En su ensayo “Jamás tan cerca”, el periodista cultural y docente Agustín Valle analiza la influencia de los celulares en la conformación de la subjetividad humana. Intenta trazar la radiografía de una época en la que el teléfono celular se utiliza casi como un rosario católico.
“Los dispositivos de la sujeción conectiva nos ofrecen comunidad, cuando en el uso normal y hegemónico bloquean los lazos propiamente comunitarios”. Una de las paradojas que atraviesan estos tiempos y que Valle señala en su libro.
¿Qué forma humana se produce con los artefactos conectivos? Esta es una de las preguntas que formula Agustín Valle para estructurar su libro “Jamás tan cerca”, recientemente editado por Paidós, un extenso ensayo que apunta, más que centrarse en los aparatos, abrir líneas posibles de reflexión respecto a las operaciones y movimientos que emergen con su uso y constituyen la subjetividad.
Valle analiza prácticas que hoy son cotidianas (el chequeo permanente del celular, el escroleo constante en redes sociales, la autopromoción, la sonrisa de selfie, el cúmulo creciente de aplicaciones) y cómo las mismas, en conjunto dan pie a una “compulsión conectiva”, a un “apego encandilado a las pantallas”. Que dan pie a la construcción de un tipo muy concreto de subjetividad.
¿En qué consisten las operaciones concretas que se fuerzan al vivir en el ambiente cuya clave son las pantallas? se pregunta el autor.
“Hace muchos años que tengo un interés reincidente en asuntos que englobo bajo el concepto de subjetividad mediática. Un interés que está por fuera de una programática institucional, ya que no tengo una vida académica en el sentido de una dedicación doctoral o becaria, sino más bien una inquietud existencial en relación a fuerzas que nos traman, nos están sujetando y modulan la vida”, explicó el periodista y ensayista en una entrevista concedida a este medio.
Todos somos mediáticos
Más que las pantallas y lo conectivo, la inquietud primordial del libro es el postulado, inquietante, de que en estos tiempos lo normal es vivir la vida y las cosas como “un medio” para otra cosa. “Lo cual es un gran despojo de una posible soberanía del presente sobre la existencia. Si vivimos todo como un medio para otra cosa, entonces la instancia de consagración donde la vida se encontraría con su destino siempre está dislocada. Si todo es un medio para algo, se utilitariza todo”, expresó Valle.
Más que las pantallas y lo conectivo, la inquietud primordial del libro es el postulado, inquietante, de que en estos tiempos lo normal es vivir la vida y las cosas como “un medio” para otra cosa.
Esa tendencia a mediatizar todo posee, según el libro, una larga genealogía en la subjetividad occidental que en estos tiempos es heredada, maquinizada y actualizada por los dispositivos de las pantallas y la mediósfera. “Estos fenómenos hacen que lo que es inherentemente nuestro, como el tiempo de la vida se nos vuelva ajeno. Estamos siempre en deuda con algo y eso está siendo organizado por la esfera de los medios de comunicación”, puntualizó el autor.
¿En qué consisten las operaciones concretas que se fuerzan al vivir en el ambiente cuya clave son las pantallas? ¿Cómo hablamos, cómo miramos, cómo sentimos? ¿Qué operaciones concretas dan forma al bicho humano de este tiempo apantallado?. Estos son algunos de los interrogantes que Valle se plantea a lo largo de “Jamás tan cerca”.
La portada del libro. Gentileza Planeta
Celulares como rosarios
Si bien las pantallas de los teléfonos celulares actualiza y heredan tendencias que son antiguas, al mismo tiempo, hay que señalar que se trata de un fenómeno muy nuevo en términos históricos. En quince años ese aparato técnico que es el celular se multiplicó como ningún otro en toda la historia humana, en términos de rapidez y extensión. Eso homogeneizó gestualidades masivas. Hoy hay miles de millones de personas repitiendo los mismos gestos, aun con contenidos llenos de diferencias. Pero esos aparatitos se extendieron tan rápido porque cayeron en una forma subjetiva que estaba preparada para ellos”, manifestó Valle.
Esa expansión veloz de los celulares se explica en el hecho de que vinieron a catalizar y aumentar modos de la subjetividad que ya se venían forjando desde hacía tiempo. “Me gusta comparar el celular con el rosario católico. Es un objeto que tocamos para quedarnos tranquilos. Lo agarramos, a veces, incluso sin abrirlo. Es como aferrarse a un objeto que nos certifica que estamos y existimos en tanto tenemos conexión con el más allá de nuestra época presuntamente laica”, afirmó el ensayista. Y alertó: “los dispositivos ofrecen todo el tiempo aplicaciones para calmarnos cuando más bien son máquinas de fomentar la ansiedad, la depresión, el miedo y el pánico”.
Ir a dormir debiendo
¿Qué tipo de subjetividad se crea, entonces a partir de la mediósfera? Ante esa pregunta que a la cual se vuelve muchas veces en el “Jamás tan cerca”, Valle no ofrece una respuesta exhaustiva. Más bien intenta abrir un campo posible de investigación. “Sí propongo y señalo rasgos de ese tipo de sujeto. Por ejemplo, como decía antes, es un sujeto que tiende a vivir la vida y las cosas con la premisa apática de que todo es un medio, lo cual deprecia el presente. Por eso, este sujeto contemporáneo puede perder sensibilidad respecto a su estado afectivo”, manifestó.
En la descripción que hace Valle de la subjetividad gestada en la mediósfera sobrevuela todo el tiempo la idea del círculo vicioso. “Es un sujeto endeudado, que vive pagando para dormir debiendo. Nunca termina por la cantidad de solicitudes y demandas presentadas como ofertas de información e imágenes que piden atención”, remarcó.
Agustín Jerónimo Valle, autor del libro. Gentileza Planeta.
Una chance de emancipación
Pero no todo es oscuridad: el actual también es un sujeto con alta capacidad de asociación, combinación, conectividad y velocidad de respuesta. “Toda subjetividad históricamente instituida, formada por dispositivos que le dan forma al bicho humano en cada época, tiene su envés de sombra. Esas características operacionales pueden también dar lugar a movimientos emancipatorios, que pueden organizarse sin estructuras sólidas ni liderazgos establecidos”, cerró.