Gustavo Ocampo y Gonzalo Zentner
Una serie de entrevistas con trabajadores que sobresalen del común denominador, por talento, por experiencia, por unicidad. En esta segunda entrega, el mundo del artista Oscar Pecorari contado en primera persona.
Gustavo Ocampo y Gonzalo Zentner
Una porción del arrabal porteño vive en el puño de un santafesino que trascendió fronteras. Se trata de Oscar Pecorari, o simplemente "Peco" como se lo conoce al fileteador local que supo ganarse a base de esfuerzo y trabajo un lugar destacado dentro de la comunidad. El Litoral visitó el taller del artista y se sumergió en su interesante mundo.
Entrevistas: Gustavo Ocampo - Cámara y edición: Fernando Nicola y Juan Víttori
La historia marca que esta técnica nació en Buenos Aires a fines del XIX, cuando por aquel entonces se decoraban los carros que transportaban alimentos. Con el correr de los años, el estilo porteño pasó a los colectivos y "se exportó" a otras partes del país.
En la ciudad de Santa Fe, uno de los artistas más reconocidos con estos dibujos es "Peco" quien recordó cómo ingresó en este mágico mundo. "Comencé cuando tenía 13 años a pintar letras. Tuve la suerte que un letrista muy reconocido me regaló los primeros pinceles y me enseñó a utilizarlos", arrancó.
Ante la consulta sobre sus inicios, el entrevistado contó: "Empecé pintando y tenía colectivos los fines de semana en el taller sobre calle Sarmiento, desde Salvador del Carril hasta J.M Zuviría. Trabajé para todos".
Y agregó: "He llegado a pintar, y varias veces, dos colectivos por día. Una vez hice tres, desde las 7 de la mañana hasta las 11 de la noche. Al otro día no me podía levantar".
El paso del tiempo se convirtió en el principal enemigo de Peco. "Sufrí mucho cuando se dejó de pintar a los colectivos", reconoció. En ese sentido, el protagonista contó que un problema de salud lo fue llevando de a poco a disminuir su tarea.
"Hace siete años que estoy operado del corazón y desde entonces disminuyó mi trabajo. Dejé de ir a la Costanera y perdí la vidriera, de a poco se fue diluyendo. Hoy por hoy casi no hay trabajos", remarcó.
Pese a esta realidad, Pecorari no baja los brazos. "Uno le pone el alma. Así sea un trabajo de un cartel que diga 'Se Vende' yo trato que no sea la palabra sola, siempre busco un detalle más que no lo pide el interesado", aseguró.
El Puente Colgante, un liso, el río, el fútbol. La identidad de Santa Fe fue retratada por Peco a través de sus cientos de trabajos diseminados en vehículos, mates, carteles o donde se lo convoque.
"Quiero mucho a mi Santa Fe. Si hay algo que yo pueda resaltar de la ciudad para que lo vea un turista y para que esté mejor, lo haré", dijo con el pecho lleno de orgullo.
"Soy defensor con uñas y dientes de Santa Fe afuera", cierra la entrevista un embajador del arte local que supo ganarse un lugar entre los más destacados de los últimos tiempos.
Además de las letras, el fileteado se caracteriza por la predominancia de colores vivos, la marca de sombras y caracteres muy adornados. También por el encierro de cada composición en un marco. Entre los principales objetos utilizados en los diseños se destacan: flores, naves, el sol. el dragón, escenario, manos estrechadas, personajes, cintas, banderas, animales, etc.
Patrimonio de la humanidad
En 2015, la UNESCO declaró al filete porteño como parte del patrimonio cultural inmaterial. "Las imágenes que usa se remontan a la herencia de la ciudad, incorpora elementos sociales y religiosos y actúa como una forma de memoria colectiva", fundamentó en su momento la entidad.