“Leña menuda” es la nueva novela de la escritora española Marta Barrio, que le valió el Premio Tusquets. Cuenta la experiencia de una mujer cuya maternidad se ve insospechadamente frustrada y describe sus esfuerzos para sobreponerse. A la vez que intenta desmontar la construcción social establecida respecto al rol de la madre.
Gentileza Pierre Alain de Oliveira Castro Intenté que la novela, sin perder una unidad temática que es lo que le da sentido, tuviera cabida para digresiones que aportan nuevas miradas , afirma la autora.
“Leña menuda”, el nuevo trabajo literario de la escritora española Marta Barrio obtuvo el XVII Premio Tusquets Editores de Novela 2021. Sin eludir la controversia y con el propósito de desmontar ciertos comportamientos sociales, Barrio alude a temáticas como la maternidad, el aborto, los miedos, el desconsuelo y la reconstrucción de la esperanza. Lo hace a través del relato en primera persona de una joven que vive con ilusión su embarazo, hasta que tras una serie de eventos inesperados aparece algo raro en las ecografías, lo que hace derivar la historia hacia el terreno de la pérdida prematura, y la necesidad de sobreponerse. Como afirma la propia autora en un tramo de la entrevista concedida a este medio: “Es un intento de acercarse a la experiencia corporal y mental que supone para una mujer pasar por todo eso”.
Gentileza Tusquets D.R
Foto: Gentileza Tusquets
-A partir del núcleo central de “Leña menuda”, es posible reflexionar sobre un amplio abanico de temas que poseen enorme vigencia y que además son universales. ¿Cómo llegaste al argumento?
-Me interesaba mucho la mirada de una narradora que fuera una mujer embarazada. Me parecía que era algo que no se había hecho tanto en literatura y que ahí había un espacio para la creación. Es un cuerpo en transformación pero también un sujeto en camino a un nuevo estatus. En esta sociedad que te considera una niña hasta que cumples cincuenta años, esta cuestión de ser madre te hace pasar de la infantilización a la responsabilidad. Es un proceso que me parecía interesante a nivel mental. En una sociedad que ha perdido los ritos de paso, este es uno de los pocos cambios biológicos que te convierten en otra cosa. Como el gusano de seda que pasa a ser mariposa, pasas de ser un sujeto infantilizado a una persona que tiene a otro a su cargo. También me interesaba describir la transformación corporal y toda la cuestión de la embarazada feliz, que siempre me ha cabreado mucho. Eso de las mujeres madres idealizadas, en estado de dulce espera. Luego me despertó interés el tema de los miedos. Eso de tener algo adentro que se transforma. Todo eso parecía muy rico para la literatura. Me llevaba a sitios más poéticos que narrativos, pero la novela es un género tan amplio que los puede abarcar a todos. Esta novela es lírica pero también muy ensayística.
Miedos, incredulidad, decisiones
-Hay una especie de contrapunto interesante en la novela entre esa primera parte donde se analiza meticulosamente el tema de la maternidad y esa otra donde se toca un tema aborto, que es eje de debates que siempre están en agenda, sin encontrar puntos de encuentro ¿Hay allí una idea de generar cambios sociales desde la literatura?
-Hace dos años, una amiga me contó un secreto sobre eso. Mi reacción fue: “No puede ser que te haya pasado eso y que siga así”. Esta incredulidad fue la que motivó la escritura. Pensé: “Esto se lo tengo que contar a mucha gente para que lo sepa”. Creo que es importante tener este debate. Esto también nació de una noticia periodística sobre un niño que se llamaba Rodrigo que nació al sur de Lisboa y a la madre no se le comunicó en ninguna de las ecografías que el niño no tendría ni ojos ni nariz y que le faltaría parte del cráneo. La madre presentó una denuncia por negligencia contra el obstetra de la clínica privada. Este caso tuvo mucha repercusión mediática y se descubrió que el Colegio de Médicos llevaba ya doce reclamaciones contra ese doctor, sin que hubiera habido consecuencias para su carrera profesional. Madres que habían tenido niños con graves malformaciones. A este le faltaban los ojos, la nariz y parte del cerebro, con poquísima esperanza de vida. ¿Qué necesidad tienes, como madre, de parir un niño sin ojos ni nariz cuando te lo podrían haber dicho antes? En ese momento yo ya tenía una niña de un año y me impactó muchísimo esta noticia. La junté con otra historia de una mujer francesa embarazada de seis meses atacada por una jauría de perros. Esas dos cosas eran miedos que yo tenía cuando estaba embarazada que le sucedieron a personas en el mismo momento en que me estaba descubriendo como madre.
