Hacer vitrales, la magia de jugar todos los días con la luz
Una serie de entrevistas con trabajadores que sobresalen del común denominador, por talento, por experiencia, por unicidad. En esta tercera entrega, el relato de Fabio Huser un vitralista santafesino que arrancó su profesión como hobbie y hoy es reconocido a nivel nacional. Su trabajo fue clave en la refacción de la Casa de la Cultura.
Figuras, diseños, mandalas, conceptos minimalistas. Todos estos elementos viven desde hace unos 1.000 años en los vitrales. Usados generalmente en las ventanas de las iglesias, los vitraux enaltecieron los antiguos edificios de la Europa medieval. En la actualidad, los vidrios coloreados subsisten en los especialistas que aprendieron las diversas técnicas de artesanía. El Litoral entrevistó a Fabio Huser, un artista santafesino que supo arrancar de cero y hoy es reconocido a nivel nacional.
"¿Qué es hacer un vitral?", consultó este medio y el entrevistado no dudó: "Hacer vitrales es jugar con la luz, combinar los elementos: vidrio, plomo y pigmentos. La ductilidad de estos materiales permite hacer cualquier cosa".
Huser se retrotrajo a sus inicios, cuando sus objetivos eran otros. "Mientras estudiaba, otra cosa nada que ver, la carrera de contador público, vi un taller de vitrales y entré a ver qué era; me cautivó un pequeño vitraux. Al curso lo daba una mujer que la tengo siempre en el corazón porque fue la que me abrió la puerta en este mundo", contó.
En ese sentido, el entrevistado resaltó: "La dificultad cuando uno hace lo que le gusta se hace un poquito más leve, pero fue bravo. Es construir un oficio de un ámbito que en Santa Fe no había y muy cerrado".
Foto: Pablo Aguirre
Desafíos y crecimiento
"Estoy cumpliendo 20 años de hacer vitrales todos los días", exalta Huser al tiempo de recordar que "todo fue un gran desafío y con muchísimas recompensas".
"Me gusta interpretar al cliente, al espacio. Encontrar una comunión entre lo que uno conoce del oficio y lo que puede ofrecer con lo que realmente el cliente quiere", agregó el entrevistado.
Cuando habló estrictamente sobre su trabajo, Huser fue claro: "Es lo que me mantiene vivo todos los días. Crear y tener mi equipo; arranqué solo y ahora tengo siete u ocho personas que me acompañan y me siguen en mis locuras".
Cuando el equipo de El Litoral le pidió que defina el arte de hacer vitrales, el artista lo redujo a un término: "Magia". Y cerró: "Somos unos de los talleres más grande de Argentina en cuanto a la conformación de equipos de trabajo, disciplina, capacidad técnica. Fueron muchos años de trabajar en silencio".
Fabio Huser. Foto: Fernando Nicola
Casa de la Cultura
Una de las obras que dejó el gobierno de Miguel Lifschitz fue la refacción por completo de la Casa de la Cultura, una histórica construcción ubicada en un lugar estratégico de la ciudad de Santa Fe.
En los trabajos de recuperación y puesta en valor, Huser tuvo un rol clave en revivir una docena de aberturas que la casona original tenía con vitrales. "Reconstruí con todos los elementos de la casa una lectura de los vitrales que los atraviesa desde el subsuelo hasta el primer piso en su totalidad, esto significa que la ornamentación quedó homogeneizada en un 100% con diferentes grados de importancia", explicó en los días previos a la reinauguración del edificio en una nota con El Litoral.
Foto: Pablo Aguirre
"El techo tiene todo su peso ornamental, su composición muy marcada, pero los distintos elementos del techo están representados en los demás vitrales", agregó el vitralista.