Ingrid Alexandra de Noruega no tendrá la gran fiesta de cumpleaños que estaba prevista. Debido a la pandemia, la que un día será reina de los noruegos ha tenido que cancelar la celebración de su 18º cumpleaños para la que se había organizado una cena de gala en el Palacio Real y otra velada organizada por el Gobierno en su honor en la nueva biblioteca Deichmann Bjorvika de Oslo. Ingrid Alexandra de Noruega alcanza la mayoría de edad este 21 de enero y lo hace huyendo de los privilegios de su posición social, quizá gracias a la influencia de su madre, Mette Marit.
La hija de Haakon de Noruega y Mette Marit se ha educado en varios colegios públicos desde que comenzó a ir a la guardería, aunque en 2014, cuando tenía 10 años, sus padres la cambiaron a un colegio privado y carísimo, el Oslo International School, algo que generó cierta controversia entre los miembros del Gobierno noruego. Los príncipes alegaron que, pese a que ellos habían ido a centros públicos, consideraban que para la futura reina sería mejor tener un currículum más internacional con todas las clases en inglés.
En 2019, la princesa cambió de nuevo de escuela y cursó un año en la Uranienborg School, pública y situada en uno de los barrios de moda de la capital noruega, muy cerca del Palacio Real. En 2020, Ingrid Alexandra superaba las pruebas de acceso para ingresar en el instituto público Elvebakken, uno de los mejores colegios de Oslo y con unas complicadas pruebas de acceso. La princesa continuará su preparación preuniversitaria ahí durante dos años más.
La que un día será la segunda reina del país, después de la reina Margarita, que reinó a finales del siglo XIV, nació el 21 de enero de 2004 en el hospital Rikshospitalet de Oslo y un día después fue el entonces primer ministro Magne Bondevik el encargado de anunciar su nombre: Ingrid, nombre común en la realeza escandinava, y Alexandra, en honor al rey Olaf V, su bisabuelo. En abril de ese año fue bautizada en la capilla del Palacio Real de Oslo y tuvo seis padrinos: Harald V de Noruega, su abuelo paterno; Federico de Dinamarca, heredero al trono danés; Victoria de Suecia, heredera al trono sueco; Felipe VI, entonces príncipe de Asturias, su tía Marta Luisa de Noruega y Marit Tjessem, su abuela materna.
Aunque acompaña a su padre a muchos de los actos públicos de la Familia Real noruega, son pocas las veces que la joven princesa ha hablado para los medios de su país. En una entrevista junto a Haakon en 2012, fue preguntada sobre si tenía muchos “sirvientes” en su cargo. La niña contestaba que no y su padre añadía que contaban con gente encantadora que les ayudaba mucho. Con la naturalidad que da ser aún una niña, Ingrid (como le gusta que la llamen), comentaba que a esas personas no les gustaba que los llamaran sirvientes y que ella lo hizo una vez y se enfadaron mucho, por lo que no lo volvería a hacer nunca más.
Una casa con vistas al fiordo
Ingrid sigue viviendo con sus padres y su hermano menor, Sverre Magnus, de 16 años, en la finca Skaugum, un regalo de bodas a los príncipes por parte de los reyes Harald y Sonia de Noruega. Situada en el municipio de Asker, a unos 20 kilómetros de Oslo, cuenta con unos 6.000 metros cuadrados de terreno. Se instalaron ahí en 2003 después de gastarse cuatro millones de euros en la reforma y 750.000 en la decoración. La casa, con vistas al fiordo de Oslo, tiene mil metros construidos en los que hay 140 estancias, entre dormitorios, salones, bibliotecas y salas de juegos, y cuenta con la presencia y seguridad de la Guardia Real las 24 horas del día.
Surf, artes marciales y trabajos de verano
Apasionada de las matemáticas y el arte, la princesa noruega es además una gran deportista, igual que sus padres. Practica esquí y en verano le encanta el surf, pasión que comparte con su hermano mayor, Marius, primer hijo de Mette Marit y que ha preferido mantener un perfil bajo. Cuando sale del colegio, a Ingrid le gusta también practicar kickboxing, una disciplina de origen japonés en la que se mezclan las técnicas del boxeo con las de patadas de algunas artes marciales como el karate y el muay thai.
Siguiendo los pasos de su madre, que de joven -antes de conocer al príncipe noruego- fue camarera para poder costearse sus estudios, el pasado verano, Ingrid trabajó fregando platos en el restaurante italiano Skur 33, en el centro de Oslo. Lamentablemente, a finales de agosto, la princesa se contagió de coronavirus y tuvo que guardar cuarentena hasta el inicio del curso escolar, pero según los medios de su país, no tuvo reparos en ir cada día a trabajar y fregar los platos de los clientes del local como una más.
Pese a que no se llevará a cabo la gran cena de gala en el Palacio Real en su honor, el día antes a su cumpleaños, Ingrid tendrá que cumplir con tres importantes compromisos institucionales, igual que hizo su homóloga holandesa, Amalia hace un par de meses. Este jueves asistió Parlamento noruego (Storting), donde conoció cómo funciona la Asamblea Nacional; para luego ser informada sobre el trabajo del Gobierno y los ministerios en el despacho del Primer Ministro y finalmente visitará el Tribunal Supremo y a la jueza Toril Marie Oie.
Sin duda, uno de los momentos más esperados por los noruegos llegará el mismo día 21. Para celebrar su mayoría de edad, la nieta de Harald y Sonia de Noruega ha concedido una entrevista por primera vez a la cadena pública de televisión NRK1. Vestida con un elegante conjunto negro, Ingrid Alexandra se enfrentará a las preguntas de un periodista desde uno de los salones del palacio de Skaugum, en la que será una de las entrevistas históricas de la monarquía escandinaba. Se emitirá a las 19:40 horas y después la cadena ha programado varios especiales sobre la vida de la joven princesa.
La notoriedad de la joven ha ido en aumento en los últimos años y sobre todo desde que su madre anunció que padecía fibrosis pulmonar, una enfermedad que la ha mantenido alejada de la vida pública un tiempo. Ingrid acompaña a su padre a muchos actos y también lo ha hecho ella sola, como hace unas semanas cuando visitó las bases militares noruegas y saltó al vacío desde lo alto de una torre para simular un salto en paracaídas con la tropa de cazadores y poco después en el norte del país, cuando la vimos vestida de militar y subida a un F-16, un avión cazabombardero. Cabe señalar que cuando sea reina, Ingrid será comandante suprema de las Fuerzas Armadas por lo que en los próximos años recibirá también formación militar