-La novela es que se pone el debate sobre el tema, más allá de la postura de cada lector.
-Lo necesario es tener la información. Lo que me parecía terrible en el caso que mencioné es que la mujer lo haya descubierto en el parto.
Gentileza de la autora D.R
Foto: Gentileza de la autora
Diversidad de referencias
-Sin perder nunca el eje y sin dejar de mantener en vilo al lector respecto a las decisiones que irán tomando los personajes, hay a lo largo de toda la novela un montón de acotaciones que van para diversos lugares (referencias al cine (María Antonieta, Independence Day) Chernobil, Frida Kahlo, los criovolcanes, a maternidad trágica de Mary Shelley mitología griega, Lorca) y que enriquecen enormemente el mundo interior del personaje principal. ¿Cómo fueron apareciendo?
-Me preguntaron una vez si tomó notas de los libros que voy leyendo. No. Hay imágenes que, de algún modo, me han quedado grabadas. Respecto a Chernobil, cuando leí el libro de Svetlana Alexiévich, me quedé con la imágen de la mujer a quien su hija le dice: “Voy a tener un niño radiactivo, con problemas y lo voy a querer igual”. Me quedó muy grabada. Cuando mi amiga me contó su secreto pensé: “Ésto no lo he leído nunca”, pero luego recordé que ya estaba en Lorca. Es verdad que no con estas circunstancias. Anna Starobinets acaba de publicar un libro con su propia experiencia sobre esto, aunque en su caso es al revés, porque en Rusia las obligan a abortar cuando es un embarazo de riesgo, en España no. Hay una diferencia importante, pero ella consiguió que cambie la ley en su país.
Cambiar los arquetipos
-Pese a que narra una historia trágica y desgarradora, en cierto modo tu novela tiene un final feliz, porque la protagonista ha tomado su propia decisión y se hace cargo de ella.
-Me parecía muy interesante representar lo doméstico y el cuerpo para conquistar o resignificar la intimidad. Muchas veces nos buscamos en otras novelas, en otros libros o en otras vidas pero no siempre nos encontramos en el canon. Entonces, que haya cabida a cierto tipo de historias es un destape para mundos tradicionalmente silenciados. De hecho, lo que me ha pasado con este libro es que todo el mundo tiene historias como esta en su familia. Tengo casos de amigas cercanas que me han dicho: “He tenido ocho abortos”. Es mi amiga y yo no lo sabía. O una mujer con la que trabajé durante doce años y me contó que había dado a luz a gemelos muertos. Tampoco lo sabía.
Un salto de fe
En septiembre de 2021, un jurado integrado por Almudena Grandes, en calidad de presidenta, Antonio Orejudo, Eva Cosculluela, Bárbara Blasco, ganadora de la anterior convocatoria, y Juan Cerezo, en representación de la editorial, otorgó a “Leña menuda” el XVII Premio Tusquets Editores de Novela. Para la autora, el galardón fue muy significativo, más allá del fallecimiento de Almudena, el pasado 27 de noviembre. “Es una referente absoluta de las letras españolas. Como el ganador del concurso al año siguiente participa en el jurado, me hacía muchísima ilusión poder estar con ella. Es un espacio imposible de llenar. Por otra parte, el premio fue una tremenda alegría y me da mucha seguridad para dar ese salto de fe que supone la escritura”, finalizó.