El ilustre intérprete de Chopin que tocó en Santa Fe en 1944
El polaco Jan Smeterlin, considerado uno de los músicos que más veces grabó obras de Frederic Chopin, ofreció un concierto el 13 de septiembre de 1944 en el Cine Colón. En ese mismo escenario, años antes, había estado Arthur Rubinstein. “Su dominio del teclado es extraordinario y su sensibilidad igualmente viva”, destacó en su momento El Litoral, que se hizo eco del destacado evento cultural.
Archivo El Litoral Además de Chopin, Mozart y Brahms, Jan Smeterlin también dedicó parte de su repertorio en el cine Colón de Santa Fe a compositores de fines del siglo XIX y principios del XX como Albéniz, Debussy y Manuel de Falla.
A lo largo de su historia la ciudad de Santa Fe recibió varias visitas ilustres vinculadas con la actividad cultural. En el terreno de la música académica -tal como reflejó El Litoral en este mismo espacio consagrado a la indagación del pasado- tuvo el privilegio de tener al pianista Arthur Rubinstein en dos oportunidades, en el cine Colón (el inmueble donde hoy funciona el centro cultural ATE Casa España). En esa misma sala y gracias a una gestión de la misma institución, Amigos del Arte, los santafesinos tuvieron la posibilidad de escuchar a otro virtuoso hombre del piano como Jan Smeterlin, uno de los más apreciados intérpretes de Frederic Chopin del siglo XX.
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Foto: Archivo El Litoral
El concierto se concretó el 13 de septiembre de 1944. El músico, de origen polaco, llegaba precedido de una fama que había sido convalidada en su actuación en el porteño Teatro Colón. Y mantuvo su altísimo nivel con un repertorio dedicado a Mozart, Brahms, Debussy, Albéniz, de Falla y, obviamente, Chopin. “Su primera interpretación de una Sonata de Mozart permitió apreciar la seguridad de su técnica y su talento comprensivo para imprimir la delicadeza que reclama la obra del genial compositor”, consignó El Litoral en su edición del día siguiente. “Smeterlin se mostró algo aventurado en los ritmos, pero hondamente expresivo en la calidad de sonido, lo que constituye uno de sus mayores méritos”, agregó.
Jan Smeterlin incluyó en lista de composiciones a tocar “Variaciones sobre un tema de Paganini” de Brahms y logró superar -según el cronista de El Litoral- las dificultades que entraña dicha obra. La segunda parte la dedicó a Chopin, de quien está considerado uno de los intérpretes más autorizados. “No desmintió esa fama, revelándose especialmente en la versión de una de las ‘Mazurkas’ menos conocidas de su eminente compatriota, a la que imprimió una emotiva suavidad merced a una pulsación impecable; con idénticos recursos triunfó luego en la traducción de un ‘Vals’ y de la ‘Berceuce’”. Según el periodista que cubrió la velada, el artista fue “pródigo en sus agregados al programa”.
Artista completo
A su vez, en un artículo publicado un día después que el de El Litoral en el El Orden, Amílcar Medina Verna ratifica el valor histórico cultural del concierto. Subraya, especialmente, que el auditorio que ocupó la sala se percató inmediatamente de que, a pesar de la “admirable sencillez de postura y ademanes de que hizo gala el privilegiado intérprete, es un artista completo del teclado”. Y agrega que posee “un mecanismo técnico maravilloso, excepcionalmente equilibrado y es dueño, a la vez, de una sensibilidad honda, purísima, que le permite captar la total belleza subjetiva de las páginas que interpreta”.
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Bailarina
Cómo dato de color, en la misma crónica en la que hace referencia al concierto de Smeterlin, El Litoral realiza el anuncio de una próxima actuación de María Ruanova (1912-1976). La presentación de la bailarina argentina sanjuanina, figura del teatro Colón de Buenos Aires y aclamada en escenarios europeos, finalmente se concretó el 22 de septiembre de 1944. También fue en el cine Colón y a instancias de la asociación Amigos del Arte.
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Una vida musical
Smeterlin, el pianista que se presentó en Santa Fe en aquel final de invierno del 44, había nacido en Bielsko (Polonia) el 7 de febrero de 1892. Bautizado como Hans Schmetterling, cambió ese nombre en 1924 por el que usaría para sus presentaciones artísticas, Jan Smeterlin. Tuvo un contacto precoz con el piano: su primera lección fue cuando apenas tenía apenas 7 años. Luego siguió su formación musical con Theodore Vogel, alumno de órgano de Bruckner.
En su etapa formativa, Smeterlin asistió a conciertos diversos y afirmó que escuchar a los cantantes profundizó “su conciencia del fraseo fluido y la sincronización orgánica”, mientras que escuchar música orquestal le aportó una “apreciación de la textura y el color”.
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Pese a que tuvo algunas presentaciones exitosas, su carrera se estancó en la segunda década del siglo XX debido al contexto internacional, ya que se vio obligado a servir en la caballería polaca durante la Primera Guerra Mundial. Más tarde, hacia 1920, logró actuar en ciudades como Varsovia, Viena, Berlín y París.
En los años venideros, recorrió Europa, América del Norte, América Latina, Java, Australia y Nueva Zelanda. Se instaló en Londres y su casa se convirtió en un punto de reunión para músicos como Arthur Rubinstein (quien también actuó en Santa Fe, en el cine Colón, en dos oportunidades) Edwin Fischer y Artur Schnabel.
Tras su debut en el Carnegie Hall de Nueva York, en 1930, Smeterlin realizó giras regulares por Estados Unidos y vivió un tiempo en ese país. Volvió a Londres poco antes de su muerte el 18 de enero de 1967 a la edad de 74 años.
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Matices personales
El valor del legado de Jan Smeterlin tiene que ver con que grabó más cantidad de música de Frederic Chopin que de cualquier otro compositor, a cuya obra le dio un toque muy particular. A lo largo de su carrera, trabajó para los sellos discográficos Philips, Mace, Allegro, Polydor y RCA Victor.
“En una época que el biógrafo de Chopin y Liszt, Alan Walker, denominó ‘La era del anonimato'. La adherencia al texto está tan arraigada en nuestra cultura musical que muchos intérpretes limitan el rango de expresión en sus lecturas, mientras que unos pocos imponen su personalidad de modo que corra el riesgo de prevalecer sobre el contenido musical. Con un estilo paradójicamente individual y discreto, Jan Smeterlin aportó matices suntuosos y muy personales a su interpretación, evitando incluso un atisbo de ostentación teatral”, señala el sitio The Piano Files.