En diálogo con El Litoral, Lula Bertoldi repasó la creación del nuevo videoclip de Eruca, que la tiene como protagonista, junto a una animación de Estrellita Caracol (ilustradora de los videoclips de Canticuénticos). También repasó la actualidad de la industria del espectáculo durante la pandemia.
Gentileza producción Bertoldi en la coreografía que creó junto a Yosy Machado, filmada por Agustina Tafet.
“Ojalá que la próxima sea en un show y con un fernet en la mano”. La que reflexiona así en cuarentena es Luisina Bertoldi Festa, más conocida como Lula Bertoldi: la sunchalense no agarró la tonada en sus largos años cordobeses, pero sí el gusto por el aperitivo italiano en su combinación con la gaseosa de cola.
Es que el motivo de la charla a la distancia (mientras conecta a su hijo Julián por Zoom con sus amigos del jardín) es el estreno de “Carapazón”, videoclip de la canción incluida que está “Seremos Primavera”; este es el sexto disco de estudio de Eruca.
Con idea de la banda y dirigido por Agustina Tafet (Pulpa Films), contó con la coreografía de Bertoldi junto a Yosy Machado. En el “segmento de fantasía”, el arte y las ilustraciones fueron realizadas por Estrellita Caracol (Natalia Spadaro) y la animación estuvo a cargo de María Celeste Teglia (autoras de los videoclips de Canticuénticos).
Sobre todo esto, y la situación en la que se encuentran como músicos y trabajadores de la cultura, El Litoral dialogó (sin fernet de por medio) con la polifacética artista.
Del otro lado
—¿Por qué lo eligieron como tercer corte luego de “Creo” y “Seis”?
—Porque nos gusta mucho la canción: creo que evidencia mucho el momento que es “Seremos Primavera” para nosotros como banda. Se hace clara la diferencia con los otros discos. Es un tema que nos encanta, nos gusta mucho. En los vivos la gente lo recibió muy bien, lo canta; es uno de los que más covers suben al Instagram, cantándolo con la guitarra.
Es muy lindo cuando una canción hace que puedas llegar a otro tipo de público que quizás antes no te hubiera escuchado y te empieza a prestar atención por otro tipo de canción. Es hermoso, en un punto se cumple eso de que la música no tenga barreras, que podamos comunicarnos con otro tipo de público que tal vez no escuchan rock habitualmente, o música tal vez más intensa como lo era “Barro y fauna”, el disco anterior. Al bajar los decibeles la gente se conecta desde otro lugar con las canciones.
—Desde la parte musical es una muestra clara de este viaje que encararon, incluso experimental desde lo tímbrico; desde la letra refleja este momento en que los tres ya tienen hijos.
—Sí, más que nada es una profundización sobre una búsqueda musical que en todos los discos está un poquito; en este es profundizó en todo el disco. En “Barro y fauna” hay temas como “Pulso”, que ya van rozando esa tonalidades, una apertura de ventana a eso que se venía. O “Huellas digitales”, donde hicimos una transversalidad muy grande con otras sonoridades. En este nos animamos a hacer el salto completo: “A ver qué pasa si en un disco nos animamos a pasar del otro lado, ¿cómo sería la banda?”.
Para nosotros fue una experiencia este disco, muy intensa esa búsqueda que hicimos sonoramente, compositivamente; se transitó distinto. Para obtener resultados diferentes hay que emplear métodos diferentes. En este caso encaramos un método diferente de composición: encerrarnos en un estudio por cuatro meses a grabarnos, mezclarnos y producirnos los tres solos, a ver qué salía. Y salió esto.
Lo hicimos en Buenos Aires, en El Mejor Estudio (así se llama): es como una casa, está buenísimo; nos pasamos cuatro meses yendo todos los días, y fue muy interesante estar “conviviendo”, íbamos seis horas por día como si fuéramos a la oficina. Había días más productivos, otros que la pasamos tomando mate: por ahí la creatividad no es que todos los días es un desborde. Hay días intensos, otros donde necesitás canalizar otras cosas.
En el medio transcurriendo el embarazo de la pareja de Gaby (Pedernera), eso nos atravesó mucho. Si bien con Brenda (Martin) ya éramos madres hacía cuatro años este nos atravesó desde otro lugar: transitar una paternidad desde el lugar de acompañar a un amigo de toda la vida que quería ser padre hace mucho tiempo y le llegaba este momento y lo movía emocionalmente.
