El enigma de Tom Ripley: de la literatura al streaming
El psicópata que Patricia Highsmith creó en la década de 1950, tuvo los rostros de Alain Delon y Matt Damon. Sedujo a varias generaciones de lectores y espectadores. Ahora, es el centro de una serie de ocho episodios disponible en Netflix.
Andrew Scott como Ripley en la flamante seria. Foto: Netflix
“Hubiera podido seguir viviendo con Dickie el resto de su vida, viajando y disfrutando de la vida hasta el fin de sus días. Si aquel día no le hubiera dado por ponerse las ropas de Dickie”. Tom Ripley es uno de los personajes más sugestivos de los delineados por la escritora Patricia Highsmith. Un psicópata que actúa movido por oscuras intenciones, pero que a la vez resulta fascinante. Como suele ocurrir con el mal, que desde tiempos inmemoriales se presenta bajo formas seductoras, pero podridas por dentro, como la fruta prohibida del Paraíso. Como Norman Bates, como Norman Bates, Hannibal Lecter y Patrick Bateman, Ripley ejecuta actos demenciales, pero aún así posee un aura, un carisma, un “talento” que deriva en una sensación incómoda para el que sigue sus tribulaciones: desea que le vaya bien, aún en la conciencia de que se encuentra en un camino errado.
Matt Damon, gran interpretación del personaje de Highsmith en 1999. Foto: Miramax, Paramount Pictures, Mirage Entertainment, Timnick Films
Ripley es un personaje complejo, con una psicología intrigante. En los varios libros que le dedicó desde 1955, Highsmith analiza su forma de pensar y actual y lo muestra como alguien tan perturbador como atractivo. Es hábil, tiene calle y es un manipulador a la altura de Raskólnikov en “Crimen y castigo”. Pero la contracara es que tiene inseguridades y conflictos internos que lo complejizan. A la vez, es moralmente ambiguo. A lo largo de la serie de novelas comete crímenes, pero al mismo tiempo, se interroga sobre sus acciones y sufre. “Una y otra vez, pensaba en lo triste, estúpida, peligrosa e innecesaria que era aquella muerte, y cuán brutalmente injusta para el propio Freddie”.
Alain Delon en "A pleno sol". Foto: Paris-Films Productions, Titanus
Ripley es avezado en el arte del engaño. Logra adaptarse a diferentes situaciones, como una especie de Scherazade en masculino, inventa historias que (como hacía la princesa de las Mil y una noches para dilatar la fatal decisión del rey) convencen a los que lo rodean de que lo que dice es confiable. Incluso, engatusa a la policía de varios países con coartadas imaginarias y vueltas de tuerca imposibles de comprobar. “Sus historias eran buenas porque siempre las imaginaba intensamente, tanto que él mismo llegaba a creérselas”. Aunque Ripley es un criminal, Highsmith retrata su estilo de vida de una manera atractiva: vive en lugares pintorescos, viaja por Europa y tiene acceso a lujos y comodidades que pueden resultar tentadores para muchos. “París quedó reducido a la fachada de un café, iluminada y con la lluvia cayendo sobre su toldo y sus mesitas, apenas entrevista desde la estación del ferrocarril, como los carteles de las agencias de viajes”.
Dennis Hopper en "El amigo americano". Foto: Road Movies Filmproduktion, Les Films du Losange, Westdeutscher Rundfunk (WDR), Bavaria Film, Filmverlag der Autoren, Wim Wenders Productions
La obra de Highsmith sirvió a muchos cineastas, que encontraron en sus novelas, siempre intrigantes, la “arcilla” para construir películas de valía. Alfred Hitchcock en “Pacto siniestro”, Claude Chabrol en “El grito de la lechuza” y Todd Haynes en “Carol” son ejemplos. La saga de Ripley no fue la excepción y despertó interés en artistas de procedencias y preocupaciones de forma y contenido muy diversas, desde René Clement hasta Wim Wenders. Bajo la mirada de estos directores, el complejísimo papel de Tom recayó en actores que le otorgaron, cada uno a su modo, nuevas capas.
Malkovich fue Ripley en 2002. Foto: Fine Line Features
De Alain Delon a Netflix
Alain Delon lo encarnó en “Plein Soleil” de 1960. Tan intensa fue su composición que dejó la vara alta, pero Dennis Hopper logró estar a la altura de las circunstancias en “The American Friend” (1977), una adaptación de la novela “El juego de Ripley”, donde el personaje no se llama Ripley pero está claramente inspirado en él. Matt Damon, bajo la conducción de un inspirado Anthony Minghella lo encarnó en 1999 y lo hizo en forma sutil y cuidada, poniendo énfasis en los conflictos internos de Tom. Posee varias escenas memorables, una de ellas ambientada en un club de jazz. A John Malkovich le tocó, en 2002, ponerle el cuerpo a una versión más madura y cínica de la criatura de Highsmith, mientras que en 2005 el menos conocido Barry Pepper prestó su rostro para “Ripley Under Ground”, sin aportar demasiado.
Ahora, Tom Ripley se adaptó a las tendencias que marcan estos tiempos en los cuales las plataformas de streaming luchan de forma encarnizada por captar la atención de los usuarios. Y es el protagonista de una nueva serie en Netflix, de ocho episodios, que toma como base toda la serie de novelas de Patricia Highsmith. A diferencia de las películas, donde los guionistas eligen una u otra de las cinco que le dedicó la escritora. Andrew Scott tiene a cargo el papel principal y está secundado por Johnny Flynn como Dickie Greenleaf y Dakota Fanning. Obtuvo en pocos días buena repercusión. Diego Batlle, por ejemplo, escribió que “la serie se dedica a construir una estética envolvente que por momentos remite al cine de Orson Welles y en otros, al de Alfred Hitchcock”.
Fotograma de "Ripley". Foto: Netflix
La fascinación que ejerce Ripley no caducó. Pasó de la literatura al cine y ahora a las plataformas de streaming y su aura enigmática y seductora sigue hallando público seguidor. Continúa desafiando las expectativas de nuevas generaciones porque, como señala la autora en “El talento de Mr. Ripley”, “la versatilidad era lo suyo, y el mundo era muy ancho”.
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