Lunes 20.5.2019
/Última actualización 12:31
Airbag se encuentra en pleno proceso de grabación de nuevas canciones y mientras hacen los últimos aprestos dentro del estudio, el trío conformado por Patricio, Guido y Gastón Sardelli se toman un respiro para tocar en vivo en Santa Fe en un show que promete muchas sorpresas. El encuentro será el viernes 24 de mayo desde las 21 en Tribus Club de Arte (República de Siria 3572) .
Antes del desembarco, Patricio (voz y guitarra) compartió con El Litoral sus impresiones sobre el cierre de una etapa, las expectativas de las que se abren y su visión del propio esfuerzo.
—Ahora que cerró la etapa de “Mentira la verdad”, ¿cómo evaluás el proceso de haberlo hecho y defendido acá y en el exterior?
—Es un disco que queremos mucho, y que nos llevó por muchos lados, tanto físicamente como en proyectos. Así que es difícil decir “entramos a grabar”, por eso nos estamos tomando un tiempo. A grabar empezamos el año pasado, y ahora estamos terminando, “Mentira la verdad” tuvo su gran despedida y la estamos disfrutando de esa manera, sin ningún apuro. Simplemente la necesidad de tocar canciones nuevas y presentar algo nuevo que tenernos ganas de contar, mostrar una historia diferente, como es la del disco que estamos terminando. Creo que fue un lindo paso y ahora estamos con una nueva apuesta.
—¿Para dónde va el nuevo material?
—Somos una banda muy bipolar, los discos son muy diferentes, que cuando estamos tocando en vivo suenan muy homogéneos. En el vivo se encuentran todos los discos, y conviven perfectamente, pero cuando escuchás los discos por separado realmente hay discos muy distintos. Eso para mí es fundamental, nos divierte mucho saber que podemos hacer distintos estilos tranquilamente, sin tener que mantener una postura o una bandera de “yo vendo tal cosa”.
Con este disco pasa lo mismo: tanto las letras como la parte musical viajan por distintos lugares, las canciones son muy distintas, con un hilo conductor que es la idea y la historia que estaríamos contando. Pero es fundamental pasar por distintos estadíos y sentimientos, y momentos dentro de un disco.
—Dijeron que iba a ser variado y largo, comparado con los de esta época.
—Sí, estamos en una época de singles. El disco quedó muy relegado: lo que se suele hacer es sacar singles, y de golpe tenés cinco singles en la calle y presentás el álbum de esa forma. A nosotros nos gusta el hecho de poder sacar una obra completa y poder defenderla: contás un concepto y te arriesgás de otra manera. Ese es el disco que grabamos y lo vamos a tocar por dos años, ese es más o menos el plan.
—Sacaron un par de adelantos, “Como un diamante” y “Así de fácil”. ¿Cómo los eligieron para tenerlos antes terminados?
—Fueron de las primeras canciones que grabamos, y realmente estábamos muy conformes con el sonido y teníamos ganas de tocarlas. Fue el año pasado, habíamos hecho un par de conciertos y se nos venían otros por México y Perú, y queríamos hacer canciones nuevas. Así que “Como un diamante” como adelanto y a fines de noviembre lo mismo pasó con “Así de fácil”. Estábamos en estudio, sonaban muy bien, no pusimos mucho más capricho: filmamos el video y salimos a tocarlas.
—¿Cómo fue el proceso de arrancar a componer hasta ahora?
—El año pasado arrancamos en un estudio y continuamos durante todo el año, estuvimos grabando en Europa, fuimos a componer allá. También grabamos en México y Perú, volvimos y seguimos, y así. En el verano descansamos unos días y después todo febrero lo dedicamos entero para grabar. Está casi terminado, estamos mezclando. Creo que en los próximos días va a estar terminado. Salió con mucha tranquilidad, distintos sonidos del mundo, es muy completo en ese sentido, y muy internacional.
—Una de las cosas que han evolucionado en la banda fue poner más foco en los temas más sociales y políticos. ¿Eso está charlado o se fue dando?
—Somos muy honestos: cuando tenemos ganas de cantar algo de ese estilo lo hacemos, por una necesidad, vemos algo en el mundo que nos está llamando la atención y nos parece incorrecto (o correcto) y lo decimos; no hay un plan. Simplemente vamos componiendo y pasan cosas alrededor tuyo que te van afectando. Es lo que te lleva a escribir determinado tipo de canción. Tratamos que sea algo natural, cada uno va aportando distintos elementos e ideas y le damos para adelante. Simplemente son cosas que nos pasan o que vemos y nos afectan de un lado positivo o negativo y lo volcamos en una canción.
—¿Para dónde apuntan o qué sueñan para la banda en los próximos años?
—Tocar para mí es lo más lindo que hay, subirse a un escenario o a algún lado con una guitarra y poder tocar es algo hermoso; hago todo para ese momento. A veces uno no se da cuenta y el show es el ratito más corto: son dos horas, a veces tres, a veces una: si es un festival tocás menos. Es lo que más disfrutamos, quiero seguir tocando, haciendo discos. Eso me parece fundamental, después todo lo demás que venga bienvenido sea. Como cuando hicimos el ciclo sinfónico: empezamos hace dos años con eso, y de golpe se puso de moda y lo empezó a hacer todo el mundo.
Nosotros fuimos los primeros en hacer con “Cae el sol” los videoclips con estética cinematográfica, sacando un adelanto del video, generando una expectativa. Y como una película, incluso poniendo material que no está en la canción sino agregado para el video. Después lo hicimos con “Bajos instintos”, y ahora lo hacen todos: desde una artista femenina pop a una banda, y me parece que son cosas que nosotros fuimos imponiendo. En ese momento no servía, era contracultural: te pedían que el video dure lo menos posible, porque si no “la gente no lo ve”, “tarda mucho en llegar el estribillo”; cuando queríamos contar una historia como “Cae el sol”, que requería su tiempo, mucho no nos importó, y estuvo bien. A veces está bueno ir contra el sistema, generás una incomodidad distinta que genera un espacio nuevo.
Lo mismo con el sinfónico: la última vez lo había hecho (Gustavo) Cerati, y fue en 2001. Teníamos muchas ganas de eso, especialmente tocar música clásica: a mí me gusta mucho, y queríamos hacer un concierto donde toquemos Beethoven, Mozart, no hacer solamente nuestras canciones. Así que encaramos ese proyecto y lo llevamos al Luna Park: fue tremendo, primero lo hicimos en La Usina del Arte y después en el Luna. Y al año estaba todo el mundo haciendo sinfónicos, desde grupos de cumbia a bandas y cantantes solistas. Veremos qué hacemos en los próximos tiempos.
—Está bueno ir contra el sistema porque ya demasiada gente va a favor.
—En medio de lo que fue el disco anterior fueron teloneros de Guns N’ Roses, una banda que a ustedes les gustó siempre. ¿Cómo lo vivieron?
—Fue algo buenísimo. Encima era algo especial, porque fue la vuelta de los Guns con Slash, con Duff (McKagan). Ellos se separaron en River en el ‘93,fue el último concierto, y era la vuelta de verdad, era acá. La gente estaba muy entusiasmada, fue una noche increíble. Fueron dos noches increíbles, la pasamos muy bien, se cumplió algo que quizás teníamos en la cabeza y sucedió.