales como “La muerte les sienta bien”. Eso hizo que pudiéramos tomar ciertos gags, formatos y tipos de actuación para mostrar esos temas tabúes de una manera que el público los pueda recibir sin verse afectado.
Conversaciones
-¿Qué desafíos encontraste al trabajar con esos temas de comedia ácida y personajes con historias familiares complejas?
-El gran desafío que encontramos con el grupo de trabajo fue cómo ponerle el cuerpo a los temas que se tratan, con la ironía que se tratan y que ese cuerpo también sea orgánico a lo que se está diciendo, por más que se utilice la figura retórica del humor. En cuanto a las historias familiares complejas, quiero contarte que dentro del proceso, como grupo, conversamos mucho y buscamos nuestras propias historias. Esas conversaciones están grabadas porque esta obra de teatro es mi tesis en la Licenciatura en Teatro. Pero, incluso, esas conversaciones se utilizan en la puesta como parte de la dramaturgia. No diría que hicimos catarsis o terapia sobre eso, pero sí que encontramos cómo estos temas tabúes aparecen siempre y los seguimos manteniendo como tales. Y qué nos pasa en el cuerpo cuando tenemos que conversar de estas cosas. Y cómo estos personajes pueden coincidir con nuestra forma de mirar o tienen una mirada contraria y hay que ponerle el cuerpo igual. Creo que ese fue también un gran desafío de los actores.
Cuerpos rotos
-¿Podés profundizar más sobre cómo la investigación física y el trabajo con los cuerpos de los personajes impactaron en la obra?
-Se trabajó mucho con la hipótesis de los cuerpos rotos, algo que propuso Ignacio después de leer la obra. Hay personas que están rotas, vidas que están rotas. Entonces, la investigación física fue a partir de estas imágenes que nos surgían de personajes del cine o de las mismas calles de Santa Fe, para construir, deconstruir y llegar al extremo, utilizando la música, los audios y los textos de las conversaciones que habíamos tenido sobre eso. Incluso no tanto desde la búsqueda de un personaje, sino desde qué o cómo respondía el cuerpo a eso que sonaba.
Gentileza producción
Sucesión de juegos escénicos
-¿Qué aspectos del proceso creativo te sorprendieron más durante la producción de “Carmencita”?
-En noviembre o diciembre, cuando empezamos con esta producción, yo no tenía idea de hacia dónde íbamos. Lo que sí tenía y sentía era que quería mucho trabajo de cuerpo. Era mi primera experiencia trabajando desde ahí, desde el vacío. Y fuimos avanzando con imágenes, hipótesis y juegos teatrales que conocemos los cuatro por ser actores. En esencia, “Carmencita” es una sucesión de juegos escénicos donde estas hipótesis están presentes. Donde se cuenta la historia, que se puede entender de una manera lineal o a partir de la metáfora. Así que me sorprendió eso y también mis compañeros y la unión que se dio entre los cuatro.
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