—Era el que venía “invicto” de los tres.
—(Risas). Sí, el último que tuvo, y todo eso llevó a una composición diferente. “Seis” es un tema de Gaby; en ningún disco había compuesto, acá hay dos; “Seis” es muy distinto, muy emocionante; habla sobre esperar, aprender, desear mucho algo, tiene que ver con lo que él estaba atravesando.
—Poder disponer del estudio sin la ficha de taxi cayendo es una ventaja.
—Totalmente, eso es una libertad muy grande. Sony es un asociado que nos da mucha libertad a la hora de hacer lo que se nos ocurra. “Se nos ocurrió hacer un disco en Los Ángeles”, bancaron la locura y salió “Barro y fauna”. “Tenemos ganas de encerrarnos cuatro meses en un estudio”, “bueno, vayan”. Tener ese aliado cerca es muy importante, porque te da libertad artística: se te ocurre algo y que alguien te ponga la espalda no es poco, en estas épocas donde la música como la nuestra (que no es súper mainstream) necesita que la banquen. Este disco podría haberse hecho de otra forma, menos cómoda, o no hubiéramos obtenido este resultado, haciéndolo en la sala.
Mundo visual
—¿Cómo surgió la idea del video? Es el primero donde estás sola, realizando una performance dancística.
—Es una idea original de la banda. Por suerte en estos últimos dos videos con Agustina Tafet, que permite mucho la coproducción artística: nos deja que nos expresemos y ella lo puede bajar, se puede trabajar en equipo; no te está diciendo cómo es tu propio video. En este disco decidimos tomar mucho las riendas estéticas de todo: queremos armar nuestros videos, hacer un montón de cosas que no es que veníamos haciendo (estamos encima de todo); pero antes por ahí nos juntábamos con algún director si tenía alguna idea visual. Acá fuimos con las ideas: “Queremos hacer esto, acá tenés el guión”.
Así hicimos los tres videos de “Seremos Primavera”; “Creo” también, que fue el primero: todo eso que se ve es bastante coreográfico (hay planos secuencia, movimiento de cámaras), lo armamos nosotros tres, y el director Agustín Núñez nos ayudó a bajarlo técnicamente. Ahí también estuvo Yosy Machado, la coreógrafa con la que trabajamos “Carapazón”.
En este caso era muy difícil que lo interprete otra persona que no sea yo. Pero no porque yo sepa bailar, sino porque había un tema de expresividad y de plasticidad que no tenía que ser ni perfecto ni con una coreografía espectacular, sino algo muy sincero, muy honesto, muy despojado y muy natural. Tiene errores como la maternidad: es como uno puede hacerlo, pero uno le pone el amor amor para hacerlo de la mejor forma. Estás siempre cayéndote y levantándote de golpes. No es pretencioso, sino decir: “Esto somos, estamos acá al natural”.
—¿Venías haciendo algún training en alguna disciplina escénica?
—Estudié baile de chica, pero muchísimos años sin hacerlo. Siempre hice actividad física, me gusta bailar, pero no estudié baile ni expresión corporal, es todo muy sentido. La coreografía la armamos con la coreógrafa, le dije: “Quiero que pase esto en el video, que hablemos de esto y esto con el cuerpo”. En un par de semanas lo ensayamos, lo filmamos para armar la coreografía con la cámara. Hicimos muchas pasadas hasta que quedó como lo imaginábamos.
—¿Y a nivel exigencia física?
—Fueron 12 horas de rodaje donde tuve que hacer la coreografía millones de veces, y a la noche terminé medio cansada, siempre con la coreógrafa que me ayudaba a elongar. Pero los pasos son simples, más que nada expresivos.
—¿Cómo surgió el trabajo con Estrellita y Celeste?
—Hay un momento del video que es una parte musical, la sonoridad es muy lúdica: sin ver ninguna imagen es como un momento de ensueño, de fantasía. En el video tenía que ir a otra cosa. Y se nos ocurrió que el guiño más acertado para este mundo infantil que teníamos en la cabeza, que tiene que ver con nuestros hijos era Canticuénticos: es algo que vamos a ver seguido, que nos encanta; los conocemos a ellos y nos gusta mucho el mensaje.
