Los clásicos "menores" de Disney que vale la pena volver a revisar
El peso de las obras más taquilleras de la usina de dibujos animados, que acaba de presentar “Encanto”, inspirada en la cultura colombiana, condenó a cierto olvido a una serie de obras que también poseen interés, por sus recursos visuales y su contenido. Un repaso por el grupo de filmes relegados que también forman parte del “maravilloso mundo de Disney”.
Disney Los tres caballeros , la película de 1944 con la que Walt Disney volvió la mirada hacia América Latina.
Desde “Blancanieves y los siete enanitos”, Walt Disney Pictures (Disney a secas desde hace una década) produjo largometrajes míticos de la historia de la animación. “Pinocho”, “Bambi” y “Dumbo” en los ‘40; “Cenicienta”, “La dama y el vagabundo” y “La bella durmiente” en los ‘50; “La noche de las narices frías”, “La espada en la piedra” y “El libro de la selva”, en los ‘60. Y, tras un par de décadas de vacilación, volvió a la carga a partir de los ‘90 con “La bella y la bestia” (primer film animado de la historia que llegó a competir por el Oscar en la categoría de Mejor Película del año), “El rey león”, “Aladdin”, “Pocahontas”, “La princesa y el sapo”, “Enredados”, “Frozen”, “Zootopia”, “Moana” y “Encanto”, la última creación de la factoría, que se presentó el pasado jueves con una historia inspirada en la cultura colombiana y con ecos del realismo mágico de Gabriel García Márquez.
Sin embargo, a la par de estas obras que lograron calar profundamente en el público de todo el planeta, Disney también realizó otros intentos por atraer a un público siempre heterogéneo, cambiante y disperso, que quedaron sumidos en cierto olvido, a veces con justicia, otras inmerecidamente. En especial estos productos datan de las décadas de 1970 y 1980, cuando el estudio entró en lo que se considera su “etapa oscura” hasta que logró reinventarse a partir de “La sirenita”. Pero también del segundo lustro de los ‘40, momento en que el estudio se vio obligado, por la dura situación posterior a la Segunda Guerra Mundial, a modificar algunas pautas de producción. En las líneas que siguen, va un recorrido por los clásicos menos de los creadores de Mickey Mouse, a los que siempre cabe retornar.
“Los tres caballeros” (1944): una de las primeras veces que Walt Disney volvió la mirada hacia América Latina fue en 1940, cuando introdujo al personaje de José Carioca. Cuatro años después, sobre el final de la Segunda Guerra Mundial, agregó al gallo Panchito (personaje mexicano basado en estereotipos en ese entonces fuertemente arraigados) y presentó este film en el cual ambos personajes acompañan al pato Donald en una aventura que intentaba proyectar una premisa de amistad entre los pueblos. Fue, además, uno de los primeros intentos en combinar personajes animados con otros de carne y hueso, en escenarios también reales, como Acapulco. Aparecen estrellas de la época como la cantante brasileña Aurora Miranda y la bailarina mexicana Carmen Molina.
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Foto: Disney
“Ritmo y melodía” (1948): Sobre fines de la década, Disney presentó su décima película. En medio de las dificultades económicas derivadas sobre todo de una Europa en reconstrucción tras el conflicto bélico que se extendió entre 1939 y 1945, el estudio eligió el formato de “película paquete”, o sea una especie de antología de pequeños cortometrajes sin un hilo argumental en común, salvo en este caso de la música, con fuerte impronta del folclore norteamericano. Aunque es irregular, contiene dos segmentos muy bien realizados: “Échale la culpa a la samba” que tiene como protagonista al Pato Donald y “Roy Rogers y la historia de Pecos Bill”, una pequeña joyita del universo Disney de esos tiempos.
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Foto: Disney
“Las aventuras de Ichabod y el señor Sapo” (1949): Fue el último proyecto antes de “Cenicienta”, que marcaría el inicio de una etapa dorada para el estudio que se extendería hasta la muerte de Walt Disney. Los realizadores se basaron en dos clásicos literarios “La leyenda de Sleepy Hollow”, famoso cuento de terror escrito por Washington Irving a principios del siglo XIX y “El viento en los sauces”, novela del escocés Kenneth Grahame. Continúa la tradición de película dividida en segmentos sin relación entre sí, pero la reelaboración del relato de Irving está muy bien lograda, en especial por el equilibrio entre las escenas divertidas protagonizadas por Ichabod Crane y las más oscuras en las que interviene el jinete sin cabeza.
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Foto: Disney
“El Zorro y el sabueso” (1981): Tras el consuelo pasajero de “Bernardo y Bianca”, que resultó un éxito de taquilla en los 70’ y renovó ciertas expectativas respecto al rol de Disney tras la muerte de su fundador en diciembre 1966, este film supuso un retroceso. La historia de la amistad entre un zorro y un perro de caza puesta a prueba por los condicionamientos del entorno, aparecía en un principio como una metáfora interesante. Sin embargo, la falta de innovaciones y el poco aliciente para el público adulto (uno de los sellos de Disney era la capacidad para persuadir, justamente, a grandes y chicos) derivó en una recepción fría.
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“Policías y ratones” (1986): este trabajo, basado en la novela infantil “Basil of Baker Street” de Eve Titus, fue el intento ochentoso de Disney por hacerse eco de Sherlock Holmes, el legendario detective creado por Arthur Conan Doyle en la Inglaterra victoriana. Ubicada justamente en la etapa final de ese período histórico, narra el enfrentamiento entre Basil (el Holmes del mundo de los ratones) con enemigo, el profesor Ratigan. ¿Qué le impidió alcanzar el estatus de clásico de Disney? Principalmente el sombrío argumento, que llegó al punto de despertar la protesta de algunos padres en el momento de su estreno. Recién su posterior paso a la televisión le permitió mejorar su difusión.
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Foto: Disney
“Oliver & Company” (1988): sobre finales de la década, poco antes de la llegada de esa bisagra que fue para la factoría de dibujos animados más famosa del mundo “La sirenita”, George Scribner dirigió esta adaptación animada (extremadamente libre) de “Oliver Twist”, la clásica obra de Charles Dickens. De la Inglaterra decimonónica, la acción pasa a la Nueva York de los ‘80, donde un gatito huérfano intenta sobrevivir junto a una pandilla y luego deberá rescatar a su benefactora, Jenny, de las garras de un villano. El mayor inconveniente del film es que carece de la chispa, el sello de la filmografía Disney. Como señaló en su momento la crítica Patricia Wilson, la película tiene momentos encantadores, pero “no tiene el encanto clásico de Disney que funciona para todas las edades”.