Dijimos: “¿Por qué no la llamamos a Estrellita que se va a recopar?”. Enseguida dijo que sí, le encantó la idea. Quedó súper coherente la idea con la animación, donde yo también me meto en ese mundo. Me da gracia porque es una animación de niños donde hay una persona con tatuajes. Me pareció muy genial: “Vengo con todo esto que traigo, pero me sumerjo en este mundo porque quiero estar cerca de mi hijo”.
—Canticuénticos participa de ese mundo sin negar que son adultos, y desde allí le hablan a los niños.
—Totalmente. Son unos colegas a los que admiramos mucho, no sólo por los mensajes (que nos parecen acertadísimos) sino por la sensibilidad musical y por tratar a los niños como lo que son: personas que ya desarrollan conceptos y pueden entender el mundo de una forma muy especial. Siento que son de esos artistas infantiles que no tratan a los niños como tontos, que no necesitan un contenido berreta. Tienen un concepto de calidad que es profundo, que tiene muchas capas. Y tienen un marco social, histórico cultural que tiene que ver con un montón de luchas con las que nos sentimos identificados. Más todavía nos dan ganas de estar cerca de ellos, que nuestros hijos estén cerca de este mundo.
Pausa global
—Postergaron el lanzamiento, sacaron versiones hogareñas: primero “Por quienes vendrán” , ahora salió “Hoy”; en ambas participa Julián como extra...
—Sí, él está siempre dando vueltas (risas), siempre se copa.
—¿Cómo surgió esa necesidad de salir con algo más urgente en este contexto?
—Por ver lo que estaba pasando. Sentíamos que si nos poníamos a lanzar el video no iba a tener la llegada a la gente que queríamos, porque la gente y nosotros estábamos en un momento de caos, de entender esto nuevo; de la ansiedad y la angustia por estar encerrados. Tampoco uno quiere ser un desubicado o un oportunista. Entonces decidimos colaborar con un mensaje desde la música, desde lo que sabemos hacer al “Quedate en casa”. Estuvimos tocando cada uno desde su casa, pero queríamos estar tocando juntos.
Cuando estuvo todo más asentado y todos entendimos más la situación, nos concentramos en actividades como home office, estudiar, hacer música, estar con nuestros hijos, pensamos que podía ser un bien momento para lanzar el video que teníamos postergado desde hacía dos semanas.
—¿Qué habían empezado a planificar para este año y qué piensan que se puede llegar a dar?
—Obviamente teníamos una agenda súper intensa de presentación de disco por todo el país, teníamos 15 shows en el sur; teníamos planes de ir en mayo a España, en unos días se va a anunciar que se posterga: está todo muy complicado allá. Y también no da: es como un momento en el que nadie se está imaginando salir del país o entrar a otro, no tiene cordura. Tampoco están dadas las condiciones en ningún lado para generar ningún tipo de evento público (el Luna Park de julio también está en pausa). Este año se irá viendo día a día cómo transcurre.
—¿Cómo se vive el día a día?
—Es una pausa mundial no lo vivió nadie, alguno que haya vivido la Guerra Mundial, que ni siquiera es igual. Afecta a todos los países y a todas las economías. Y a diferencia de una guerra encuentra a la humanidad de alguna forma unida por un enemigo común que es invisible. Estamos todos compartiendo el sentimiento de que tenemos que combatirlo como humanidad, juntos.
Todos los días la idea es no alterarse, porque esto genera muchísima ansiedad. Nuestra actividad está en crisis, porque afectó muchísimo al sector, y lo seguirá haciendo por el resto del año. Económicamente es tremendo: no podemos salir a tocar, que es nuestra fuente de ingresos, y de toda la gente que está alrededor de los espectáculos y los deportes. Por eso tenemos que guardar la calma.
Es el momento en el que la solidaridad y la empatía tienen que estar por encima de todas las listas. Al final caemos en cuenta de que estamos viviendo la caída de muchos sistemas, de muchas estructuras de pensamiento, cosas que la humanidad viene acarreando desde hace mucho tiempo y son muy dañinas. No es casual que los niveles de contaminación bajaron abruptamente, que la gente se está conectando desde otro lugar con sus hijos. En esta era de capitalismo consumista, donde vivís pasado de vuelta laburando el quíntuple para comprar cosas que consumimos porque nos bombardean con publicidad y no porque las necesitamos, hoy empezamos a tener otra mirada sobre nuestra vida. Está bueno que nos preguntemos como humanidad qué estamos haciendo.